Malas noticias: Para los emigrantes cada vez es más difícil el cruce de la frontera

El Remesero

La crisis económica en Estados Unidos y mayores medidas de seguridad en las fronteras, han alterado la dinámica de inmigrantes que solían entrar y salir del país, y en consecuencia ha afectado los envíos de dinero a México, una de las fuentes principales de ingreso de dinero del extranjero.

Este acontecimiento ha despertado la preocupación de muchos poblados mexicanos, como Tejaro, una comunidad agrícola de 4,200 habitantes donde los camiones tienen licencias de Nevada o Minnesota.

El número de residentes de esta parte del estado de Michoacán que este año cruzarán la frontera es la mitad de los 8,000 que usualmente hacen el viaje, explica Juan Felipe Ruiz López, un ex obrero indocumentado en Georgia, que ahora atiende asuntos de los inmigrantes para la municipalidad de Tejaro.

“La era de la inmigración ilegal podría terminar debido a los temores que existen”, dice Ruiz.

Muchos residentes de Michoacán continúan intentando cruzar la frontera y los expertos aseguran que la reducción en el número de inmigrantes que viajan al norte podría volver a recuperar su ritmo cuando se recupere la economía de Estados Unidos. Pero los inmigrantes han debido acostumbrarse a las condiciones, optando por permanecer en Estados Unidos para evitar los rigores de volver a entrar nuevamente de manera ilegal.

Muchos inmigrantes señalan que prefieren evitar las dificultades de cruzar la frontera —aparte de las tarifas que cobran los contrabandistas— para enfrentar una situación de inestabilidad en Estados Unidos.

“Es muy difícil cruzar”, dijo José Chávez Oliveros, un trabajador de 32 años que regresó a México luego de ganar $8 la hora trabajando en una fábrica en Nevada.

Chávez dice que ha cruzado la frontera pagando hasta $1,300 a un contrabandista. Algunas personas dicen que han pagado hasta $4,000. Pero aunque su trabajo de $15 al día en México no se compara con un salario en Estados Unidos, Chávez dice que prefiere permanecer en su país por ahora.

Una reducción en el envío de remesas ha provocado que muchas familias en México ajusten sus presupuestos para poder sobrevivir, aparte de que muchos negocios que manejan dólares se han visto afectados.

Eleázar Chávez Ayala afirma que las ventas en la ferretería de su familia en Tejaro han bajado a la mitad, debido a que muchos clientes dejaron de comprar artículos para mejorar sus casas luego de trabajar temporadas en Estados Unidos.

Michoacán es vulnerable debido a que se trata de un estado que depende más que otros estados de las remesas que envían trabajadores migrantes. El año pasado, las remesas sumaron $24,000 millones, apenas sobrepasando la cifra de 2006. Según el Banco de México, la transferencia de remesas bajaron cada cuatro meses en 2006, colocándose en 6.4 por ciento.

Rita Pérez, de 54 años, dice que han pasado seis meses desde la última vez que recibió dinero de sus cuatro hijos en Reno, todos los cuales trabajan como jardineros.”Algunas veces no podemos comprar ni fríjoles”, dice Pérez.

Donald F. Terry, ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo en Washington, señala que un millón de mexicanos menos ha dejado de recibir remesas, aumentado la posibilidad de caer en la pobreza.

“Las posibilidades de que la pobreza aumente en México son alarmantes”, dice Terry.

Muchos en Michoacán continúan cruzando la frontera atraídos por los salarios en Estados Unidos. Juan Carlos Hernández ganaba $10 la hora como jardinero en Reno, pero cuando se le acabó el trabajo regresó a Tejaro. Pero ahora tiene planes de volver a Estados Unidos.

“Nos tenemos que ir porque aquí no podemos sobrevivir”, dice Hernández, de 38 años.

Fuente: El Sentinel / Los Angeles Times