Planificación energética por eructos: Venezuela 2008
Cuentan que cuando el Barón de Rothschild agonizaba en su lecho familiar, se acercaron algunos deudos para rogarle que no se fuera sin darles antes el secreto de sus formidables éxitos financieros, a lo cual el Barón respondió sencillamente: “Never show your books”.
Parece que los estimados asesores cubanos de mi comandante también leyeron esta cita (seguramente en Selecciones, igual que yo) porque se ha venido aplicado religiosamente en el actual gobierno.
Es así que no se conoce el estado actual de las estadísticas energéticas y petroleras, como para poner opinar seriamente. De modo que ante la noticia de prensa que el gobierno ordenó que se instalen tuberías de gas para alimentar el servicio de agua caliente en las viviendas no surgen algunas reservas.
La utilización de cualquier energético está asociada a su precio y su satisfacción, que se expresa en su “disposición a pagar”.
La mejor política de precios es la que asocia la tarifa a su costo, de manera de vender más lo más barato de producir y viceversa, hacer muy caro lo más costoso. El problema es cuando, como la gasolina en Venezuela, no se vende a su costo sino muy debajo, lo que afecta a su turno el precio del gasoil, del LPG y el gas natural, sus eventuales competidores.
Por eso, al decidir facilitar la instalación de calentadores de gas para los servicios sanitarios, se está suponiendo que la familia en la vivienda preferirá este recurso al más frecuente calentamiento eléctrico. Será primeramente por razones de precios, con tarifas de gas mas bajas que el equivalente del KWH, ya sea LPG o gas natural por tubería.
Tradicionalmente las viviendas, especialmente en apartamentos, tenían la conexión eléctrica para ubicar el calentador en algún closet o dentro del mismo baño, ahorrándose la mayor inversión tuberías de gas y agua.
Pareciera una loable intención para mejorar la eficiencia del balance energético nacional, pero habría que ver razones de costo y disponibilidad de gas natural (asociado o libre). La política de gas aún está muy confusa, se está importando de Colombia y paralelamente se piensa enviarlo Buenos Aires, y también a Panamá… Pero se sigue quemando gasoil (¡a 0,050 bolos l litro!) en termoeléctricas grandes de los Andes, Zulia y Nueva Esparta, aparte de emprendimientos menores en generación distribuida
Comoquiera que buena parte de la producción eléctrica es de origen hidráulico, que ostenta una alta eficiencia, digamos pérdidas en la transformación para sacarla, mientras que las térmicas pierden (botan al aire) 70% de la energía que las alimenta, casi nada, el beneficio neto al balance por incrementar el uso del gas es relativamente reducido.
Más hubiera convenido incorporar –para el mismo efecto—la instalación de calentadores solares de agua en los techos de las viviendas, incluyendo las existentes, con algunos incentivos apropiados.
Concluimos diciendo que basar una política de gas natural residencial facilitando tuberías mientras no se resuelva seriamente la cuestión de los precios de las energías finales, al nivel del consumidor (o la consumidora, sorry), no pasa de ser un buen saludo a la bandera, o si lo prefieren un modesto eructo de planificación energética.
Debería contemplarse la competencia rural de precios entre la leña, carbón, kerosene (para la cocina) y las competencias urbanas para el agua caliente, refrigeración y cocina (electricidad, LPG, gas natural). Bueno, algunos dirán que por lo menos ya se tienen las tuberías, para cuando se arregle lo de los precios……
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