Tras salir de una crisis, el cielo se nubla otra vez para las aerolíneas de EE.UU.

Por Susan Carey y Melanie Trottman
The Wall Street Journal

Con la propuesta fusión entre Delta Air Lines Inc. y Northwest Airlines Corp. al parecer al borde de la muerte, la economía de Estados Unidos en la cuerda floja y los precios del combustible por las nubes, la industria aérea comercial de ese país podría estar al borde de una nueva ola de bancarrotas tan pronto como el próximo año.

Los ejecutivos de las mayores aerolíneas, que se reunieron esta semana en la conferencia de aviación de J.P. Morgan Chase & co., no mencionaron la palabra «B». Pero sí han expresado un pesimismo notable para un sector que hace sólo un par de meses confiaba en que al fin, tras varios años, había salido del hoyo.

«La industria enfrenta desafíos serios», les dijo Glenn Tilton, presidente de UAL Corp., dueño de United Airlines, a sus trabajadores esta semana. Por su parte, Doug Steenland, presidente ejecutivo de Northwest, señaló a sus empleados que «Nuestra acción ha caído abruptamente y…, prevemos que nuestros costos de combustible subirán al menos US$1.700 millones» frente a lo que había proyectado antes. Continental Airlines Inc. espera pagar US$1.500 millones más en combustible este año que el año pasado, indicó el director de finanzas Jeff Misner en la conferencia.

Merrill Lynch proyecta que las ocho mayores aerolíneas de EE.UU. tendrán una pérdida de US$1.500 millones este año, comparado con su proyección previa de una ganancia de US$1.700 millones. Sin embargo, el analista de J.P. Morgan Jamie Baker prevé pérdidas de hasta US$9.000 millones este año.

Las aerolíneas habían acumulado unos US$25.000 millones en efectivo a fines de 2007. Pero con el barril del crudo cerrando en US$104,48 en Nueva York ayer, esas reservas podrían esfumarse rápido y poner a las aerolíneas en peligro de incumplir sus deudas. Bill Warlick, analista de Fitch Ratings, indicó que si el combustible para aviones se mantiene estable, US$10.000 millones de dicho efectivo o más «podría irse por la ventana».

Warlick espera que las presiones de liquidez aumenten este año, en la ausencia de una reducción en los precios del combustible o una consolidación. Si dichas presiones se extienden hasta 2009, señala, algunas aerolíneas podrían solicitar protección de las leyes de bancarrota de EE.UU., y quizá algunas podrían verse obligadas a liquidar.

Por ahora, la situación no es uniformemente sombría. Las aerolíneas subieron con éxito las tarifas de los pasajes el año pasado y lo volverán a hacer este año. Además, la demanda de viajes sigue fuerte. Aun así, Standard & Poor’s Corp. estima que «esta tendencia se estancará en el sector de cara a una menor demanda, probablemente primero en las rutas domésticas (EE.UU.) y luego en los mercados internacionales».

Fue una reducción en la demanda de viajes a inicios de 2001 la que presagió la desaceleración para las aerolíneas, la que se agravó por los ataques terroristas del mismo año. Desde 2001, cuatro grandes aerolíneas y otras pequeñas han pasado por cortes de quiebra y otras se han reestructurado por la amenaza de una bancarrota. Las firmas despidieron gente, redujeron salarios y beneficios, y recortaron otros gastos.

Si los precios del petróleo bajan pronto considerablemente, las aerolíneas podrían volver a una situación cómoda. Pero no pueden contar con ello.

Hasta hace poco, la consolidación era vista como una gran iniciativa para aislar al sector de las tormentas y para prepararlas para competir mejor con rivales extranjeros poderosos y ricos. Pero parece que la fiebre de fusiones se ha estancado. Delta y Northwest planeaban anunciar una fusión en febrero, pero sus pilotos no han podido ponerse de acuerdo en un sistema de antigüedad común, lo que ha retrasado un acuerdo y amenaza con matarlo.