Paraguay: Por qué es creíble una versión de autogolpe

ABC Digital

La hipótesis de un autogolpe en nuestro país parece tan lejana como que a todos los políticos les agarre un ataque de honestidad y prioricen solamente los intereses nacionales. Sin embargo, la posibilidad de que una salida de este tipo cruce por el cerebro (es un decir…) de Nicanor puede sustentarse plenamente en sus declaraciones diarias.

El problema es que, en nuestro país, estamos acostumbrados y manejamos códigos indescifrables para otras sociedades más avanzadas. En países más o menos civilizados, al presidente de la República no se le ocurriría instar a gente sencilla a que vayan a manifestarse contra el Congreso diciéndoles que esta institución tiene la culpa de todos sus males.

Tampoco es común en otros lares que el presidente hable públicamente de una supuesta necesidad sexual de su ministra de Acción Social y, en presencia de ella, pida “voluntarios” para satisfacerla.

En Paraguay, eso puede ocurrir sin mucho escándalo porque en general somos condescendientes con nuestras autoridades. Parlamentarios pescados in fraganti cobrando coimas, ministros cometiendo actos de corrupción, exhibición pública de los políticos de su riqueza y prepotencia en una sociedad en la que niños piden de comer en las calles, son hechos que motivan más acostumbramiento que reacción en la ciudadanía.

Tal vez, la actitud que está adoptando ahora Nicanor tenga que ver con una evaluación desapasionada de estos hechos. Evidentemente, considera, a estas alturas de su gestión, que no vale la pena tratar de cambiar el estado de cosas, educar a la gente con el ejemplo, mostrar cierta moderación en el lenguaje y la acción.

Resulta claro que, si el Tendota tuvo buenas intenciones al inicio de su gestión, hace rato las dejó de lado y prefiere rodearse de fieles y adulones que no se atrevan a señalarle sus errores.

A estas alturas, su lógica es que debe mantenerse en el poder y salvarse de tener que responder por sus actos, a cualquier precio.

Esta actitud es la que da credibilidad a cualquier especulación sobre sus alocadas intenciones políticas. Cuando el Tendota califica la versión de un autogolpe de “chifladura periodística”, habrá que pensar en que hay un reclamo de exclusividad de su parte, porque, para chiflado, él se basta y sobra.