Socialismo real ¿Disfraz de dictaduras?
Muchos analistas se preguntan porque a pesar del evidente fracaso del socialismo real, manifiesto desde la caída del muro de Berlín, todavía en algunos países del mundo se sostiene, como es el caso de Cuba y Corea del Norte ó se instala formalmente como una opción social en Venezuela. La causa real por la que el socialismo estatísta sigue siendo invocado en el siglo XXI, a pesar de haber empobrecido a muchos países en el siglo XX, es que justifica la concentración ilimitada del poder en los gobernantes en nombre de los pobres y de la miseria.
En Cuba hay un señor que con el disfraz del socialismo ha gobernado 48 años sin límites, a hecho lo que le place. No es necesario ser un connotado sociólogo para identificar que en esa isla hay una grotesca dictadura; sin embargo gracias a que ese gobernante se dice socialista y se la pasa insultando a los ricos y a los imperialismos, todavía tiene las consideraciones y el respeto de un gran número de intelectuales en América Latina. En el caso de Venezuela tenemos a un socialista populista, que llegó al poder democráticamente, al igual que Hitler. Su táctica para ganar popularidad es repartir dinero entre las familias pobres, tal como lo imitó un partido político en la Ciudad de México.
Muchos dictadores son populares, pues generan esperanzas entre los pobres y aunque no les resuelven sus problemas de fondo ni los sacan de pobres, les dan dinero para resolver transitoriamente algunas carencias. El socialismo real, que se instrumentó el siglo pasado en la URSS, Europa del Este, China y Vietnam, entre otros países, no resuelve ningún problema social sino los agrava, pero permite la concentración económica y política del poder en el grupo gobernante.
El socialismo real disfraza despotismos y dictaduras, bendecidas muchas veces por una democracia mal entendida. La democracia no es sólo el voto mayoritario sino el cotidiano respeto a los tres derechos fundamentales del hombre: vida, propiedad y libertad. Cuando un gobernante no respeta esos derechos y los que de ellos se derivan, como pasó con Hitler, aunque haya sido elegido por el voto mayoritario, no se le puede llamar demócrata.
El autor es Profesor de Economía Política
- 23 de julio, 2015
- 6 de mayo, 2025
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- 24 de septiembre, 2013
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