El declive en la cotización del petróleo cambia el entorno mundial de los negocios
Por Mark Whitehouse, Ann Davis y Bhushan Bahree
The Wall Street Journal
El precio del petróleo cayó abruptamente la semana pasada y ahora se encuentra en sus niveles más bajos desde mediados de 2005. Este descenso abre la puerta a grandes cambios en las perspectivas de las ganancias de las empresas, el consumo y la economía global.
El crudo ha caído más de un 13% en las jornadas que han transcurrido en 2007. El jueves, el barril cerró en US$51,88 en el New York Mercantile Exchange, su nivel más bajo desde el 27 de mayo de 2005. El viernes, la cotización repuntó un 2,1% para quedar en US$52,99 el barril en Nymex. El petróleo está ahora un 31% por debajo de su récord de US$77,03, obtenido el pasado 14 de julio.
El precio del crudo suele ser volátil y, como quedó claro el viernes, puede recuperarse en cualquier momento. Pero, de persistir, la tendencia a la baja tendrá un gran impacto en asuntos que van desde el consumo y la economía global a las ganancias de las empresas. También podría mermar los ingresos —y parte de la influencia política— de países productores como Rusia, Irán y Venezuela. Javad Yarjani, funcionario del Ministerio Iraní de Petróleo señaló que la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) está considerando la necesidad de sostener una reunión de emergencia para evaluar los pasos a seguir ante el descenso en los precios.
Si el menor precio del crudo provoca una reducción en el costo de la gasolina en Estados Unidos, los consumidores tendrían más dinero en el bolsillo para gastar en compras discrecionales, como salidas a restaurantes y al cine. Este consumo podría proveer un bienvenido colchón para una economía que intenta absorber la desaceleración del mercado inmobiliario. También podría beneficiar a las aerolíneas y las automotrices, que han sido castigadas por los precios del crudo.
La caída del petróleo “se produce en un gran momento para la economía de EE.UU.”, dice Ethan Harris, economista jefe para EE.UU. del banco de inversión Lehman Brothers, quien calcula que cada reducción de US$10 en el precio del petróleo suma medio punto porcentual al crecimiento anualizado y ajustado por inflación de la economía. “Nos preocupaba este uno-dos lanzado por el mercado inmobiliario: primero colapsó la construcción y después los consumidores. Los precios bajos de la energía actúan como sales revitalizantes”, dijo Harris.
El renovado ímpetu de la economía de EE.UU. podría cambiar el panorama para la Reserva Federal, que intenta mantener las tasas de interés de corto plazo lo suficientemente altas como para mantener a raya la inflación, pero no tan altas como para ahogar la economía.
En los últimos meses, los precios de los bonos y de los contratos a futuro han sugerido que los inversionistas pronostican una desaceleración de la economía y menores presiones inflacionarias, lo que permitiría a la Fed bajar las tasas este año. Con la caída del petróleo, estas expectativas han cambiado. “Si esto funciona como un recorte de impuestos y los consumidores gastan mucho más, entonces crece la probabilidad de que la Fed se quede quieta y observe con cuidado los datos de la inflación”, dijo Richard Berner, economista jefe para EE.UU. del banco de inversión Morgan Stanley.
No obstante, la fortaleza de la economía global es una de las razones por las que muchos dudan que los precios del crudo se mantendrán bajos por algún tiempo. “Creo que los mercados se recuperarán”, dijo Nariman Behravesh, economista jefe de la consultora Global Insight. “El dato fundamental del mercado del petróleo es el aumento de la demanda, que proviene del crecimiento económico. Desde esta perspectiva, no vemos más debilitamiento en el futuro”.
Sin embargo, de mantenerse la tendencia actual, la caída del crudo podría crear una serie de ganadores y perdedores. El declive en los precios “es positivo para nosotros”, señala Paul Ballew, analista de ventas de la automotriz estadounidense General Motors Corp.
El alza en los precios hizo que el combustible desplazara a los costos laborales como el principal gasto de las aerolíneas estadounidenses. Se estima que un descenso de un centavo de dólar en el precio de un galón de combustible para avión representa un ahorro anual de US$195 millones para la industria. En el caso de American Airlines, la mayor aerolínea estadounidense por pasajeros transportados, eso equivale a un ahorro anual de US$80 millones cada vez que el barril de petróleo cae US$1.
El descenso también reduce los ingresos de los países exportadores de petróleo, incluyendo a los de la OPEP. Leo Drollas, subdirector del Centro Internacional de Estudios de la Energía Global, estima que los 11 miembros de la OPEP ganaron US$518 millones en 2006, un alza frente a los US$437 millones de 2005.
La caída del petróleo, junto a una baja de 7% en la cotización del cobre en lo que va del año, ha desatado algunas predicciones. “Estamos observando el fin del auge en los precios de los commodities que empezó a fines de 2001”, escribieron en un reciente informe los analistas de ABN Amro.
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