La encrucijada de la OPEP: recortar su producción sin perder credibilidad
Por Chip Cummins
The Wall Street Journal
El zar saudita del petróleo, Ali Naimi, trabajó durante años para convertir a la Organización de Países Exportadores de Petróleo de un grupo de políticos que pasaba todo el tiempo discutiendo a una fuerza efectiva, capaz de imponer los precios del petróleo y patrullar los mercados mundiales.
La OPEP se dispone a reunirse hoy en Qatar en un esfuerzo por apuntalar la cotización del crudo. Los miembros intentan ultimar los detalles de un complejo acuerdo acerca de cómo distribuir el recorte en la producción de crudo que esperan anunciar tras la reunión. También tratarán de revertir las profundas diferencias internas que han surgido en las últimas semanas, lo que amenaza la capacidad de la organización de sostener los precios a largo plazo.
El desenlace de estas negociaciones podría tener grandes repercusiones para la credibilidad de la OPEP como policía del precio del crudo y, por lo tanto, para los usuarios del combustible en el mundo entero.
Muchos funcionarios de la OPEP han señalado en las últimas semanas que un recorte de alrededor de un millón de barriles diarios está casi acordado. Pero la forma en que los ministros ultimen los detalles de cualquier recorte de producción y envíen su mensaje será casi tan importante como el dar luz verde a la decisión de reducir la producción.
Uno de los interrogantes es si la disminución que se está discutiendo, de alrededor de un 4% de la producción del grupo, provendrá de los actuales niveles de la OPEP, de unos 27,5 millones de barriles al día, o de su cuota máxima de producción establecida recientemente, de 28 millones de barriles. La segunda opción significaría un recorte real de sólo medio millón de barriles, o menos del 1% de los casi 84 millones de barriles diarios que consume el mundo.
La OPEP produce cerca de la tercera parte del petróleo mundial, lo que le proporciona una influencia incomparable en los mercados globales. El grupo ha estado muy dividido en el pasado, sobre todo cuando caen los precios. En dichos momentos, sus miembros tienden a pelearse por cuota de mercado, deseosos de compensar los ingresos perdidos por la caída de los precios con un mayor volumen de producción.
Preocupados ante un posible descenso en los mercados petroleros, los ministros de la OPEP han indicado que al menos concuerdan sobre la necesidad de realizar alguna clase de recorte para defender los precios. “Es razonable decir que necesitan sacar del mercado al menos medio millón de barriles al día, tal vez un millón”, dice Adam Sieminski, analista de Deutsche Bank, en Nueva York.
Pero el jueves en Doha, Qatar, el grupo enfrenta una tarea incluso más difícil que la fijación de una cifra: cómo distribuir equitativamente cualquier reducción entre los miembros. Los representantes de la OPEP se han contradecido en público sobre la clase de acuerdo que están desarrollando.
Muchos ministros han sugerido US$55 por barril para el crudo de referencia en EE.UU. como el precio que defendería el grupo, aunque algunos han indicado que necesitan precios cercanos a los US$60.
La OPEP y otros analistas han reducido recientemente sus previsiones de crecimiento de la demanda de petróleo. Nuevas fuentes de producción independientes a la OPEP han empezado a producir, entre ellas un nuevo oleoducto que transportará crudo desde el Mar Caspio. Y los inventarios de petróleo, sobre todo en EE.UU., el mayor consumidor del mundo, han subido, ejerciendo presión sobre los precios.
La reunión de hoy será una prueba importante para Naimi, quien es el líder de facto de la OPEP al ser el ministro del petróleo de Arabia Saudita, principal país productor del grupo. Bajo su mandato, los miembros de la OPEP recobraron la credibilidad en el mercado al cumplir sus promesas de recortes de producción para defender los precios.
Esa unidad transcurrió sin dificultades en los últimos tres años ya que los miembros disfrutaban de un auge en los ingresos. Aumentó la demanda mundial, descendió la nueva producción y se dispararon los precios. El grupo casi dejó sin efecto su producción oficial y su sistema de cuotas nacionales, acordando, a cambio, bombear a toda máquina para mantener a los mercados abastecidos.
Ahora, con la caída de los precios, la OPEP básicamente se ha dividido en dos áreas, lo que amenaza la cohesión que tanto trabajo le costó a Naimi. En un bando está un grupo de países, como Kuwait, Argelia y Libia que han excedido sus cuotas de producción. A su vez, países como Venezuela, Irán e Indonesia han tenido dificultades para cumplir sus cuotas.
Naimi ha mantenido silencio, pero Arabia Saudita está en el grupo de los grandes productores y ha estado reduciendo sigilosamente su producción.
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