Canadá no suelta el agua
Por Linda Duffin
BBC Mundo
Canadá – Un país tiene agua fresca en abundancia, mucha más de la que necesita. Del otro lado de la frontera, sencillamente, no hay suficiente y aún no han encontrado una solución a este problema.
Ésta es la situación en la que se encuentran Canadá y Estados Unidos.
Se estima que Canadá tiene un 20% de las reservas de agua dulce del mundo y sólo un 0,5% de la población.
Uno pensaría que tienen lo suficiente no sólo para ellos, sino incluso para compartir, al menos un poquito. Pero éste no es el caso.
El norte en la mira
En el extremo suroeste de EE.UU., la sequía ha provocado la rápida reducción del lago Mead, proveedor de agua del valle de Las Vegas.
El río Colorado, fuente crítica de agua potable para California y Arizona, que además alimenta a la represa Hoover, ha visto reducido su caudal a la mitad en los últimos años.
Ahora, EE.UU. ha puesto el ojo en su vecino del norte con el objetivo de encontrar una solución a la escasez de este preciado recurso. La situación se ve difícil.
El ex embajador estadounidense en Canadá, Paul Cellucci, dice que no tiene sentido que se nieguen a explotar uno más de sus recursos naturales.
“Los canadienses nos venden grandes cantidades de petróleo, más que Arabia Saudita. El 86% de nuestras importaciones de gas natural vienen de Canadá. También les compramos uranio y toda clase de recursos. Es interesante observar que todos ellos son finitos”, dice Cellucci.
“En cambio el agua, al menos mientras siga lloviendo, es renovable. Siempre me pareció extraño que los canadienses nos vendan crudo y gas, pero que no quieran hablar ni siquiera de la posibilidad de vendernos agua dulce”, agrega.
Sin acuerdo
Pero la verdad es que, con o sin lluvia, gran parte del agua de Canadá es un recurso finito.
Los gigantescos glaciares nevados en las laderas de las montañas rocosas canadienses alimentan los lagos turquesas a sus pies y los ríos que irrigan las vastas praderas.
Sin embargo, el cambio climático está causando un rápido derretimiento de los glaciares y cuando esto suceda, desaparecerán para siempre.
El antiguo gobernador de la provincia de Alberta, Peter Lougheed, predice que EE.UU. buscará de una forma más agresiva llegar a un acuerdo sobre el agua canadiense en los próximos tres o cinco años.
Y él quiere que los canadienses digan no.
“Para nosotros sería tonto venderla simplemente porque ahora tenemos mucha”, dice.
“Es un tema candente. Nunca antes noté que la gente se sienta tan afectada por un tema como cuando se habla de agua dulce”.
“En algún momento, un senador estadounidense dirá: ‘Nosotros tenemos un acuerdo de libre comercio con Canadá, entonces, ¿por qué no ejercemos nuestros derechos?’. Yo hablo porque quiero advertir a los ciudadanos para que estén preparados y lo rechacen”.
Derrochadores
Por su parte, ellos admiten que tienen que comenzar a actuar de una manera más coherente.
Son uno de los consumidores más derrochadores, utilizando el doble que cualquier persona en Francia y cuatro veces más que alguien en Suiza.
Es muy probable que con el tiempo aumente la presión para que compartan su tesoro.
Pero para el sediento EE.UU., la pelea puede ser ardua.
Una encuesta sugiere que un 70% de los canadienses están de acuerdo con Peter Lougheed y opuestos vehementemente a las exportaciones de grandes cantidades de agua.
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