El mensaje de Raúl
Por Pablo Alfonso
El Nuevo Herald
La primera declaración pública del general Raúl Castro, gobernante interino de Cuba, tiene un aspecto para mí importante y que, al parecer, ha sido obviado por los medios de prensa estadounidenses y por sectores de la oposición cubana.
Me refiero a la ”entrevista” publicada por Granma el pasado viernes. El New York Times, por ejemplo, destacó de ella, que Cuba había movilizado a sus fuerzas armadas y reservistas, horas después de la proclama de Fidel Castro traspasando provisionalmente el poder a su hermano Raúl. ¡Un gran descubrimiento! Eso es noticia, quizás, para quienes tienen de la realidad cubana una idea muy difusa.
Quisiera detenerme en dos aspectos de esa ”entrevista”. Ante todo vamos a poner las cosas en su contexto. Escribo entre comillas lo de entrevista, porque dudo mucho que el diputado y trabajador ideológico de Granma, Lázaro Barredo, haya obtenido con carácter de exclusiva tal entrevista.
Lo más probable es que el general Castro Ruz haya llamado por teléfono al Granma, órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC), para que le enviaran a un reportero que tomara sus declaraciones.
Sea o no correcta esa hipótesis lo cierto es que Castro Ruz, decidió en su primera declaración pública dejar en claro dos cosas esenciales: las relaciones con Estados Unidos y la situación política interna; ambas adornadas con anécdotas sobre movilizaciones militares, la salud en recuperación de su hermano Fidel, y otros etecéteras menos importantes.
”Cuba, como lo hemos expuesto muchas veces, no es remisa a discutir su prolongado diferendo con Estados Unidos e ir a la búsqueda de paz y mejores relaciones entre nuestros dos pueblos”, afirmó Raúl citando el Informe Central presentado por Fidel Castro al Tercer Congreso del PCC, en febrero de 1986, y continuó:
”Pero ello tendría que ser sobre la base del más irrestricto respeto a nuestra condición de país que no tolera sombras a su independencia, por cuya dignidad y soberanía lucharon y se sacrificaron generaciones enteras de cubanos. Esto será posible únicamente cuando Estados Unidos se decida a negociar con seriedad y está dispuesto a tratar con nosotros con espíritu de igualdad, reciprocidad y el más pleno respeto mutuo”, concluyó.
La cita anterior fue leída por Raúl luego de afirmar que el anuncio del traspaso de poderes se produjo con tranquilidad absoluta en el país y que Estados Unidos, y la administración Bush, debía ”tomar nota” de ello. ‘Lo más probable es que sus `tanques pensantes’ y muchos de sus analistas saquen ahora nuevas conclusiones”, agregó.
”Reina una absoluta tranquilidad en el país …. Si nos guiáramos únicamente por la situación interna, no exagero al afirmar que no hubiera sido necesario movilizar ni un pionero de los que custodian las urnas en las elecciones”, subrayó.
Comprendo que para algunos analistas políticos y dirigentes opositores este mensaje sea ”más de lo mismo” o ”no contenga nada nuevo”. Pienso, sin embargo, que valdría la pena considerar un par de lecturas a modo de hipótesis o conclusión.
En el orden interno, es un reconocimiento de que, en efecto, el régimen controla la situación política. Sus mecanismos de represión funcionan. La oposición interna reconocida no ha tenido ninguna capacidad de reacción o de movilización popular.
También en el orden interno esa voluntad política expresada públicamente de ”discutir su prolongado diferendo con Estados Unidos”, en torno a una mesa de negociaciones, podría ser un mensaje alentador para los sectores de poder en la isla que quieren una mayor flexibilidad política y encontrar una salida viable a la larga crisis Cuba-Estados Unidos.
De cara al exterior, el hecho de que las primeras declaraciones del general Castro Ruz, pongan sobre el tapete la disposición de Cuba a ”discutir“ con Estados Unidos sus diferencias,“con espíritu de igualdad, reciprocidad y el más pleno respeto mutuo” es un activo político en el campo de la diplomacia.
En el caso de Estados Unidos, inmerso en la actual campaña electoral legislativa, tiene también sus repercusiones.
El general Castro Ruz de seguro está consciente de que su gobierno, si llegara a establecerse formalmente, no será prolongado. Tiene 75 años de edad, y si los cubanos continúan apostando a que la biología juegue el papel de reemplazo de sus dirigentes, le queda por lo menos un quinquenio de gobierno.
No dudaría que en los estamentos del poder en Washington las declaraciones del general Castro Ruz están siendo evaluadas con discreción. Por lo menos sería ingenuo ignorar que han sido declaraciones inteligentes y oportunas.
A fin de cuentas, para ponerlo en términos beisboleros, como decía el inolvidable Yogi Berra ”esto no se acaba hasta que no se acabe” y todavía no se ha decretado el último out.
Por eso hay fuegos artificiales que están de más.
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