El reto de Asia para México
Por Roberto Morales
La Opinión
El país azteca debe fortalecer su logística y aprovechar las ventajas que le da su cercanía a Estados Unidos
Para contrarrestar las producciones con economías de escala de los países asiáticos, México debe fortalecer su logística y poseer la ventaja de la rapidez en el comercio exterior, recomendó Rocío Ruiz, subsecretaria de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía.
“La mayor ventaja de México es estar pegado a Estados Unidos, lo que es un punto vital para diferenciarnos de la oferta asiática y tiene que ver con logística, con medios electrónicos y con pasar la frontera rápido”, dijo.
A partir de ello, una de las metas de la Administración del presidente Vicente Fox era que la totalidad de los trámites de comercio exterior pudiera realizarse por medios electrónicos, sin el uso de papeles.
La Secretaría de Economía ha logrado que todos los trámites de comercio exterior se realicen en 52 oficinas descentralizadas en todo el país, y que su sistema esté enlazado con el de la Administración General de Aduanas (AGA). Sin embargo, aún requiere un sistema de firma electrónica para que los particulares puedan cumplir las regulaciones en forma electrónica.
Aún no está claro si la dependencia podrá en marcha el sistema de la firma electrónica antes de que termine la presente Administración.
Hasta ahora ha logrado algunos avances, como controlar electrónicamente una especie de cupo para las importaciones temporales que efectúen las empresas maquiladoras, de modo que éstas disminuyen conforme cada empresa importa las telas, pero crecen en la medida que reexportan los productos finales en los que se incorporan las telas.
Esta nueva forma de supervisar surgió a raíz de que se detectó que empresas vendieron grandes cargamentos de telas importadas que debieron utilizar para maquilar productos de exportación y por las cuales no pagaron aranceles que llegan a superar el 500%.
“Las empresas ni se van a dar cuenta de las revisiones”, dijo Ruiz. Los nuevos controles se darían una vez que entre en vigor un nuevo decreto maquilador en los próximos días. “La carga de la regulación la debe tener el gobierno y normalmente se la pasamos al particular”.
La Secretaría de Economía también ha eliminado algunos trámites, como los permisos previos de importación, pero aún mantiene una “maraña administrativa” y numerosos instrumentos reguladores del comercio exterior.
Ruiz afirmó que aún existen trámites obsoletos como uno llamado CPO, con el cual las empresas deben demostrar que un producto de importación no es de China para que en las aduanas mexicanas no les apliquen altas cuotas compensatorias, en el caso de que cometan errores en el certificado de origen.
Otro punto crucial, desde la perspectiva de la funcionaria, es que México necesita bajar los aranceles a sectores tradicionalmente protegidos.
“En regulación, yo digo que el proteccionismo genera adicción. Los sectores protegidos se oponen a que se les desmantelen sus aranceles. Muchas veces esa protección hace difíciles las barreras de entrada a estos sectores productivos y muchísimo más complicada la regulación”, dijo.
A pesar de que China se ubica como el tercer importador de mercancías en el mundo, México no sólo le vende poco, sino también cada vez menos, lo que ha ampliado la brecha con la nación que posee su mayor déficit comercial.
“No hemos hecho la tarea”, reconoció León Halkin, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales (Concamin), quien cuestionó que el gobierno federal no ofrezca un programa enfocado a promover el comercio con China.
“Le pedimos al gobierno un gran programa de exportación, que tenga sentido, congruencia y responsabilidad con los empresarios”, dijo.
Las exportaciones mexicanas a la nación asiática cayeron en un 16.7% en 2005, para ubicarse en 288 millones de dólares. Esa caída se prolongó aún más en los primeros cuatro meses de 2006, cuando descendieron en un 31.4%, para llegar a 131 millones de dólares.
“El problema es que no hemos entendido cómo hacer actividad económica con los chinos”, lamentó Halkin. En China, agregó, cada región tiene un cultura diferente de exportación y se requiere saber con precisión qué productos y con qué calidades exportar.
En cambio, las ventas chinas hacia México han crecido en forma dinámica, con tasas anuales del 53% en 2004 y del 22% en 2005, cuando llegaron a 17,630 millones de dólares.
De enero a abril de 2006 alcanzaron 6,528 millones, un alza del 37% frente al mismo período del año previo.
Entre los principales productos exportados por las empresas mexicanas a China están minerales de cobre, cerveza, autopartes, químicos, camarones y langostinos.
China ha sido el mercado más dinámico del mundo. Sus importaciones sumaron 660,000 millones de dólares en 2005, con un crecimiento del 18% a tasa anual, ubicándose como el tercer país consumidor del mundo, sólo superado por la Unión Europea y Estados Unidos.
Bajo esa perspectiva, la Asociación Mexicana del Secretario de Desarrollo Económico (AMSDE) inició en 2004 una estrategia de enviar a China a 111 estudiantes de Tlaxcala, Michoacán, Colima, Aguascalientes, San Luis Potosí, Tabasco, Durango, Sinaloa y Quintana Roo, para capacitarlos en áreas de la agroindustria y la logística.
A través del programa llamado Formación de Negocios México-China se busca preparar a profesionales para que delineen nuevos modelos de relación con el mercado asiático. “Nos hace falta un gran programa de concientización empresarial para que el empresario mexicano entienda para qué va a llegar a China”, insistió Halkin.
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