Lo que fácil llega, fácil se va
La guerra de Irak terminará, al igual que la presidencia Bush. Pero el conflicto mayor que define nuestros tiempos – la guerra contra el radicalismo islámico, conocida más educadamente como guerra contra el terrorismo – continuará, como el recién frustrado complot aéreo londinense nos recuerda. Y los sentimientos pacifistas reflexivos que subyacen a la victoria de Ned Lamont en Connecticut demostrarán ser desastrosos a largo plazo para los Demócratas.
Con la derrota de Joe Lieberman en las primarias Demócratas de Connecticut, las fuerzas antiguerra están dispuestas para la toma del Partido Demócrata. La arrolladora victoria del martes, y la fuerza y la legitimidad electorales ganadas, pueden llevar a la enérgica nueva izquierda Demócrata a un considerable éxito en noviembre.
Pero para el Partido Demócrata será una indulgencia cara y rápida. La guerra de Irak terminará, al igual que la presidencia Bush. Pero el conflicto mayor que define nuestros tiempos – la guerra contra el radicalismo islámico, conocida más educadamente como guerra contra el terrorismo – continuará, como el recién frustrado complot aéreo londinense nos recuerda. Y los sentimientos pacifistas reflexivos que subyacen a la victoria de Ned Lamont en Connecticut demostrarán ser desastrosos a largo plazo para los Demócratas – empezando el largo plazo tan enseguida como noviembre del 2008.
Considere una analogía que aprecian los tipos pacifistas: Irak como Vietnam. Rechazo la premisa, pero asumamos que es cierta a efectos de las siguientes consecuencias políticas de los movimientos pacifistas.
El movimiento de la guerra anti-Vietnam tuvo sus éxitos políticos. Fueron, al igual que en Conecticut el martes, sobretodo destructivos. Una presidencia Demócrata fue destruida (la de Lyndon Johnson), al igual que la candidatura de su aspirante a sucesor, Hubert Humphrey.
Al igual que Irak, Vietnam fue escenario de una lucha global mayor – la lucha contra la Unión Soviética y sus clientes comunistas por todo el mundo – y a comienzos de los años setenta, el recién reformado partido McGovernita tenía que afrontar los desafíos mayores post Vietnam de la Guerra Fría. ¿El resultado? El desastre político.
El sentimiento anti-Vietnam dejó un pacifismo residual, una aversión a la intervención y un instinto de acomodo que demostró ser muy caro para los Demócratas durante los años siguientes. El ejemplo más notorio fue la empresa progresista de "el congelamiento nuclear" – la idea estratégica más irracional de nuestra vida – en contraposición a Ronald Reagan plantando cara al despliegue soviético de misiles en Europa Oriental.
Al margen del éxito Carter de 1976 – un accidente idiosincrático post-Watergate – los demócratas de "echa la culpa a América" ni siquiera fueron rival en política exterior durante el resto de la Guerra Fría. No fue hasta la desaparición misma de la Unión Soviética que la ciudadanía americana confiaría de nuevo en un Demócrata con la Casa Blanca.
Salir del agujero llevó a los Demócratas años, ayudados en gran medida por senadores pro-defensa y pro-Guerra del Golfo como Al Gore o Joe Lieberman. Todo se está deshaciendo por Irak. El fervor pacifista latente del partido ha vuelto a aflorar pidiendo venganza – en Conecticut, bastante literalmente.
A corto plazo, al igual que en los días de Vietnam, habrá "éxito": purga de los Demócratas de toda la vida como Joe Lieberman. Podría haber victorias mayores. Podrían elegirse suficientes Ned Lamonts en suficientes estados para dar una o dos cámaras del Congreso a los Demócratas. Pero hasta los beneficios a corto plazo son inciertos. Lamont podría no lograr su propio estado. Ganó a Lieberman por poco en un universo electoral propiedad de los Demócratas. En noviembre, los independientes (no afiliados a ningún partido político) y los Republicanos entran en el proceso de selección.
Pero incluso asumiendo algunas victorias a corto plazo, ¿dónde estarán los Demócratas cuando la guerra haya terminado y el Presidente Bush se haya ido?
Lamont decía en su discurso de victoria que ha llegado el momento de "solucionar la fracasada política exterior de George Bush". Pero, como señalaba Martin Peretz en el Wall Street Journal a propósito de Irán, con la inminente amenaza islamista, las opiniones de Lamont son ridículas. La alternativa de Lamont a la política de Bush sobre Irán es "incorporar aliados" y "utilizar palos y zanahorias".
¿Dónde ha estado este hombre? Los negociadores con Irán han tenido zanahorias saliendo por sus orejas a lo largo de tres años de negociaciones sin fruto. ¿Aliados? Dejamos que británicos, franceses y alemanes negociasen con Irán durante esos tres años, sólo para que Irán comenzase el enriquecimiento de uranio a marchas forzadas que continúa hasta la fecha.
Lamont parece creer que deberíamos sentarnos con los iraníes y mostrarles el motivo por el que ser nuclear no es una buena idea. Esta recuerda la inmortal reacción del Senador William Borah en septiembre de 1939 al escuchar que Hitler había invadido Polonia para empezar la Segunda Guerra Mundial: "Dios, solamente con que hubiéramos hablado con Hitler, todo esto se hubiera evitado".
Esta inocencia al servicio del acomodacionismo sin final recuerda también a la endeble política exterior de la izquierda Demócrata post Vietnam. Perdió el momento – perdió el país – frente a Ronald Reagan y una política exterior firme que al final ganó la Guerra Fría.
Vietnam costó a los Demócratas 40 años en el descuido de la política exterior. El sentimiento anti-Irak proporcionó a los Demócratas pacifistas una buena noche el martes, y podría darles un buen año o dos. Pero más allá de eso, será desolación.
- 23 de julio, 2015
- 6 de mayo, 2025
- 5 de mayo, 2025
- 24 de septiembre, 2013
Artículo de blog relacionados
El Nuevo Herald El anuncio del presidente Barack Obama de que visitará Brasil,...
28 de enero, 2011América Economía Los empresarios colombianos están emigrando del país ante la fuerte revaluación...
20 de junio, 2008- 3 de mayo, 2022
Por Carlos Sánchez Berzain República, Guatemala El “terrorismo de Estado” como método de...
11 de diciembre, 2023