La oportunidad del etanol
Por Jorge L. Arrizurieta
El Nuevo Herald
Si bien gran parte del mundo comercial se ve absorto en sus esfuerzos por resucitar la ronda de negociaciones de Doha de la Organización Mundial del Comercio, existe una oportunidad para las naciones de nuestro hemisferio de forjar asociaciones duraderas y de beneficio mutuo en torno a un producto básico cuya demanda se ha disparado: el etanol.
Con o sin la ronda de Doha, el vasto potencial de la producción y el desarrollo del etanol ha creado una oportunidad sin parangón para impulsar el comercio. Eso ayudaría a beneficiar a los segmentos transporte y agrícola que se encuentran actualmente desconcertados con respecto a la ronda de Doha, solidificar asociaciones hemisféricas, fomentar un movimiento de libre comercio más amplio y abordar la seguridad energética de Estados Unidos. El desarrollo de una Iniciativa Hemisférica de Seguridad Energética a través de una asociación relativa al etanol del hemisferio occidental tendría un impacto marcado desde el punto de vista económico, energético y comercial sobre EEUU y más allá de nuestras fronteras.
La importación de petróleo constituye un riesgo bien documentado tanto para la economía como para la seguridad de nuestro país. Las dos terceras partes del petróleo que se consume en EEUU proviene del extranjero, lo que coloca a nuestra nación en una situación precaria, sobre todo en momentos en que el precio del petróleo bate récords y las regiones abastecedoras enfrentan, cada vez más, disturbios y amenazas de desasosiego y sabotajes terroristas.
A pesar de ello, las políticas arancelarias de EEUU no se han adaptado a las nuevas realidades energéticas. El petróleo importado no paga derechos arancelarios, mientras que los impuestos sobre el etanol son considerables. A medida que crezca la demanda de etanol, la presión aumentará indiscutiblemente para corregir ese desequilibrio.
El etanol desempeña un papel clave en las estrategias energéticas del presidente Bush, y empresarios particulares, como Bill Gates, realizan cuantiosas inversiones en el combustible, confiados en que tendrá un futuro prometedor.
En la Florida, el gobernador Jeb Bush promueve la causa a través de propuestas osadas que no sólo beneficiarían al estado, sino a la nación en general. El gobernador incitó al gobierno federal a impulsar la iniciativa de »15 para el 2015», la cual establecería una ambiciosa meta de consumo de 15,000 millones de galones de etanol al año en EEUU para el 2015. Con la finalidad de lograr esa meta, el gobernador Bush no sólo solicitó el incremento de la oferta nacional, sino políticas federales que abran las puertas a la importación de etanol de nuestros vecinos del sur.
EEUU podría aprender ciertas lecciones de Brasil, país que ha alcanzado una envidiable autosuficiencia energética, en la que el etanol un elemento clave. En un artículo de opinión publicado en The Wall Street Journal el 14 de julio, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva mencionó la independencia energética de su país y señaló datos estadísticos, como, por ejemplo, que la gasolina en Brasil contiene actualmente un mínimo de 20 por ciento de etanol, que el 40 por ciento del combustible que consumen los vehículos de pasajeros es etanol, y que Brasil produce 4,000 millones de galones al año. Es un logro notable.
Cuando el presidente Bush visitó Brasil en noviembre del año pasado, el etanol era un tema de discusión clave, y se abrió, en ese momento, una puerta para lo que podría convertirse en una asociación importante que beneficiaría a ambos países, y también a otros.
A medida que aumente la demanda de etanol en EEUU y a nivel mundial, el mercado crecerá de manera inevitable hasta superar el volumen suministrado por los agricultores estadounidenses y la industria brasileña, lo cual permitirá que otras naciones llenen el vacío. Colombia, Guatemala y la República Dominicana están entre los países que han adoptado medidas a favor de la industria del etanol.
»Tanto Brasil como EE.UU. tienen mucho que ganar si colaboran en el fomento de un mercado global para el etanol», escribió el presidente Lula en The Wall Street Journal. »En los países pobres, la producción de etanol y biodiesel puede tener un efecto sumamente positivo. Subsanará el déficit energético e influye en el consumo interno así como en las exportaciones», además de generar trabajos.
Para que se adopte la visión encomiable de Lula, EEUU debe ser el primero en dar el ejemplo. El gobierno federal debe volver a examinar el oneroso arancel de 54 centavos de dólar por galón que se impone al etanol importado de Brasil. Reducir ese gravamen sería muy beneficioso para la economía de la Florida, ya que nuestros puertos serían la entrada lógica para el etanol brasileño.
A pesar de que ciertos aspectos comerciales contenciosos consumen tiempo y energía, la creciente demanda del etanol como respuesta a las necesidades energéticas, las realidades económicas y la seguridad nacional, debe llevar a los líderes a aprovechar la oportunidad de forjar alianzas esenciales en torno a ese producto básico.
Una iniciativa sobre el etanol unificaría nuestros intereses en una asociación verdadera nunca antes vista, la cual beneficiaría a las generaciones del futuro, fomentaría asociaciones hemisféricas y fortalecería la seguridad.
Presidente del Grupo de Políticas Internacionales de Akerman Senterfitt, ex Presidente de Florida FTAA, Inc. y ex Director Ejecutivo Suplente estadounidense del Banco Interamericano de Desarrollo.
- 4 de septiembre, 2015
- 5 de noviembre, 2015
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