El eje Caracas-Teherán

Por Sammy Eppel
El Universal

«VASALAM ALA MAN Ataba’al hoda» significa «la paz solo sobre aquellos que siguen el camino verdadero». Desde la época del profeta Mohammed el Islam requiere que los «creyentes» deben dar al enemigo infiel, una última oportunidad de arrepentirse y convertirse a la fé del Corán. Esta oportunidad venía en la forma de un escrito que terminaba siempre con la misma frase y no se trataba de una invitación, no, su propósito era llenar un formulismo antes de la degollina final. La carta que míster Mahmoud, presidente de Irán, le enviara a George Bush un mes antes de comenzar la guerra por parte de Hezbolá, termina con la misma frase. ¿Qué tal?

Al fin de agosto vence el plazo que los países del mundo libre le dieron a Irán para terminar con su programa de armas nucleares o exponerse a sanciones, el régimen persa ya respondió que si son sancionados, algunos pasarán un invierno muy frío, mas claro imposible. A todas estas entra en escena Chávez con una visita a su «hermano del alma» y declara que cualquier agresión contra Irán será respondida como si fuese contra Venezuela, al mismo tiempo que se orquestaba una amplia ofensiva oficial y oficialista contra la minoría judía residente en la patria de Bolívar seguida del rompimiento de relaciones con Israel. Todo está preparado para la próxima etapa, que sería sumarse a Irán en el embargo de envíos de petróleo a Occidente y, por ende, declarar un estado de guerra con todas las implicaciones para ciudadanos e instituciones. De un solo plumazo Chávez se saltaría los escollos democráticos que aún perduran y con sus huestes fanatizadas «barrer» de una vez por todas con los «infieles» a su proyecto totalitario.

La República Bolivariana ha sido un refugio de terroristas y narcotraficantes al punto que los integrantes de grupos terroristas de todo el mundo y la narcoguerrilla de las FARC han viajado por el planeta con documentos perfectamente legales entregados por el régimen chavista a diestra y siniestra. La AN está secuestrada por asambleístas que reciben instrucciones extranjeras como si se tratara de algo perfectamente normal, basta con escuchar los argumentos de quienes promovieron las últimas resoluciones sobre el conflicto del Líbano para darse cuenta que son copia casi textual de los slogans y clichés de Hezbolá. Sólo les faltó llamar a la apertura de campos de concentración. Esos parlamentarios deberán responder por delitos de lesa humanidad al promover el odio, la discriminación y la violencia entre venezolanos. Sí, queridos lectores, por primera vez en la historia republicana un grupo de venezolanos que conforman una minoría religiosa está siendo atacada de forma inmisericorde por el mismo gobierno que debería garantizar sus derechos ciudadanos. ¡Será!