Más pobres, más desiguales
Por José Guerra
CEDICE
El gobierno de Venezuela ha adelantado una campaña publicitaria intentando presentar que la lucha contra la pobreza y la equidad son la razón de ser de su gestión y que todo lo que hace y ejecuta es en función de los pobres. Para el propósito de presentar acciones del Estado en favor de los desvalidos, una incesante propaganda y los estilistas del régimen constituyen la avanzada que utiliza recursos ilimitados con cargo al presupuesto público.
Las cifras de pobreza, evaluadas en el lapso 1999-2005, sugieren que el porcentaje de hogares pobres en Venezuela aumentó, no obstante las disminuciones que se observaron en 2004 y 2005, como resultado del significativo aumento de la actividad económica durante esos años. Ese aumento de la pobreza ha ocurrido en el contexto de ingresos fiscales sin precedentes en la historia reciente de Venezuela que sin embargo no se han traducido en un crecimiento sostenido de la economía a lo largo del período comentado. Así, una vez examinado que la pobreza lejos de haber disminuido se ha incrementado, conviene documentar lo ocurrido con la distribución del ingreso, la cual hace referencia a la forma cuantitativa como se reparte la riqueza generada en una sociedad.
Una manera de aproximarse a la distribución del ingreso es dividiendo a la población en estratos de ingresos y asignarle a cada grupo lo que le ha correspondido según el ingreso percibido. La fuente primaria para estos propósitos es la Encuesta de Hogares que realiza el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Con base en esa información se construyen, entre otros, dos indicadores que expresan la igualdad o desigualdad de la sociedad venezolana. El primero de ellos es el Coeficiente de Gini, el cual se mide entre cero y uno. En la medida en que el reparto del ingreso es más equitativo el valor de ese coeficiente tiende a cero en tanto que mientras más injusta es la distribución del ingreso su valor tiende a uno. En segundo lugar, al clasificar a la población según su ingreso se obtienen grupos que representan fracciones de perceptores de la renta nacional. Para los fines expositivos se utilizarán agrupaciones que constituyen veinte (20) por ciento cada una de ellas.
Un estudio reciente de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), publicado en la Revista de la CEPAL de diciembre de 2005 sugiere que entre 1990 y 2002 se deterioró la distribución del ingreso en algunos países la región, en particular en Argentina, Brasil y Venezuela, en tanto mejoró en otros como en los casos de Chile, Colombia, México y Uruguay. En lo relativo a Venezuela, al comparar los resultados del estudio correspondiente a 2002 con los observados en 1997, es manifiesto que el porcentaje del ingreso nacional percibido por el diez (10) por ciento más rico aumentó mientras que la fracción del ingreso que recibió el cuarenta (40) por ciento más pobres disminuyó.
De acuerdo con una investigación reciente realizada por la UCAB con cifras disponibles hasta el primer semestre de 2005, se verifica el resultado anteriormente comentado en el sentido que en Venezuela se observa una mayor concentración en la distribución del ingreso, tal como se expone en el cuadro.
Indicadores de la distribución del ingreso en Venezuela
Coeficiente Porcentaje Porcentaje
de Gini del ingreso del ingreso
del 20% más del 20% mas
pobre rico
1998 45,4 4,4 50,7
1999 44,9 4,8 50,2
2000 45,0 4,7 48,0
2001 43,3 5,0 48,4
2002 48,8 3,9 53,8
2003 48,0 3,5 54,3
2004 46,2 4,2 51,1
2005 48,5 3,7 52,5
Fuente: Matías Riutort: “Ingreso, desigualdad y pobreza”, Revista, Temas de Coyuntura UCAB
Como es evidente, el coeficiente de Gini expresa que entre 1999 y 2005 el ingreso se ha concentrado en Venezuela. A mayor detalle se aprecia que el veinte (20) por ciento más rico de la población aumentó su participación en el ingreso generado. Estos datos no son sustancialmente diferentes de los registrados durante la década de los ochenta y no es de esperar que la forma en que se reparte la renta experimente cambios dramáticos en el corto plazo, lo que es sorprendente a primera vista es que se haya deteriorado durante un gobierno que levanta la equidad como bandera política. Ello remite al examen de al menos dos factores que pudiesen haber privado en ese resultado. En primer lugar, la estructura tributaria en Venezuela presenta un marcado sesgo hacia los impuestos indirectos como el IVA, el cual tiende a ser regresivo, por cuanto la imposición no discrimina por el nivel de ingreso de quienes lo pagan, a diferencia del impuesto sobre la renta. Si se evalúa el aumento de la tributación en Venezuela entre 1999 y 2005 el hecho más resaltante es el crecimiento de los impuestos que gravan al consumo y el estancamiento de los que pechan al ingreso. En segundo término, los subsidios otorgados por el Estado no necesariamente favorecen a los estratos más pobres, como es el caso de las subvenciones al consumo de la gasolina. El costo en que incurre el Estado venezolano por vender la gasolina por debajo de su costo de producción es de aproximadamente US$ 2.500 millones y el sacrificio fiscal por los ingresos que deja de percibir al valorar la cesta petrolera a los precios actuales excede los US$ 5.000 millones, más de 3,0% del PIB. Ese subsidio lo percibe, fundamentalmente, el veinte (20) por ciento más rico que posee uno o más vehículos. Allí reside pues uno de los determinantes de la injusta distribución del ingreso en Venezuela.
Aristóbulo sin educación
El profesor Aristóbulo Istúriz fue un destacado luchador gremial y cuando fue diputado también mantuvo posiciones firmes en defensa de la educación y los intereses de Venezuela. Toda esa labor de años, Aristóbulo la tiró por la borda con estas frases infelices, con motivo de la discusión de la legislación educativa de Venezuela: «estoy politizando la educación y qué». Se trata de una persona soberbia, enceguecida por el poder. Si esto no fuese suficiente, luego afirmó quien funge como ministro de Educación: «El maestro venezolano ahora más que nunca necesita la política y la ideología. Todo maestro debe ser un político comprometido con un sueño de país, para poder hacerlo realidad. Sin maestros no hay revolución, la educación tiene que estar al servicio de la liberación del pueblo». Para Aristóbulo el fin último es un maestro que forme para el socialismo: “Cada maestro tiene que estar casado con el modelo de república, y nuestra ideología política tiene como objetivo construir la ideología socialista del siglo XXI». El problema educativo en Venezuela es tan grave que antes que ideología los maestros deben dominar primero y a profundidad el álgebra, el castellano y la expresión oral y escrita. Probablemente lo que el ministro Aristóbulo ignora es que ideología según el marxismo no quiere decir lo que él interpreta, sino falsa conciencia. De ahí el peligro que ministros ideólogos traten de ideologizar a los estudiantes.
El dólar argentino
El ministro de Finanzas, Dr. Nelson Merentes, confesó. En rueda de prensa el día 11de julio de 2006, intentando descalificar los comentarios en torno a la colocación de bonos argentinos en el mercado internacional, lo que habría producido ganancias jugosas a algunos bancos, dejó sentado que lo que en realidad existe en Venezuela es un sistema de cambios múltiples con tres tasas de cambio. Fue útil esa conferencia de prensa para que Venezuela conociera la verdad sobre su régimen cambiario. Hay tres tasas de cambio: la oficial, a Bs/US$ 2.150, la del mercado paralelo según las negociaciones de las acciones de la CANTV a un tipo de cambio de Bs/US$.2.600 y la del dólar argentino que sirve para las transacciones del gobierno con ciertos banqueros cuya tasa es de Bs/US$.2.380. A esta cotización compran los bancos los bonos y luego al venderlos en New York transforman los dólares obtenidos a la tasa del dólar CANTV. Ello produce una rentabilidad de 9,2%, libre de impuesto a la renta, sin incluir el pago de comisiones y las fluctuaciones del precio de los bonos. Después el gobierno se extraña de que en Venezuela se haya deteriorado la distribución del ingreso y que los nuevos ricos ahora sean más ricos.
Publicado con autorización del autor
- 23 de julio, 2015
- 13 de mayo, 2025
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