Tan cerca y tan lejos
Por Luis Cino
CUBANET
LA HABANA, Cuba – Lo confieso, tiemblo cada vez que el gobierno norteamericano anuncia nuevas medidas para acelerar la llegada de la democracia a Cuba.
Dichas medidas generalmente son impracticables, inefectivas y contraproducentes. Sus únicos resultados son ganar votantes entre el electorado cubano americano y dar coartadas adicionales al régimen de La Habana para seguir apretando el dogal.
Ha sido así durante casi medio siglo. El embargo norteamericano aún sigue siendo la justificación del régimen para cualquiera de sus excesos represivos.
El nuevo informe de la Comisión para una Cuba Libre del Departamento de Estado es más de lo mismo. Los 80 millones de dólares destinados a apoyar la disidencia y un inquietante capítulo secreto han vuelto a exacerbar la paranoia de la dictadura.
Quizás no sea tanta. Es parte del juego. Las nuevas medidas convienen al régimen más de lo que lo preocupan. Le da nuevos argumentos para calificar otra vez más de «mercenarios al servicio del imperialismo yanqui» a todo aquel que se le oponga.
La dictadura se siente amenazada o quiere aparentarlo. Es lo mismo. En un régimen compulsivamente represivo como el cubano, eso no hace augurar nada bueno derivado de las nuevas medidas. Digo, a no ser que su verdadero objetivo sea poner nervioso y hacer rabiar al régimen.
Me temo que esta vez hay algo más bajo el mantel. Sólo un poco más. Lo suficiente para activar los gatillos de la represión. Por lo pronto, el presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo Alarcón, no dejó lugar a dudas. Algunos pagarán con años de cárcel los platos rotos.
La nueva ola represiva puede estarse incubando. Esta vez sería en verano y probablemente no tan espectacular como la de la Primavera Negra de 2003. Algo deben haber aprendido de su error en cuanto a costos políticos.
De nuevo, la declarada intención del gobierno norteamericano de ayudar a traer la democracia a Cuba puede ocasionar más daños que beneficios.
El asunto lució mal desde el comienzo. La mera creación en Washington de una Comisión para implementar la transición a la democracia en Cuba, con coordinador norteamericano incluido, es inquietante.
La dictadura utilizó una implícita injerencia extranjera como razón para agitar el espantajo nacionalista y patriotero. Atizó en la población el miedo al cambio utilizando todos los medios a su alcance, desde discursos hasta animados de TV. De paso, a propósito de las limitaciones de los viajes y remesas a Cuba, trató de erigirse hipócritamente en el artífice de la unidad de la familia cubana.
La cuestión de los fondos para ayudar a la oposición está siendo explotada por el régimen. Ha creado una polémica entre los disidentes. La ayuda económica es necesaria, venga de donde venga, el problema es su costo. Muchos líderes opositores han advertido que debe ser sin condicionamientos.
La ayuda económica no debe ser el meollo del asunto. Primero que todo, porque realmente no lo es. Con fondos o sin ellos, la oposición al régimen no desaparecerá, y tampoco el régimen les descolgará el sambenito de «mercenarios».
Tanto el régimen cubano como sus opositores saben que la mayor parte de ese dinero no llegará a Cuba. Se quedará trabado por los caminos de proyectos inviables. Se enredará en los vericuetos legales del embargo. Los disidentes seguiremos siendo rehenes de Fidel Castro y la TV Martí seguirá siendo invisible en Cuba.
El coordinador Caleb McCarry no logró tranquilizar a muchos con su explicación de que el Plan no se impone a los cubanos, sino que se implementaría si un futuro gobierno de transición solicita ayuda a Estados Unidos. Respondiendo a un periodista indiscreto, no descartó que esta ayuda incluyera un eventual envío de tropas norteamericanas.
La ayuda norteamericana, si es desinteresada y sin condicionamientos, será muy necesaria. Quién lo duda. Sólo me pregunto, a este paso, quiénes integrarán el gobierno de transición que la solicite.
Si Washington sigue generosamente brindando coartadas al régimen cubano para el aniquilamiento de la disidencia interna, llegada la hora de la transición, quizás el diálogo sea con la facción verde olivo que triunfe en la guerra civil… Probablemente, será tan plattista como los que aplauden el Plan Bush o los que preparan la nueva ola represiva en La Habana.
Fidel Castro se acerca a los 80 años, los mandarines levantan el cadalso para los disidentes. Mientras, los herederos designados escogen el modelo de sucesión más ilegítimo y chapucero que se les ocurra, Estados Unidos espera su momento de ocupar un sitio en la ecuación… Elija usted su pesadilla.
Cuba, como México, todavía más, sigue estando lejos de Dios y demasiado cerca de los Estados Unidos.
- 23 de julio, 2015
- 13 de mayo, 2025
- 12 de mayo, 2025
- 18 de abril, 2025
Artículo de blog relacionados
El Nuevo Herald El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, puede no haber...
26 de mayo, 2013- 19 de noviembre, 2023
The Wall Street Journal Americas Hace 80 años, Ralph Heilman, el decano de...
26 de marzo, 2014Por Leopoldo Puchi Correo del Caroní A propósito de la grave crisis de...
28 de septiembre, 2008