Motivos para estar optimista
Por Guillermo I. Martínez
Diario Las Americas
La aparentemente imparable nueva ola de regímenes populistas de izquierda en América Latina se desintegró aparatosamente cuando amenazaba caer desde Los Andes encima de una sociedad peruana más moderna e integrada.
No es que Perú fuera el mejor lugar para que esta locura terminara. Lo que ocurre es que esa nación fue vacunada hace años contra la demagogia de militares ambiciosos que buscaban eternizarse en el poder empujando a los pobres en una lucha de clases contra los ricos.
Ollanta Humala quiso repetir el experimento y estuvo cerca. Pero llegó tres décadas tarde. El General Juan Velasco Alvarado gobernó con una agenda similar desde 1968 hasta mediados de los 70, con desastrosos resultados para Perú, para sus ricos y para sus pobres. Esta vez, en cambio, los peruanos decidieron escoger el mal menor, Alan García, el demagogo ex Presidente cuyo gobierno no fue menos corrupto, ni ineficaz. Solamente que en esta ocasión, García admitió sus errores del pasado y prometió no repetirlos.
García sucede al Presidente Alejandro Toledo, quien pese a sus escasos márgenes de popularidad durante la mayor parte de su administración, se las arregló para conducir al Perú a su más alto nivel de crecimiento durante los últimos cinco años. Después de elegir a García, los peruanos súbitamente se percataron de los méritos de Toledo y sus índices de popularidad subieron hasta un 60 por ciento.
Hoy en día, el volumen de las exportaciones peruanas es siete veces mayor de lo que fueron hace cinco años- en parte debido al aumento en el precio de las materias primas en todo el mundo. El Presidente Toledo consiguió que el Congreso Peruano aprobara un Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y esta semana está en Washington, D.C. con el Presidente George Bush para presionar al Congreso norteamericano a que ratifique el pacto.
Hay muchas razones para estar optimista sobre el futuro del Perú, como también hay motivos para estar preocupado. Uno de ellos es la propensión del Presidente electo a recurrir a la demagogia para satisfacer su descontrolado ego. De la forma cómo gobierne dependerá el futuro de esa nación sudamericana. Mi optimismo sobre el futuro del Perú no radica en García, ni en el crecimiento económico experimentado en los últimos cinco años. Más bien, mi razonamiento descansa en los pequeños, pero no frágiles hombros de una mujer de 30 años, Keiko Fujimori, la hija del prófugo ex Presidente. Keiko Fujimori representa lo mejor de una nueva corriente de jóvenes políticos latinoamericanos. Ella no es una estudiosa de la Ciencia política ni, tampoco, una política motivada por la ambición. En realidad, ha sido entrenada para dirigir el partido que fundó su padre hace más de una década, cuando era Primera Dama medio tiempo y estudiante de Administración de Empresas en Boston. Ahora está casada con Mark Vitto, un consultor estadounidense que trabaja para la IBM, y toma su tarea como líder del partido Fujimorista muy en serio.
Tan en serio, que la joven Fujimori obtuvo más de 600 mil votos en su campaña para llegar al Congreso, la más alta votación registrada en la historia del Perú entre los candidatos a la legislatura. Habla despacio y con parsimonia. Le gusta escuchar. Pero quienes la conocen advierten que detrás de esa suave voz hay una voluntad y un temperamento de hierro que bien conocen.
Durante una entrevista realizada en casa de su tía en Monterrrico, donde vive con su esposo Keiko, respondió de manera fluida todos mis cuestionamientos y se refirió a la defensa de su padre, quien resiste a ser extraditado desde Chile.
“Las condiciones de la Justicia en el Perú no son las mejores para que él regrese”, subraya, “Cuando lo estén, el retornará y será exonerado de todas las cosas de las que ha sido acusado”. La joven Fujimori habla con propiedad y tiene credibilidad. Aun en las épocas en las que era Primera Dama -después de que su padre se divorciara de su madre- Keiko siempre pensó de manera independiente. Se negó a firmar una petición para cambiar la Constitución del Perú permitiendo a su padre optar por un segundo mandato. Hoy por hoy, ella es, una fuerza política por derecho propio.
La joven Keiko no vacila en hablar de su filosofía política. Cuando le pedí que se definiera, me respondió rápidamente: “Económicamente nos alineamos hacia la derecha. En asuntos sociales, estamos a la izquierda. El Fujimorismo es pragmático”, explicó. Y pragmatismo es la nueva impronta en la política Latinoamericana, un aspecto que ha quedado de manifiesto en la mayoría de jóvenes que depositaron su voto a favor del candidato conservador Felipe Calderón en las recientes elecciones presidenciales mexicanas, y un rasgo muy visible en Keiko Fujimori. Una excelente razón para tener fe en el futuro de América Latina.
Guillermo I. Martínez radica en el sur de la Florida.
- 23 de julio, 2015
- 13 de mayo, 2025
- 12 de mayo, 2025
- 18 de abril, 2025
Artículo de blog relacionados
El Nuevo Herald El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, puede no haber...
26 de mayo, 2013- 19 de noviembre, 2023
The Wall Street Journal Americas Hace 80 años, Ralph Heilman, el decano de...
26 de marzo, 2014Por Leopoldo Puchi Correo del Caroní A propósito de la grave crisis de...
28 de septiembre, 2008