Trilogía de la prosperidad
Por Guillermo Arosemena Arosemena
El Expreso de Guayaquil
Hay algunos determinantes del nivel de vida y progreso humano; si tuviera que escoger tres de ellos que actúan como una unidad, serían: emprendimiento, capital de riesgo y mercado de capitales. Los tres se complementan y ninguno funciona sin los otros dos. Lamentablemente ellos escasean en los países del Tercer Mundo; no existen en suficiente cantidad los primeros, hay que buscar con lupa los segundos y el tercero, funciona en forma embrionaria y muy ineficientemente.
Los grandes idealistas, inventores, innovadores y organizadores de la humanidad, han sido auténticos emprendedores, han comenzado de la nada y sus gestiones han transformado el mundo. Ellos convierten sus sueños en realidades. Todos ellos han tenido algo en común: curiosidad intelectual.
La Revolución Industrial en Inglaterra, fue el resultado de mentes emprendedoras que simultáneamente inventaron maquinarias, procesos y negocios. Por ejemplo Josiah Wedgwood inventó la marca en 1760. Todos los productos fabricados por él, comenzaron a llevar la marca: su apellido. Antes de él, los bienes se vendían sin marca, pero Wedgwood, al crearla, se convirtió en pionero en marketing. Actualmente es inconcebible fabricar productos sin marcas, ellas forman parte de los activos intangibles de las empresas.
La influyente revista Business Week, anualmente publica el ranking de las marcas más famosas y costosas del mundo. La mayoría tiene valores superiores a 1.000 millones de dólares. En Ecuador, la marca de la gaseosa Tropical, fue vendida en 1’000.000 de dólares años atrás, y otras marcas se han negociado en mínimo 500.000 dólares. ¿Cuánto podrían valer las marcas Supermaxi y Mi Comisariato?
Desde hace 300 años, los emprendedores son detenidamente estudiados por investigadores, historiadores y catedráticos, por la enorme contribución que hacen a la prosperidad de los países. Uno de ellos fue Joseph Schumpeter, quien dedicó años a identificar la función de esos seres únicos que además de estar motivados por el dinero, son mentes que necesitan estar permanentemente creando.
Él sostenía que ellos eran seres que juntaban nuevas combinaciones de factores económicos para cambiar el flujo de la vida económica. Pensemos por un momento en los inventores del “chip” que ha servido para crear computadoras, medios de comunicación y electrónica en general. Robert Noyce y Jack Kilby, usando el silicio y otras materias primas básicas, iniciaron la revolución que vive el mundo actualmente, transformando la vida económica. Otro ejemplo es Henry Ford y su creación de la línea de producción que revolucionó la forma de fabricar con eficiencia.
El capital de riesgo también es otro elemento de la trilogía. Desde hace siglos, ha servido para generar riqueza. La mayoría de las grandes exploraciones tuvieron lugar por los inversionistas que tomaron riesgo. Las colonias inglesas en Norteamérica eran grandes empresas creadas con capital de riesgo.
La Segunda Revolución Industrial en Estados Unidos, a fines del siglo XIX, y la Revolución de la Información y Comunicaciones de fines del siglo XX, también fueron posibles gracias al capital de riesgo. Thomas Alva Edison, quien patentó 500 inventos, logró hacer realidad gran parte de ellos, por tener atrás a un grupo de inversionistas, quienes le financiaron el laboratorio Menlo Park en Nueva Jersey. El crecimiento explosivo de la economía de Estados Unidos de los últimos 40 años se debe a que hay centenares de empresas que invierten en proyectos de emprendedores. No menos de 20.000 millones de dólares anuales.
El tercer componente es el mercado de capital, donde se levantan fondos a través de diferentes herramientas financieras y medios de transacción. Las bolsas de valores son el corazón de estos mercados, donde las empresas pueden levantar recursos para hacer crecer los negocios.
Espol, desde hace más de una década, viene contribuyendo a crear conciencia sobre emprendimiento, capital de riesgo y mercado de capitales, y tiene algunos proyectos en marcha. Hay cursos relacionados con los tres componentes, promovió Incoval, la primera incubadora de negocios en Guayaquil; patrocina ferias de ideas e invita a expertos extranjeros a dictar seminarios. Hace un par de semanas tuve la oportunidad de escuchar a uno de ellos que habló sobre la parte teórica del capital de riesgo: ecosistema, factores que inciden en las decisiones, entorno, etc.
También se refirió al mercado en Argentina, donde hay foros y seminarios, lugares de reunión de financiadores y promotores de negocios; posteriormente estos últimos son contactados en alto porcentaje. Hay 6 fondos de inversión, 4 de ellos recientemente constituidos.
Con el apoyo de la Bolsa de Valores de Guayaquil, Espol fue seleccionada por la Universidad de Tulane para elaborar los reportes Burkenroad, que sirven para que pequeños empresarios presenten proyectos de financiación.
En ellos trabajarán alumnos de la escuela de postgrado de la Espol. Finalmente Espol contribuyó a que Ecuador participe en el Global Entrepreneurship Monitor, evaluación de la capacidad emprendedora de los países.
Espol tiene algunos proyectos en mente, pero necesita ayuda financiera. Meses atrás comentaba con el presidente ejecutivo de un banco guayaquileño que se podría hacer mucho, si cada institución financiera asignara 100.000 dólares para financiar nuevos y potenciales proyectos. Sería un estímulo a la innovación y creatividad, tan escasas en nuestro país e indispensables para salir del Tercer Mundo.
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