Comercio trasatlántico libre
Por José María Aznar
ABC
SEAMOS sinceros: Doha no avanza. Como si previera el fracaso de la ronda de comercio mundial, el comisario europeo Peter Mandelson está trabajando en acuerdos bilaterales con Canadá e India. Todo eso está muy bien. Pero, ¿por qué está Estados Unidos fuera de la agenda comercial de la Unión Europea? Estados Unidos podría ser el único miembro del Acuerdo de Libre Comercio Norteamericano (NAFTA, siglas en inglés) que quede excluido de la política de comercio bilateral de la Unión Europea.
Si los aliados trasatlánticos no pueden ponerse de acuerdo sobre cuestiones comerciales, ¿cómo pueden cooperar en multitud de amenazas a la seguridad, desde el terrorismo islámico y los regímenes de Oriente Próximo que lo auspician al afianzamiento de nuestros suministros energéticos, pasando por la gestión de la inmigración ilegal y el auge de los gobiernos populistas y procomunistas en Suramérica? Piensen sólo en qué podría hacer una postura comercial común de Estados Unidos y la UE, los dos mayores inversores en Latinoamérica, para frenar las expropiaciones arbitrarias en Bolivia y Venezuela.
Y aun así, a pesar de que los vínculos comerciales trasatlánticos son profundos, EE.UU. y la Unión Europea no comparten un proyecto político-económico. Ya es hora de cambiar eso y esforzarnos en llegar a un acuerdo comercial formal entre Estados Unidos y la UE, con el fin de forjar una «Zona Atlántica de Prosperidad». Los posibles beneficios son enormes. Un estudio reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calcula que la liberalización del comercio trasatlántico podría llevar a un aumento permanente de los ingresos per cápita de hasta el 3,5 por ciento. Ello equivale a los ingresos de todo un año durante una vida laboral.
Es absurdo que los bienes y servicios estadounidenses afronten obstáculos para llegar a la UE, y viceversa, por culpa de alguna normativa relativa al consumidor o a la protección del medio ambiente.
Lo mismo es válido para las normas técnicas. A menos que Estados Unidos y la UE pacten normativas comunes, que serían aceptadas de inmediato por el mundo, ambos se arriesgan a quedar rezagados ante estrellas en ascenso como China o India, que podrían ser quienes fijaran los parámetros globales.
No hay mucho que decir respecto a la amenaza de Francia de clasificar su sector de los yogures como «estratégico», un ejemplo flagrante de proteccionismo. Pero las políticas gubernamentales proteccionistas de adquisición al otro lado del Atlántico son igual de contraproducentes. El abuso de las medidas contra el dumping -vender en el extranjero a un precio inferior al interior- por parte de Estados Unidos y la Unión Europea no sólo ha perjudicado a los consumidores, sino que también ha provocado represalias de terceros países. Fue lamentable ver cómo la Comisión de la UE imponía medidas preventivas contra las importaciones textiles chinas el pasado verano, a pesar de que el acuerdo para suprimir los cupos de estos productos se firmó en 1995.
Una iniciativa comercial trasatlántica encaja bien en la prioridad del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, de fomentar reformas económicas y mejorar la competitividad de la UE. Pero, a pesar de ello, en la cumbre de EE.UU. y la UE del mes pasado, los líderes perdieron otra oportunidad de llevar la relación económica trasatlántica a un nivel más elevado.
Con el fracaso de las conversaciones de Doha posiblemente a la vuelta de la esquina, un acuerdo de libre comercio entre las dos zonas económicas más grandes del mundo sería la segunda mejor apuesta. Los temores de que esto pudiera convertirse en una fortaleza o en un «club de ricos» cerrado son infundados. Por el contrario, serviría de motor para un comercio libre en otros lugares, y ofrecería prosperidad no sólo a Estados Unidos y la UE, sino a cualquiera que deseara unirse. Canadá y muchos países latinoamericanos serían socios naturales en ese pacto. En lugar de los habituales tópicos trasatlánticos, esto constituiría una acción real para el cambio.
THE WALL STREET JOUNAL © 2006 Dow Jones & Company, inc.
El autor Ex presidente del Gobierno español.
- 23 de julio, 2015
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