Mercados libres, prosperidad y desarrollo
Por Manuel Márquez-Sterling
Diario Las Americas
Se va uno de viajes y la mesa de trabajo se llena de cartas y tarjetas, mientras que la maquina telefónica y la computadora se abarrotan de mensajes que casi, por así decirlo, se desbordan por el teclado de la misma. Sin los servicios de un secretario lleva tiempo arar por entre toda este campo para dar repuesta a los que así lo piden. Hay que ir poco a poco descartando lo inocuo o lo innecesario, que es mucho, como bien sabe el lector. De cada diez llamadas de teléfono 4 o 5 son de alguien tratando de venderle a uno lo invendible. Si esta gente supiera que nosotros por teléfono, sin verle la cara al que llama, o sin saber bien de lo que se trata jamás compramos nada… ¡Ah! ¡Y todo esto es sin contar los periódicos y magazines acumulados!
En fin, pasando papeles y cartas nos encontramos la copia de un artículo publicado hace ya algún tiempo en el Wall Street Journal, que tan amablemente nos ha enviado el fraterno amigo Bertie S. Bustamante. El artículo en cuestión, calzado con la firma de Mary Anastasia O’Grady, aparecido en enero del corriente, se refiere a lo que ha sucedido económicamente en aquellos países que tienen o no mercados libres y también a los que otrora estaban detrás de la cortina de hierro y que de pronto, e inesperadamente, se vieron libres de la dominación comunista.
Como recientemente todos los cubanos, los de a cada lado del muro de agua, vienen discutiendo el camino a seguir después que el régimen de “oprobio y afrenta” que aterroriza a Cuba deje de existir, creemos que es, no solo interesante, sino necesario difundir esta información como forma de orientación a lo que pudiéramos hacer en la post-gangstería en Cuba.
Entre las cosas que se vienen discutiendo entre nosotros los nacidos en la “isla hermosa del ardiente sol,” es aquella de como arrancar de nuevo en el camino de la civilización, o sea, si rompiendo total y completamente con todo el aparato constitucional y el régimen económico de la gangstería comunista o usar, con modificaciones, la constitución comunista y mantener, por un período moderado la economía planificada bajo la centralización existente. Como se sabe, los que mantienen la primera tesis, dicen que hay dos caminos: redactar una nueva constitución, cosa que sería en esos momentos cruciales impracticable, o restaurar instantáneamente y sin modificaciones el llamado “Bill of Rights” de la Constitución de 1940 y poner en efecto el resto de la misma con las modificaciones que sean necesarias.
En estas pocas líneas, no vamos a discutir una u otra cosa [ya lo hemos hecho junto a otros sesudos constitucionalistas cubanos]. Lo que queremos hacer en este artículo es citar las experiencias por las que han pasado los países que se liberaron del comunismo de acuerdo con lo que nos cita el articulo del Journal. Sabemos muy bien que no hay dos experiencias ni dos países iguales. Sin embargo, no debemos olvidar, la vieja sabiduría de aquello de “el que no oye consejos, no llega a viejo” que nosotros los cubanos, desgraciadamente, pocas veces hacemos… es decir oímos los consejos. Veamos:
Pongamos el caso de la república de Estonia donde una vez libre del comunismo y desde los años 90 se ha experimentado una rapidísima y casi espectacular reconstrucción económica. Por ejemplo, en el 2001 el ingreso per capita del estonio era de $3,951, mientras que apenas tres años más tarde, en el 2004, este se había casi duplicado al monto de $7,500. ¿Y como se pudo lograr este rotundo progreso? Pues, como dice Mart Laar, quien fuera primer ministro en el período post-soviético, “la reacción contra todo lo que fuera comunista fue tan grande que sus políticos y gobernantes, casi por instinto, escogieron marchar en dirección opuesta y rápidamente legislaron en contra de todo lo existente.” Entre sus reformas, ineludiblemente, se hallaba el régimen económico de libertad en el funcionamiento de los mercados.
La experiencia de Estonia, [si es que esto fuera necesario] ha sido, una vez más, probar que hay una estrechísima relación directa entre la libertad económica y la prosperidad en un país. De los países con una economía de mercados libres Estonia saltó del 14 lugar al séptimo en cuatro años. Por delante de Dinamarca, Australia, Nueva Zelandia y otros 19 más.
Si los que se hagan cargo del gobernalle en Cuba después del castrismo quieren perpetuar en nuestra patria su desastre económico del presente, o provocar un largo periodo de atraso económico, lo único que tienen que hacer es continuar con el presente régimen económico, que pequeñas curitas no lo harán funcionar correctamente. Esto sería dejar en pie la constitución castrista y ponerle parches aquí y allá. Por otro lado, si se quiere desarrollar a la isla rápidamente, recuperando todo el terreno perdido en los últimos 50 años, y mantener una economía vibrante la solución es restaurar el andamiaje constitucional prexistente al régimen actual, que es lo que nuestra constitución de 1940 garantizaba. Esto significa establecer el ineludible eslabón que restaure la ecuación de libertad política absoluta y mercados libres que para el desarrollo de una nación es la mejor fórmula.
Por último, para remachar lo de los mercados libres, el articulo de Ms. O’Grady saca a relucir la experiencia de Chile, que bajo el gobierno de Lagos comenzó a producir una erosión o lentitud en su desarrollo al introducir trabas o reformas al liberalismo económico instaurado por el régimen de Pinochet. Chile que debería estar por delante de Estonia hoy está en el décimo catorce lugar el mismo que antes ocupaba la república del Báltico.
En fin, es aconsejable pensar y meditar estas cuestiones pues nuestro país en cualquier momento en un futuro cercano se encontrará frente a este ser o no ser económico-político.
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