Irán: ¿al fin, una salida?
Editorial – El Tiempo
Tras meses de confrontaciones –que han hecho temer hasta una intervención militar de Estados Unidos–, la crisis generada por el programa nuclear de Irán parece intentar incursionar en el campo de la alta diplomacia, el único que podría evitarle al mundo otro dolor de cabeza como el que subsiste, con su cuota diaria de bombazos, atentados y muertos, en el ocupado Irak.
La decisión de Washington de participar en un diálogo multilateral con el gobierno iraní, si este “suspende” sus actividades de enriquecimiento de uranio, ha abierto la puerta para una negociación entre los dos países a la que E.U. se negó por casi tres décadas. La respuesta del gobierno de Irán a este paso estadounidense fue negativa, y no es fácil que el régimen de los ayatolás renuncie a lo que en Teherán se percibe como una oportunidad histórica para hacerse a la bomba atómica. Pero el complejo entramado de intereses internacionales en juego quizá pueda producir una fórmula para evitar que estalle otro conflicto en la región del Golfo.
Ya hace tres semanas se había producido la primera señal de enfriamiento en la guerra verbal de Estados Unidos con Irán, con el envío de una carta del presidente Mahmoud Ahmadinejad al presidente George W. Bush, primera comunicación directa de esta índole desde la grave crisis de los rehenes estadounidenses en Teherán hace 27 años (en la cual, según versiones, el actual presidente iraní habría sido uno de los estudiantes radicales que participaron en la toma de la embajada de E.U.). La nueva actitud de la Casa Blanca no es, necesariamente, una respuesta a esa carta y puede ser leída de dos maneras. Los optimistas opinan que responde a las intensas gestiones diplomáticas de la Unión Europea y a las resistencias de Rusia y China, todos los cuales insisten en el camino del diálogo y no de las sanciones. Otros creen que la rama de olivo de Washington podría ser el último gesto antes de optar por una fórmula de fuerza, como bombardeos contra las instalaciones nucleares de Irán.
Rusia tiene razones económicas y geopolíticas, China quiere preservar sus inversiones petroleras y en Europa hay una combinación de estas motivaciones, pero el resultado es igual: buscar una salida política, a la que los cancilleres de Alemania, Francia y el Reino Unido dieron forma en una salomónica propuesta divulgada el jueves. Según ella, las potencias están dispuestas a ofrecer una importante cooperación económica y tecnológica a Irán a cambio de la ‘suspensión’ de su programa nuclear.
No es claro que el gobierno iraní acepte la fórmula. Pese a que ha proclamado que solo aspira a desarrollar energía nuclear para fines pacíficos y a que la oferta de Occidente le ofrece una salida decorosa, de hecho, le cerraría la puerta a su programa nuclear y a lo que parece ser su verdadero designio: obtener la bomba. Por ello, pese a las ofertas diplomáticas, es prematuro ver luz al final del túnel en la crisis con Irán.
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