Un ex carrcelero descubrió que la “gran mayoría (de los prisioneros) eran hijos no deseados,” comentaba J. Chris Killough, también un ex oficial de policía y el miembro menos conocido de un distinguido panel, que incluía a William I. Koch, Presidente de la Koch Crime Commission y patrocinador del torneo de yacht para mujeres de los Estados Unidos, en respuesta a un discurso del Profesor James Q. Wilson, autor de “Crime,” en un foro que tuvo lugar durante un almuerzo organizado por The Independent Institute.

Esta bien financiada organización de investigación en políticas públicas y educativa no partidista, le pidió al renombrado criminalista Profesor Wilson que diserte bajo el título de “Preparing for a criminal onslaught?” El Profesor Wilson estaba más que preparado y proporcionó una solución en una palabra—niños. Afirma que cuando pensamos acerca del crimen y el castigo en nuestra sociedad, debemos procurar obtener soluciones que respondan a esta pregunta que usted debería de formularse a sí mismo: “¿Qué hará esto por el niño?” El aumento de los delitos, cree el Profesor Wilson, está enraizado en un cambio en nuestra cultura. La esencia del mismo es el abandono del cuidado y la responsabilidad por nuestros hijos.

Desde los años ’60, el ritual del matrimonio se ha convertido en una parodia, destacaría Wilson. Los “muchachos consiguen acción y nada de compromiso.” Las mujeres han optado por una vida “familiar independiente.” De esta forma, los hijos fruto de esta “exploración sexual” carecen de la influencia positiva de una estructura familiar sin importar cual sea su raza, credo o color.

El Profesor Wilson proclama que “solamente las mujeres de un cierto nivel de ingresos—Murphy Brown” pueden solventar de manera adecuada el lujo de ser madres solteras. El colocar a las madres solteras en hogares “del tipo Florence Crittendon” sin drogas, alcohol o novios permitidos en las instalaciones es el camino hacia una solución de “pavo frío” sostiene el Profesor Wilson. Podemos esperar esta aproximación en el futuro cercano, dado que como lo destaca el Profesor Wilson, la descomposición de la estructura familiar en los Estados Unidos, en verdad en el mundo, “no es un problema de negro o blanco,” sino uno serio que afecta a toda la sociedad.

“Las prisiones no resuelven el problema de los jóvenes,” afirma Wilson un experto en materia criminal. Ello a pesar de la circunstancia de que por vez primera en el estado en cual se encontraba hablando el orador, California, se gastará más para mantener encerrados a los prisioneros que lo que se gastará en enviar a los estudiantes a las universidades y a los colegios universitarios públicos bajo el presupuesto 1995-96 del reelegido gobernador republicano.

La principal razón para ello es que todo el público se encuentra demasiado conciente del aumento a pasos agigantados del crimen. No se trata tan solo de blancos escapando de los negros o de negros escapando de otros negros, sino de blancos escapando de otros blancos, y de negros escapando de blancos. Lo que puede hacerse y debe hacerse es volver a concentrar a la vida familiar en los hijos—“en todos los hijos.” El crear “grupos artificiales,” de acuerdo con el Profesor Wilson, no será un sustituto para una unidad familiar de un hombre y una mujer casados con hijos, sino que meramente resultará en más crimen y castigo.

Traducido por Gabriel Gasave