De conformidad con un grupo que comercializa medios de grabación, los consumidores gastaron $4.6 mil millones en Digital Video Discs (DVD) el pasado año—más de dos veces lo que gastaron en 2000—superando por primera vez a las ventas de casetes de VHS. Los DVD se vendieron de manera espectacular aún cuando las VCR o videograbadoras se hallan cuatro veces más presentes en los hogares que los reproductores de DVD. Algunas cadenas de tiendas, como Circuit City y Borders, esperan que esta tendencia continúe y están reemplazando sus inventarios de VHS con DVD. Si esto suena familiar, puede ser debido a que el propio formato VHS había derrotado a su rival, el Beta, a mediados y fines de los años 70.

Algunos afirmaban que el éxito del formato VHS atascó a los consumidores en una tecnología inferior. Pero en su libro “Winners, Losers & Microsoft,” los economistas Stan Liebowitz y Stephen Margolis desafían la noción de que el Beta era mejor que el VHS. A pesar de que el Beta ofrecía una imagen técnicamente mejor, los consumidores no podía percatarse de esta diferencia en los televisores de finales de los años setenta. El VHS, por otra parte ofrecía un tiempo de grabación mayor que el Beta—una característica especialmente deseable para grabar largas películas y partidos de fútbol americano.

Desde el final de la guerra VHS/Beta, sin embargo, la “encerrona” continúa como una leyenda urbana popular y comúnmente citada. La teoría del encierro sostiene que los consumidores a veces pueden quedar “atrapados” en una tecnología inferior simplemente debido a que la misma posee un número de usuarios lo suficientemente amplio—ya sea debido a la casualidad o porque los consumidores la adoptaron antes de que alternativas mejores fueran ofrecidas. (La encerrona ocurre supuestamente en los mercados donde un producto, tal como una maquina de fax, se vuelve más útil si más consumidores la utilizan.)

Desafortunadamente, las teorías pueden ganar vida propia aún cuando los hechos no las apoyan. Durante los 90, la teoría del encierro fue citada en varias causas anti monopólicas incoadas contra compañías tales como American Airlines, MasterCard, y Visa. En 2000, el Juez del Tribunal del Distrito de los EE.UU. Thomas Penfield Jackson halló que Microsoft violaba las leyes anti monopólicas debido a que “curvas de realimentación positivas” (ej., la encerrona) impedían a los rivales de la compañía competir de manera efectiva en el mercado de los sistemas operativos (OS) para las computadoras personales (PC)

Es cierto, Microsoft detenta cerca del 50 por ciento del mercado de los sistemas operativos, comparado con su competidor más cercano, Linux, el cual posee cerca de una cuarta parte del mercado. Pero esto no significa que Windows sea mucho menos inmune a la competencia de lo que el VHS lo es respecto de los DVD.

Aquí, el caso del VHS vs. el Beta es instructivo. Supuestamente, ni el Beta ni, más tarde, los discos láser pudieron romper las barreras de entrada que la base de los consumidores del VHS presentaba. Pero los DVD lo están haciendo y a una tasa sorprendente. Incluso si el Beta y los discos láser ofrecían una tecnología superior, la mayoría de los consumidores obviamente decidió que no valía la pena pasarse del formato del VHS—hasta que algo lo suficientemente mejor apareciese en el mercado.

Es más que probable que el DVD se convierta en el nuevo estándar de la industria, hasta que algo más lo reemplace, así como el VHS sustituyó al Beta. Como Liebowitz y Margolis lo observan, algunos mercados solamente apoyan eficientemente a una tecnología, la cual se convierte entonces en el estándar de la industria, hasta que un estándar mucho mejor emerge y lo suplanta, y así sucesivamente.

Las sanciones impuestas judicialmente para desmantelar al líder de un mercado en tal situación, afirman los economistas, conduciría solamente al surgimiento de un nuevo líder asemejándose al viejo en términos de participación en el mercado. De hecho, tal liderazgo del mercado puede realmente ser la mejor opción tanto para las empresas como para los consumidores, especialmente cuando es comparada con la reciente orden de la FCC (siglas en inglés para la Comisión Federal de Comunicaciones) de que los fabricantes instalen sintonizadores digitales en los televisores fabricados después de 2005—lo cual es un ejemplo de un estándar que no cambiará hasta que los burócratas lo decidan.

Mientras Microsoft y otros aguardan la imposición de la Jueza Colleen Kollar-Kotelly de una reparación por la violación de las leyes antimonopólicas por parte de la compañía, Microsoft se encuentra ya desarrollando nuevos sistemas operativos y características pensadas para reemplazar a Windows de la misma manera que Windows reemplazó al DOS. Esta tecnología podría perfectamente tornar inútil todo el litigio contra la posición dominante de Microsoft en el mercado de los sistemas operativos para PC, al cambiar la propia definición del mercado en sí mismo.

Las preferencias de los consumidores hicieron de los DVD uno de los productos electrónicos de más rápido crecimiento jamás, truncando los 20 años de dominio del VHS en el mercado de los medios de grabación. De manera similar, deberían ser las preferencias de los consumidores, no las restricciones u ordenes impuestas judicialmente, las que elijan el nuevo estándar en la tecnología OS—una que probablemente quebrará a Windows.

Traducido por Gabriel Gasave