Disertantes que defienden los “derechos” a portar armas

22 de September, 1999

La causa contra el control de las armas no es necesariamente una ponderada sobre chicharrones y latas de cerveza, tal como lo probara esta semana un foro académico sobre el derecho de los individuos a portar armas.

Este martes, más de 100 personas colmaron el centro de conferencias del The Independent Institute, una entidad sin fines de lucro, para oír los argumentos de la historiadora Joyce Lee Malcolm y del abogado de los derechos civiles Don B. Kates Jr. en favor de una ciudadanía armada.

El significado de la Segunda Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos, el derecho a portar armas, se encuentra en el centro del debate. Aquellos a favor de una legislación sobre las armas, afirman que dicha enmienda permite que las milicias estaduales luchen contra la tiranía federal, mientras que aquellos que se oponen a tal legislación insisten en que ese derecho es de tipo individual.

La gente siempre ha creído en ese derecho, (pero) los interpretes legales del siglo 20 han encontrado una manera de interpretarlo erróneamente, sostuvo Malcolm.

Autora de “To Keep and Bear Arms,” Malcolm se encuentra llevando a cabo actualmente investigaciones atinentes a otro análisis histórico para un libro de próxima aparición, en esta ocasión mediante un examen de las tradiciones de los derechos de los ciudadanos a armarse en Inglaterra. Compartió algunos de sus hallazgos durante el foro, señalando que las condiciones legales de Inglaterra fueron traspasadas a los Estados Unidos a través de las colonias.

Y dado que Inglaterra desarmó a su pueblo mediante vastas leyes, allí el crimen violento se ha incrementado, con ciudadanos más proclives a ser asaltados y robados que sus contrapartes estadounidenses, sostuvo Malcolm.

Las balaceas de alto perfil entre jóvenes, tales como aquellas en la escuela secundaria Columbine en Littleton, Colorado, y en una iglesia en Fort Worth, Texas, son seguidas por un “toque de tambor por parte de los medios de comunicación” a fin de controlar a las armas de fuego, agregó Malcolm.

Pero el violento Kates no tiró ningún puñetazo en su apreciación de los esfuerzos actuales, conmocionando por momentos a la audiencia.

“[Los arquitectos de la Constitución] estarían conmovidos de que en la actualidad, individuos que se denominan liberales, consideren que los militares y la policía son quienes deberían determinar quién tendría que estar armado,” dijo Kates.

Kates señaló que en la época de la Segunda Guerra Mundial, Alemania desarmó a su ciudadanía mediante el empleo de leyes que entraron en vigor tras la Primera Guerra Mundial, impulsadas por la repulsión al saldo de victimas fatales que dejara ese sangriento conflicto bélico.

“No fueron los nazis los que establecieron estas leyes… Fueron los incautos quienes lo hicieron y luego se vieron perjudicados por ellas,” sostuvo.

Kates afirmó que los defensores del control de las armas no son razonables, y que se apartan de los controles sensibles sobre la propiedad de las armas de fuego en favor de prohibiciones totales que criminalizan a los ciudadanos respetuosos de las leyes.

“Somos negros en Alabama y el año es 1890,” dijo Kates. “Somos una clase contra la cual se discrimina, se la excluye de la justicia y se la somete a la injusticia.”

Traducido por Gabriel Gasave

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