Che Guevara

Icono comunista, mercancía capitalista
2 de junio, 2011

Irónicamente, el cruzado anticapitalista e icono de izquierdas Che Guevara se ha convertido en una marca venerada por gente de todo el mundo, lo cual me lleva al libro The Che Guevara Myth and the Future of Liberty (The Independent Institute, 2006) de Alvaro Vargas Llosa. Vargas Llosa quien es académico senior del Centro Para la Prosperidad Global en The Independent Institute, ha combinado tres artículos publicados anteriormente en un libro corto (67 páginas) que evalúa el legado de Guevara y valora las perspectivas de una reforma liberal en América Latina.

Los ensayos no tienen parangón. Mientras Vargas Llosa ofrece un desmantelamiento critico de la mitología que rodea al Che Guevara en su primer ensayo, no conecta el legado de Guevara directamente al liberalismo moderno de América Latina. Ofrece un análisis completo de las reformas, tanto liberales como antiliberales, que han tenido lugar en América Latina durante las últimas décadas, y un tratamiento de la historia y el legado del individualismo en América Latina.

Vargas Llosa introduce el libro con una anécdota sobre cómo se dio cuenta por primera vez de que algo podía estar fuera de lugar cuando vio un poster del Che Guevara en la pared de un amigo al lado de “una imagen del ‘Camarada Gonzalo’, el líder genocida de Sendero Luminoso”, una organización maoísta en el Perú natal de Vargas Llosa. Gonzalo fue un tirano cuya furia había afectado a Vargas Llosa “directamente”. Su objetivo es el de enderezar los entuertos y corregir las falsedades tal como él las ve, argumentando “que el engaño intelectual y político—la esclavitud de la mente—representa el primer paso hacia la opresión”. Así es que se embarca en una exploración de la mitología del Che Guevara y la tradición del liberalismo en América Latina.

Vargas Llosa afirma que Guevara reemplazó a la tiranía de Batista con la suya. Después de tomar La Habana, “Guevara asesinó o supervisó las ejecuciones en juicios sumarios de muchísimas personas—enemigos probados, meros sospechados y aquellos que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado”. Guevara masacró a algunos de sus enemigos y torturó a otros mediante ejecuciones simuladas. Durante su tiempo a cargo de la prisión de La Cabaña, Guevara supervisó numerosas ejecuciones sumarias. Contrarrevolucionarios, disidentes y otros fueron enviados a un campo de trabajos forzados por “faltas a la moral revolucionaria de mayor o menor grado…”, en palabras del Che.

Esto sentó las bases para el confinamiento forzado de los grupos poco favorecidos. Difícilmente un amante de la paz, Guevara también hizo alharaca acerca de la guerra nuclear “para defender un principio” y más en general de la guerra entre los países. Obra y palabras delicadas para alguien cuyo semblante “adorna el abdomen de Mike Tyson”.

Los ensayos sobre el liberalismo latinoamericano complementan el programa de investigación ejemplificado en la obra de Hernando de Soto. Vargas Llosa realiza una mirada crítica a las instituciones culturales y políticas que se han puesto en el camino de las reformas liberales o que han distorsionado las reformas para beneficio privado. Muchas de las liberalizaciones que ocurrieron tras los fracasos del colectivismo en América Latina fueron muy mal hechas: muchos activos fueron transferidos a manos de las elites políticamente conectadas, y a estas empresas favorecidas les fueron concedidos a menudo privilegios monopólicos. Esto ha creado una resistencia popular a una mayor liberalización. Como escribe Vargas Llosa: “En vez de distribuir ampliamente los derechos propiedad, como ocurrió en Inglaterra y en algunos países de Europa Central, la privatización en América Latina sirvió para cerrar el estrecho círculo de la riqueza”. Incluso las celebradas reformas de la educación chilena son limitadas debido a que “el Estado todavía controla los planes de estudio”.

Muchos libertarios señalan acertadamente que las malogradas “privatizaciones” que se han producido en América Latina, Europa del Este, y otros lugares han sido transferencias de recursos a los distritos electorales favorecidos. La gente ve estos episodios como productos del capitalismo de libre mercado; por lo tanto, el pantano resultante ha contribuido a una negativa reacción antiliberal mundial que, me temo, convencerá a muchos de que el caos político luego de algunas formas de liberalización es parte de la lógica del capitalismo.

Vargas Llosa refuerza una lección para todos, ya sean estudiantes, jubilados, intelectuales o encargados de formular las políticas: La humildad en la defensa y el respeto de las costumbres locales es de suma importancia. Yo, por ejemplo, he pasado muy poco tiempo en América Latina y por ello estoy mal equipado para diseñar un programa que conduzca a la paz y la prosperidad hasta tiempos inmemoriales. Los intentos de tecnócratas bien intencionados de todas las tendencias han tenido resultados desastrosos. Más allá de los principios generales como los derechos de propiedad privada, deberíamos dejar los detalles a las personas que sepan lo que están haciendo. El conocimiento local importa, y las personas que viven día a día en las barriadas pobres de América del Sur se encuentran en una posición mucho mejor que cualquier extranjero bienintencionado para tomar decisiones sobre su bienestar.

Mientras navegaba en Internet en busca de material sobre el Che Guevara para un proyecto sobre violaciones a los derechos humanos y libertad económica en 2008, me topé con el sitio www.che-lives.com. A mi entender, tres cosas sobresalían de inmediato del sitio. Primero, los iconos de la hoz y el martillo en la barra lateral izquierda, encontrándose este último junto a “publicidad” (por Google—el enlace le llevará a cheguevaraproducts.com). Lo segundo es el hecho de que la barra lateral derecha es para los enlaces a la Tienda Che-Lives. Luego, justo debajo de la mitad de la página se encuentran los “Enlaces” (en realidad, nuevamente los “Anuncios Google”) ofreciendo uno de ellos “Remeras del Che Guevara” y otro llevando a las “10 reglas para un vientre plano” (¿no puedo simplemente cubrir la antiestética gordura con una remera del Che?). Desde el sitio principal, sería más fácil navegar hasta las “10 reglas para un vientre plano” que encontrar realmente algo que el Che dijo o escribió.

Bella ironía, tu nombre es Che Guevara.

Traducido por Gabriel Gasave

  • es Investigador Asociado en el Independent Institute y Profesor Asociado de Economía y Negocios en la Samford University.

Artículos relacionados