En lo que se ha convertido en un ritual bianual, la semana pasada el Senado votó en contra de la reforma sobre mala praxis médica. Las mentes razonables pueden discrepar acerca de los méritos de la legislación federal, pero una cosa es cierta: Las primas de los seguros por mala praxis médica están más altas que nunca, y los médicos están respondiendo a ello jubilándose anticipadamente, practicando una medicina más defensiva, y pasándose a especialidades menos litigiosas.

Lo que resulta menos cierto, al menos en el debate público, ha sido la causa de las elevadas primas de los seguros. Los médicos, liderados por la American Medical Association, atribuyen “las rápidamente crecientes primas de seguros por responsabilidad médica” a las “aumentadas indemnizaciones judiciales”. El senador Ted Kennedy, sin embargo, se opone a la reforma federal porque, como le dijo al New York Times, “la explicación para estas alzas en las primas puede ser hallada no en los pasillos legislativos ni en las cortes, sino en las salas de directorio”. Su reclamo repite las aserciones efectuadas por abogados litigantes y sus grupos de consumidores aliados como los Americans for Insurance Reform respecto de que se debe culpar de los aumentos en las primas a una “manipulación de los precios” por parte de las perversas compañías aseguradoras.

A primera vista, la de la manipulación de los precios es una explicación peculiar para los recientes aumentos en las primas de los seguros. ¿Es la codicia algo novedoso para el mundo? ¿Eran las compañías aseguradoras seguidoras de la Madre Teresa apenas unos años atrás? Si la codicia y la manipulación son las explicaciones para las primas crecientes, ¿por qué el grupo St. Paul—uno de los más grandes oferentes de coberturas de seguros para casos de mala praxis médica de la nación—salió del mercado en 2001? ¿Fueron las ganancias originadas en toda esa manipulación de los precios demasiadas para la conciencia culposa del grupo St. Paul? Y considérese que casi la mitad de los médicos están asegurados a través de mutuales, Ej., compañías aseguradoras propiedad de los médicos. ¿Están los médicos manipulándose a sí mismos?

La explicación de la manipulación falla en pasar algo más que la prueba de credulidad. La manipulación de los precios puede funcionar solamente si las firmas tienen poder de monopolio—así que si la manipulación es la explicación para las primas más altas, esperaríamos ver mayores primas en los estados con menos competencia. Mi alumna, Amanda Agan, y yo analizamos esta hipótesis en un trabajo publicado hace dos días por el Manhattan Institute. Contrariamente a la hipótesis de la manipulación, encontramos que un incremento del 10% en la concentración de la industria aseguradora reduce las primas en $2.200. El resultado tiene sentido si recordamos que, para aumentar la participación en el mercado, las firmas no elevan los precios sino que en cambio los reducen. Wal-Mart se ha convertido en el minorista dominante de la nación bajando los precios, no subiéndolos.

Si las codiciosas compañías aseguradoras no deben ser culpadas por los incrementos en las primas de los seguros por mala praxis médica, quizás sí las compañías de seguros tontas. Cuando no están culpando a la manipulación de los precios, los miembros de la organización Americans for Insurance Reform afirman que las inversiones erróneamente administradas y no el sistema legal son las responsables por gran parte de la reciente alza en el “ciclo asegurador”. Es cierto que el mercado asegurador periódicamente ingresa en épocas de crisis seguidas por épocas de relativa calma. El ciclo asegurador, no es una causa independiente de las primas más altas; es una consecuencia natural de la incertidumbre del sistema de responsabilidad.

En el largo plazo, las compañías aseguradoras deben cubrir sus costos, así que los incrementos en las primas siguen a los incrementos en las indemnizaciones. Como lo demostramos en nuestro estudio, durante los últimos 30 años cada dólar de aumento en las indemnizaciones ha llevado a un dólar de incremento en las primas. Pero las indemnizaciones son muy difíciles de predecir debido a que las indemnizaciones pasadas nos dicen muy poco respecto de las indemnizaciones futuras. Las compañías aseguradoras, entonces, tienen un trabajo difícil: Deben predecir las indemnizaciones futuras basadas solamente en un puñado de las indemnizaciones más recientes. ¿Fue la más reciente indemnización multimillonaria en dólares una señal de costos más altos de manera permanente, o tan solo se trató de una excepción? ¿Está funcionando la reforma en materia de indemnizaciones o las indemnizaciones más razonables del año pasado fueron apenas una pausa en la larga tendencia alcista?

Dada la dificultad de predecir las indemnizaciones, no sorprende que a veces las compañías aseguradoras cometan errores. Como resultado, las empresas de seguros pueden asignarle un precio a sus primas basadas en una proyección de futuras indemnizaciones que sean demasiado bajas.

Usted nunca escucha a los críticos de la industria quejándose de los precios bajos, pero ahora sabemos que los precios en los años 90’ no eran lo suficientemente altos como para cubrir el incremento en las indemnizaciones. Los recientes aumentos en las primas son simplemente un reconocimiento tardío de la realidad de lo que parecerían ser unas indemnizaciones por mala praxis médica permanentemente más altas. Dado que el ciclo asegurador es una función de la incertidumbre de las indemnizaciones, no una causa independiente de los precios más altos, la mejor forma de disminuir lla variación en las primas es la de tornar más predecibles a las indemnizaciones.

Además de ser altamente variables, las primas de los seguros por mala praxis médica están creando problemas debido a que simplemente son demasiado elevadas, al menos en algunas zonas del país. Nuestro trabajo examina como las indemnizaciones, al igual que las primas por mala praxis, son mucho más altas en algunos estados que en otros—por razones que tienen poco que ver con la mala praxis médica. Por ejemplo, las indemnizaciones por medico son de aproximadamente $10.000 en Pensilvania pero de apenas $1.668 en Wisconsin. ¿Es la mala praxis médica en verdad seis veces peor en Pensilvania que en Wisconsin? Más plausiblemente, a las razones para las indemnizaciones más altas de Pennsylvania se las encuentra en las diferencias legales y culturales, incluidos los jueces electos del estado “Keystone” y el fervor redistributivo de los tribunales de Filadelfia.

Por ejemplo, los estados con jueces electos partidarios, poseen indemnizaciones por mala praxis médica por reclamo que son $36.000 más altas que en otros estados. Es también bien conocido que a los tribunales de Filadelfia, como a su primo del Bronx, le gusta redistribuir la riqueza. Entre 1999 y 2001 hubieron 87 veredictos por encima de $1 millón en Filadelfia, casi tantos como todos los de California (101).

La manera de reparar a los quebrados sistemas de mala praxis médica, como el de Pensilvania, es resolver los problemas subyacentes del sistema indemnizatorio—ya sea a través de un estatuto federal, la legislación estadual o la supervisión judicial. Señalar con el dedo a la industria aseguradora por manipulación de los precios o mala administración puede ayudar a que los abogados litigantes bloqueen la reforma, pero estas acusaciones tienen poco sentido y no se encuentran respaldadas por la realidad. Como lo dijo famosamente Daniel Patrick Moynihan, “Mientras que todos los hombres tienen derecho a sus propias opiniones, no tienen derecho a su propia verdad”.


Alexander Tabarrok es Senior Fellow en The Independent Institute, Profesor Asociado de Economía en la George Mason University, director de los libros del Instituto, Entrepreneurial Economics, The Voluntary City (con D. Beito y P. Gordon), y Changing the Guard: Private Prisons and the Control of Crime.