¿La nueva Ley de Acoso Cibernético criminaliza la libertad de expresión?

18 de January, 2006

Un vehemente debate rodea a la Sección 113 de la Ley de la Violencia Contra las Mujeres (VAWA es su sigla en inglés)—un agregado de último minuto a ley intitulado Prevención del Acoso Cibernético.

¿La nueva ley es ”perniciosa” o meramente redundante? ¿Destruirá a las comunicaciones de Internet tal como las conocemos o no tendrá ningún efecto? ¿Los miembros del Congreso leen realmente las medidas que votan?

La Sección 113 fue promulgada por el Presidente Bush el 5 de enero. La misma enmienda el 47 U.S.C. 223, el estatuto de hostigamiento en las telecomunicaciones que se encuentra incorporado a la Ley de Comunicaciones de 1934.

El estatuto de telecomunicaciones prohíbe que alguien utilice un teléfono o un dispositivo de telecomunicaciones “sin revelar su identidad y con la intención de molestar, abusar, amenazar, o acosar a alguna persona”.

En la práctica, esto ha significado que usted no puede anónimamente molestar a otra persona a través de las líneas telefónicas. Las sanciones incluyen dos años de cárcel y onerosas multas.

La Sección 113 enmienda al estatuto para incluir “cualquier dispositivo o software que pueda ser utilizado para originar telecomunicaciones u otros tipos de comunicaciones que sean transmitidas, en todo o en parte, mediante Internet”.

Haga cick aquí para ver los específicos agregados y supresiones.

El 9 de enero, el gurú de la libertad electrónica Declan McCullagh publicó un artículo intitulado “Create an e-annoyance, go to jail”. Un furor casi instantáneo tuvo lugar.

McCullagh comenzó declarando, “No es ninguna broma. El martes pasado, el Presidente Bush convirtió en ley una prohibición sobre la publicación de mensajes molestos en la Web o el envío de mensajes de e-mail fastidiosos sin la revelación de la verdadera identidad”.

McCullagh y aquellos que concuerdan con su interpretación de la Sección 113 representan al lado del debate que sostiene que ”la ley es perjudicial y que dañará a Internet”. Sus advertencias giran en torno a dos aspectos: “molestia” y “anónimo”.

El académico especializado en la Primera Enmienda Eugene Volokh sostiene que la Sección 113, de ser aplicada consistentemente, criminalizará la expresión irritante en la Web que también tiene la intención de informar. Por ejemplo, el creador anónimo de un blog o bitácora que critica a un político puede desear sinceramente que el blanco se sienta lo suficientemente incomodo con la reacción del público como para modificar su comportamiento. Si el sitio se involucra en mentiras dañosas, entonces se aplican las leyes existentes sobre difamación.

Por lo demás, el derecho a expresar opiniones bajo un seudónimo ha sido generalmente reconocido por la Primera Enmienda, con ciertas excepciones tales como las amenazas.

El paralelo con un ”seudónimo” resulta significativo porque la Sección 113 no extiende meramente las protecciones tradicionales de una vieja tecnología (los teléfonos) a una nueva (Internet). La Web se asemeja más a la publicación que la telecomunicación. Las llamadas telefónicas son consideradas comunicaciones entre dos personas y por ende, tal como lo comenta Volokh, las mismas “raramente son de gran valor respecto de la Primera Enmienda”.

En contraste, Internet implica una expresión pública. Esta circunstancia por sí sola hace que la Sección 113 sea de una clase diferente al 47 U.S.C. 223 y no meramente una extensión del mismo principio.

Además, la “molestia” y la “intención de molestar” son términos inconstitucionalmente vagos. En cambio, el hostigamiento parecería estar bien definido: el acosar, el hacerse pasar por alguien, las amenazas, el envío de virus a través del correo electrónico, la difamación, el contactar a la familia y a los compañeros de trabajo del blanco. Los críticos de la Sección 113 “no” están defendiendo un “derecho” a acosar sino el derecho a molestar públicamente, lo que no es otra cosa que la libertad de expresión.

Como alguien que administra boletines electrónicos, he observado en la práctica tanto al hostigamiento como a la molestia. La molestia se da cuando un participante maleducado emplea un nombre ficticio para inflamar a otro miembro debido a un comentario sobre Irak o el aborto. El acoso es lo que recientemente me llevó a cerrar un boletín; el verdadero nombre de un miembro fue “descubierto” y su “vida real” fue ensombrecida mediante amenazas.

Tal como es presentada, la Sección 113 no hace ninguna distinción entre el comportamiento infantil y el amenazante.

Interesantemente, aquellos que argumentan en contra de McCullagh no necesariamente lo hacen a favor de la Sección 113. En su lugar, apuntan a la irrelevancia de la referencia a la “molestia”. El ex fiscal del Departamento de Justicia Orin Kerr declara que el estatuto y la enmienda a la VAWA solamente pueden ser utilizados para prohibir la expresión que no esté protegida por la Primera Enmienda. Resumiendo, las protecciones a la libertad de expresión también se aplican a Internet.

Daniel Solote, Profesor Asociado en la Escuela de Leyes de la George Washington University, sostiene que una cláusula anti-anonimato solamente se aplicará en aquellos casos en los que la molestia sea parte del hostigamiento.

Otros afirman que la Sección 113 no será aplicada fuera del contexto de su título: “Prevención del Acoso Cibernético”. Pero aquellos que recuerdan cómo la Ley de las Organizaciones Corruptas y del Chantaje Influido (RICO conforme su sigla en inglés), originalmente escrita para aplicarse contra el crimen organizado, fue eventualmente utilizada contra los grupos pro-vida en las ”guerras del aborto” no se confiarán.

Con los expertos y los abogados contradiciéndose ya entre sí, dos cosas parecerían claras.

Primero, descubriremos lo que verdaderamente significa la Sección 113 cuando alguien desafíe a la ley. Un candidato que está siendo mencionado en Internet es Annoy.com; el sitio ofrece un “servicio por el cual la gente envía postales políticamente incorrectas sin que les sea exigido suministrar su identidad”

El dueño del sitio Clinton Fein tiene un historial de “buscar medidas cautelares y declaratorias” contra la Ley de Decencia en las Comunicaciones de 1996 a través de la cual fue criminalizada la comunicación “indecente” mediante una computadora que esté pensada para “molestar”. Fein considera que la Sección 113 “autoriza un desafío constitucional”.

Segundo, esta es una ley mala y redactada apresuradamente que fue añadida a un proyecto de ley popular. Puede ser que la sección 113 procure la protección contra las verdaderas amenazas o la violencia, pero su lenguaje es tan vago que pone en peligro a una discusión política mucho más amplia.

Ello ilustra por qué la organización Downsize DC está promoviendo una “Ley Sobre al Lectura de los Proyectos de Ley “, la cual le exigirá a los congresistas que lean las medidas antes de votar por ellas.

Es triste que tal objetivo de sentido común suene utópico.

Traducido por Gabriel Gasave

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