Chile está girando hacia la derecha, pero ¿qué derecha?

José Antonio Kast tendrá que optar por una variante del conservadurismo.
6 de diciembre, 2025

Chile, alguna vez la estrella económica de América Latina, podría estar listo para poner fin a su tortuoso romance con el socialismo revolucionario y demostrar al resto de la región (una vez más) cómo una economía libre y dinámica beneficia a la población.

Pero antes hay que ganar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales el 14 de diciembre, y José Antonio Kast, el candidato conservador en la contienda, no solo tendrá que vencer en la siguiente instancia electoral a Jeannette Jara, miembro del Partido Comunista de la coalición de izquierda que gobierna Chile, sino que también tendrá que demostrar que es capaz de conformar su propia coalición, reuniendo a todos los elementos de una derecha dispar.

La primera vuelta de las elecciones presidenciales de Chile, que concluyó el 16 de noviembre, está siendo interpretada como un rechazo a los últimos seis años de dominio ideológico y político de la izquierda revolucionaria, liderada por el actual presidente Gabriel Boric. Durante estos seis años, la economía chilena apenas ha crecido, oscilando abruptamente, según un análisis del Banco Mundial, desde un crecimiento del 4 % en 2018 al 0,6 % en 2019, el -6,1 % en 2020, el 11,3 % en 2021, el 2,2 % en 2022, el 0,5 % en 2023 y el 2,6 % en 2024.

El Sr. Kast, que obtuvo alrededor del 24 % de los votos en la primera vuelta frente al casi 27 % de la Sra. Jara, es considerado el favorito para la segunda ronda electoral, en virtud de que los demás candidatos más votados en la votación preliminar también se situaban a la derecha del centro.

Pero ganar es una cosa y gobernar es otra. Para lograrlo, Kast deberá formar un gobierno de coalición, que incluya a sectores de la derecha populista (tan populista que en algunos aspectos puede confundirse con la izquierda populista), liderada por Franco Parisi, que logró un sorprendente tercer puesto en la votación preliminar con casi el 18 %; la derecha libertaria, liderada por Johannes Kaiser, que obtuvo casi el 14 %; y la tradicional centroderecha, liderada por Evelyn Matthei, que finalizó quinta.

Que Chile ha girado hacia la derecha también lo confirma el hecho de que los candidatos que representan a los partidos de centroderecha obtuvieron en conjunto un total de 76 escaños en la Cámara de Diputados, el equivalente a la Cámara de Representantes de Estados Unidos, apenas uno menos de los 77 necesarios para alcanzar la mayoría simple. Los conservadores también obtuvieron la mitad de las bancas del Senado.

El giro hacia la derecha es coherente con las tendencias recientes en otras partes de América Latina. En Bolivia, que en su día fue un bastión de la izquierda populista, actualmente gobierna un presidente (más o menos) partidario del libre mercado, apoyado por un líder del Congreso boliviano que defiende abiertamente el libre mercado. Mientras tanto, en Perú y Colombia, donde se celebrarán elecciones el próximo año, la derecha lidera las encuestas. Y en Argentina, otro defensor del libre mercado, el presidente Javier Milei, recibió recientemente un fuerte voto de confianza en los comicios de mitad de mandato del país (gracias a un rescate decididamente contrario al libre mercado por parte de Estados Unidos).

Incluso si el Sr. Kast gana en diciembre, Chile seguirá enfrentándose a dos problemas importantes. Uno es definir qué tipo de “derecha” va a instaurar el Sr. Kast, quien cree en el libre mercado, pero también en un conservadurismo social altamente intervencionista. Entre otras cosas, ha prometido reducir el gasto público (que ascendió a unos 25.900 millones de dólares en el ejercicio fiscal 2024) en unos 6.000 millones, una tarea colosal en una sociedad que se ha vuelto adicta al despilfarro.

El otro problema es si será capaz de establecer una coalición que haga políticamente viable su programa de reformas. Esa coalición probablemente incluirá no solo a miembros de su propio partido, sino también a defensores radicales del libre mercado (los libertarios del Sr. Kaiser), nacionalistas económicos (algunos de los populistas de Parisi), gradualistas (la derecha tradicional de la Sra. Matthei) y otros miembros de la derecha populista, que tienen pocas convicciones y prioridades cambiantes.

Kast espera que una victoria aplastante en la segunda vuelta creará las condiciones para una coalición de derecha razonablemente coherente. De lo contrario, y si el Sr. Kast no es capaz de llevar a cabo importantes reformas de libre mercado, el Sr. Boric —un revolucionario impulsivo que aún es joven y goza de un índice de aprobación estable en torno al 30 %— podría regresar.

Como descubrí en un reciente viaje, muchos chilenos creen que Boric está interesado en una victoria rotunda de Kast en la segunda vuelta que desacredite a la Sra. Jara, seguida de un nuevo gobierno disfuncional que demuestre que Kast es incapaz de gobernar debido a las muchas facciones incompatibles dentro de la derecha.

Sea como sea, Chile tiene una nueva oportunidad para renovar su estatus como la economía más libre y con mejor desempeño de América Latina. Manténganse atentos.

Traducido por Gabriel Gasave

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