¿Está fracasando Javier Milei?
En un esfuerzo por estabilizar los mercados en Argentina, Estados Unidos adquirió pesos argentinos y cerró un swap de divisas por valor de 20.000 millones de dólares (billones en inglés), según anunció el secretario del Tesoro, Scott Bessent, en una publicación en X del 9 de octubre. Bessent afirma también que el presidente argentino, Javier Milei, visitará al presidente Trump el 14 de octubre.
Recientemente Milei sufrió una dura derrota en los comicios celebrados en la provincia de Buenos Aires, donde habita casi el 40 % del electorado del país. Se trataba de elecciones para legisladores provinciales y concejales municipales, pero Milei, que había estado a un 1,5 % de vencer allí en las elecciones presidenciales de 2023, las convirtió en una contienda nacional. Eso le salió mal: su coalición quedó casi 14 puntos por detrás de la del peronista de izquierda, quien es gobernador de la provincia de Buenos Aires.
Algunos de los éxitos de Milei han sido ampliamente elogiados en la prensa internacional. Eliminó el déficit fiscal, que ascendía al 5 % del PBI, con drásticos recortes del gasto que han afectado a grandes grupos de votantes. Redujo la inflación del 200 % en el año en que asumió el poder a menos del 30 % este año. Y gracias a Federico Sturzenegger, su mejor ministro, Milei logró desregular algunos sectores de la economía.
Pero dado que no cuenta con una mayoría en el Congreso y ha adoptado un estilo vulgar y confrontativo, sus antes dóciles enemigos legislativos están empezando a oponerse a su agenda. Su gobierno también ha enfrentado una reacción negativa debido a la corrupción y a las tasas de interés siderales, que hacen que el crédito y la inversión sean escasos. Si no consigue una victoria aplastante en las elecciones de mitad de mandato a finales de octubre, la posibilidad de avanzar con más reformas y resultados tangibles más allá de la mitigación de la inflación desaparecerá casi por completo.
¿Qué reformas? Todo, desde la reforma laboral (contratar y despedir trabajadores es una pesadilla en Argentina, donde la mano de obra está gravada con impuestos aún más altos que en Europa) hasta la reforma de las jubilaciones (los fondos de jubilaciones privadas fueron absorbidos por el gobierno de Cristina Kirchner en 2008) y la reforma tributaria (según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal, los argentinos pagan unos 155 tipos diferentes de impuestos y gravámenes). Estas reformas deben pasar por el Congreso, lo que significa que Milei estará políticamente acabado si no obtiene una victoria abrumadora. Sin estas reformas, la inversión, el crecimiento económico sostenido y la generación de empleo se convertirán en una quimera. En el segundo trimestre de este año, la economía se contrajo un 0,1 % en comparación con el primer trimestre.
Han comenzado a surgir problemas más inmediatos. Todos ellos tienen que ver con la confianza. En un país donde personas de todos los niveles se obsesionan a diario con el tipo de cambio, el Tesoro ofrece tasas de interés astronómicamente altas para refinanciar diversos tipos de deuda, con la esperanza de evitar una devaluación del peso. El Tesoro también vende dólares todos los días (sin informar al público de cuántos). Además, el banco central, que Milei había anunciado que desaparecería, sigue aumentando el encaje de los bancos para limitar la cantidad de moneda en circulación, que inevitablemente se utilizaría para comprar dólares.
El banco central también está interviniendo en el mercado de futuros para contener el tipo de cambio y está vendiendo dólares, como vimos hace unos días cuando la moneda tocó el fondo de la banda cambiaria acordada con el Fondo Monetario Internacional hace unos meses.
Los escándalos de corrupción, que son pequeños en comparación con los del período Kirchner, están erosionando la credibilidad del Gobierno. Los numerosos enemigos de Milei han comenzado a oler la sangre, lo que no constituye precisamente un ambiente propicio para restablecer la confianza de los inversores nacionales y extranjeros ni de la comunidad internacional en general.
Aún es demasiado prematuro descartar las posibilidades de Milei de recuperar el impulso que tenía hace unos meses, cuando su agenda parecía imparable y parecía estar en la cima del mundo. Pero el inesperado revés que sufrió en la provincia de Buenos Aires indica que un número significativo de votantes está perdiendo la paciencia, lo peor que puede pasar cuando sus esfuerzos necesitan tiempo para dar frutos, cuando quedan por delante nuevas y difíciles reformas y cuando precisa una amplia base de apoyo para seguir enfrentándose a los intereses creados que están recuperando fuerza.
Traducido por Gabriel Gasave