Austriacos vs. Monetaristas de Mercado sobre la burbuja inmobiliaria

8 de octubre, 2018

Nosotros, los economistas austriacos, a menudo cruzamos espadas con nuestros rivales keynesianos sobre todo tipo de análisis económico y recomendaciones de políticas gubernamentales. Sin embargo, el análisis austriaco estándar del ciclo económico también está muy enfrentado al de los “Monetaristas de Mercado”, una nueva escuela de pensamiento que surge de la tradición de la Escuela de Chicago y que ahora está ganando fuerza en lugares como el Mercatus Center. En particular, prominentes Monetaristas de Mercado han cuestionado la narrativa austriaca de la burbuja inmobiliaria, argumentando que las afirmaciones de “mala inversión” y la necesidad de reasignar los recursos no se ajustan a los datos. Sin embargo, como veremos, son los Monetaristas de Mercado quienes están desafiando el sentido común con su versión alternativa de la historia.

La crítica de Scott Sumner a la “mala inversión”

Desde el punto de vista austríaco, cuando el sistema bancario (hoy en día liderado por un banco central) inyecta crédito y empuja las tasas de interés artificialmente a la baja, se desencadena un auge no sustentable. Sin embargo, la distorsión no es meramente monetaria: Durante el boom, se producen malas inversiones. Debido a que la estructura de capital de la economía se vuelve internamente inconsistente, eventualmente algunos empresarios deben abandonar sus proyectos porque no hay suficientes bienes de capital para llevarlos a término. Esto se nos asemeja a una “recesión”, en la que muchas empresas despiden a sus trabajadores y reducen sus operaciones, si no es que las cierran por completo. Aunque doloroso, el período de recesión es necesario para que los trabajadores y otros recursos sean reasignados a nichos más sustentables de la economía. (En lo que se conoce como mi “artículo del sushi”, doy una fábula explicando todo esto, y en mi más extensa respuesta posterior a Paul Krugman, explico la teoría austriaca del capital y la teoría del ciclo económico de manera más metódica).

En un artículo reciente en su blog personal, Scott Sumner (uno de los líderes de los Monetaristas de Mercado) criticó la perspectiva austriaca, al menos en lo que se refiere al auge y caída del mercado de la vivienda. (En este artículo, demostré que tenía sentido aplicar la TACE (Teoría austriaca del ciclo económico o ABCT en inglés) a la burbuja inmobiliaria. Aquí está Sumner:

Cuando empecé a escribir en un blog, varios comentaristas austriacos me dijeron que el verdadero problema no era la falta de dinero. Sino que había existido una “mala inversión” en el mercado de la vivienda, especialmente en los “estados de arena”*. La recesión era el precio que tuvimos que pagar por toda esta inversión pesimamente pensada.

Esa teoría nunca tuvo sentido en 2009. Si el problema fuera la mala inversión en viviendas, entonces los recursos se habrían desplazado al otro 95% de la economía. En cambio, la producción cayó en casi todos los sectores. (Me estoy refiriendo a 2008-09; los recursos se desplazaron a otros sectores durante la crisis de la construcción de 2006-07).

Hoy en día tiene aún menos sentido. El NYT tiene un artículo sobre el mercado de la vivienda en el norte de Las Vegas, que fue el epicentro de la caída. Ahora está en auge….

Sumner luego cita el trabajo del NYT, explicando cómo el mercado de Las Vegas ahora es uno de los de más rápido crecimiento en el país. Sumner continúa escribiendo:

Estuve de acuerdo en que había existido un exceso de construcción de viviendas en el interior de los estados de arena. … Pero argumenté que estas ciudades estaban creciendo rápidamente, y que este problema era relativamente leve. En mi opinión, la mala inversión se denomina mejor “inversión demasiado temprana”—algunas viviendas fueron construidas algunos años antes de que fueran necesarias. El contraargumento austríaco era que estas casas permanecerían vacías durante décadas, y eventualmente se depreciarían drásticamente (en un sentido físico.) Parece que yo estaba más cerca de la verdad. [Scott Sumner, negrita añadida.]

Ahora bien, en los comentarios al post de Sumner, verán que pedí un ejemplo de un austriaco haciendo tal afirmación sobre el mercado de la vivienda. Literalmente, esa parecía una afirmación muy tonta; después de todo, el dueño de una casa vacía, sin importar cuánto pagó por construirla, finalmente admitiría la derrota y la vendería con pérdidas o la pondría en alquiler. Los costos hundidos están hundidos, como lo saben los austriacos y otros economistas. (Puede ver en el enlace que Sumner no estuvo a la altura de mi desafío, aunque para ser justos quizás malinterpretó lo que un fan de Hayek había estado argumentando hace años en sus comentarios).

Pero concentrémonos ahora en la parte que he puesto en negrita en la cita de Sumner. Parece pensar que se trata de una desviación radical de la perspectiva austriaca, cuando en realidad no lo es en absoluto. De hecho, eso es lo que muchos austriacos habrían dicho que querían significar con “mala inversión”. Una característica relacionada sería que se construyeron muchas casas que eran demasiado grandes.

En su gran tratado La Acción Humana, Ludwig von Mises explicó la diferencia entre “mala inversión” y “sobreinversión” utilizando—créalo o no—una metáfora de un proyecto de vivienda. Aquí está Mises, describiendo la situación durante un auge insostenible cuando el crédito artificialmente barato ha guiado erróneamente a la gente:

Toda la clase empresarial está, por así decirlo, en la posición de un maestro de obras cuya tarea es levantar un edificio con unas existencias limitadas de materiales para la construcción. Si este hombre sobreestima la cantidad disponible de existencias, diseña un plan para cuya ejecución los medios a su disposición no son suficientes. Sobredimensiona el trabajo preliminar y los cimientos y sólo descubre más tarde en el curso de la construcción que carece del material necesario para la finalización de la estructura. Es obvio que la falla de nuestro maestro de obras no fue una inversión excesiva, sino un empleo inapropiado de los medios a su disposición. [Mises, Human Action, Scholar»s Edition, p. 594].

Así que, contrariamente a la perspectiva de Sumner, cuando los austriacos hablan de “malas inversiones” durante los años de auge de la vivienda a mediados de la década de 2000, no estaban prediciendo que Las Vegas sería una ciudad fantasma durante los siguientes 30 años. Más bien, simplemente significaban que se estaban construyendo demasiadas casas antes de lo previsto, y además que muchas de estas casas eran más grandes de lo que deberían haber sido.

Por analogía, los austriacos también dirían que el envio de una nave espacial a la luna bajo el presidente Kennedy fue un grosero desperdicio de recursos. Sin embargo, algún día, las compañías privadas sin duda estarán enviando de manera rentable pasajeros y carga desde la Tierra a la luna. El hecho de que el viaje a la luna fuera simplemente “demasiado temprano” en los años sesenta no cambia el hecho de que se trataba de una mala inversión—un mal uso de los escasos recursos—en ese momento.

Del mismo modo, el hecho de que el mercado inmobiliario de Las Vegas haya repuntado después de una enorme caída—especialmente en medio de tasas de interés por el piso—no es nada vergonzoso para la visión austriaca del mundo:

"2018.09.29

Reitero, los austriacos como yo hemos estado brincando desde 2008, advirtiendo a la gente que Bernanke estaba haciendo explotar gigantescas burbujas de activos al igual que lo había hecho Greenspan después de la caída de las empresas punto com. Entonces, ¿cómo se supone que la tabla de arriba muestra que los austriacos han estado equivocados? Si tuviéramos razón, ¿no es la tabla de arriba exactamente como se verían las cosas?

Más sobre la historia de la reasignación

Ahora que he aclarado lo que los austriacos entienden por “mala inversión”, volvamos a la afirmación de Sumner de que el relato austriaco nunca tuvo sentido desde el principio. Para recordar al lector, esto es lo que dijo Sumner al respecto:

Cuando empecé a escribir en un blog, varios comentaristas austriacos me dijeron que el verdadero problema no era la falta de dinero. Sino que había existido una “mala inversión” en el mercado de la vivienda, especialmente en los “estados de arena”*. La recesión era el precio que tuvimos que pagar por toda esta inversión pesimamente pensada.

Esa teoría nunca tuvo sentido en 2009. Si el problema fuera la mala inversión en viviendas, entonces los recursos se habrían desplazado al otro 95% de la economía. En cambio, la producción cayó en casi todos los sectores. (Me estoy refiriendo a 2008-09; los recursos se desplazaron a otros sectores durante la crisis de la construcción de 2006-07).

En la frase entre paréntesis al final de la cita anterior, considero que Sumner está repitiendo un error factico que cometió hace años. Así que repetiré la corrección que le ofrecí por entonces:

Sumner cree que hubo una “caída de la construcción” entre 2006 y 2007, y sin embargo, “los recursos se desplazaron a otros sectores”, porque en enero de 2006, la construcción de viviendas era de 2,3 millones mientras que el desempleo era del 4,7%. Pero para abril de 2008, la construcción de viviendas se había desplomado a 1,0 millones, no obstante, el desempleo era sólo del 4,9%. Por eso, para repetir, Sumner piensa que el “relato de la reasignación” austriaco no tiene sentido. En opinión de Sumner, aparentemente la economía fue capaz de expulsar a una gran parte de los trabajadores de la construcción a otros sectores, siempre y cuando la Reserva Federal mantuviera su PIB nominal avanzando a trompicones, pero una vez que la Reserva Federal endureció inexplicablemente la política monetaria, fue entonces cuando el desempleo se disparó.

Sin embargo, como expliqué en su momento, hay un gran defecto en el argumento de Sumner. Es cierto que la construcción de viviendas colapsó entre enero de 2006 y abril de 2008, pero eso no es válido en el caso del empleo en la construcción, que cayó de 7,6 millones a 7,3 millones. A pesar de que la construcción de viviendas cayó un 57%, el empleo en la construcción durante ese período sólo cayó un 4%.

El siguiente gráfico muestra el empleo total en la construcción (azul, eje izquierdo) frente a la tasa de desempleo nacional (rojo, eje derecho). ¿No es exactamente igual a la historia austriaca?

"2018.09.29

En cuanto a la tabla anterior, no me estoy refiriendo simplemente al final de la cola cuando ocurrió el accidente. Incluso entrando en los años de la burbuja loca, la tabla de arriba encaja perfectamente en el relato austriaco: A medida que aumentaba el empleo en la construcción (línea azul), que pasó de 6,7 millones a principios de 2003 a 7,8 millones a principios de 2006, la tasa nacional de desempleo (línea roja) descendió del 6% a casi el 4,5%. Y entonces, cuando el empleo en la construcción realmente comenzó a caer en picada—lo que ocurrió mucho después del punto que Sumner quiere hacerle creer—fue precisamente cuando la tasa nacional de desempleo empezó a aumentar rápidamente. ¿Qué aspecto tendría que tener la tabla para reivindicar a los austriacos?

Recordemos también un punto que surgió en una de mis batallas con Krugman. Krugman (al igual que Sumner) había intentado desestimar el relato de la “real reasignación de recursos” del auge y la caída del mercado de la vivienda señalando que a finales de 2008, los aumentos año tras año de las tasas de desempleo estaduales no parecían coincidir con aquellos estados que habían sufrido el mayor colapso de los precios de la vivienda.

Pero como señalé en mi respuesta, la crisis de la vivienda (medida por los precios) ya había comenzado a principios de 2008, por lo que resultaba extraño utilizarla como fecha de inicio. En cambio, si observamos a los estados desde el pico de la burbuja de los precios de la vivienda, es decir, desde junio de 2006 hasta diciembre de 2008, encontramos lo siguiente: De los seis estados con la mayor caída en los precios de la vivienda durante este período, cinco de ellos también estaban en la lista de los seis estados con el mayor aumento en sus tasas de desempleo durante este mismo período. Así que parece difícil de conciliar con una teoría que culpa de la recesión a una caída de la Demanda Agregada (el relato de Krugman) o a un "endurecimiento pasivo de la Reserva Federal" (el relato de Sumner).

Por último, en cuanto a la pregunta de Sumner de por qué vimos una recesión general en lugar de un reajuste sectorial rápido y suave después de 2007: Lo expliqué con gran detalle en mi “artículo del sushi” . Pero para este artículo seré breve: Durante el período de auge, los empresarios son erróneamente guiados por unas tasas de interés artificialmente bajas y efectúan ofertas demasiado generosas a los trabajadores. Así pues, los trabajadores renuncian entusiastamente a sus antiguos empleos y aceptan los nuevos y mejores. (Y algunos de los que antes se encontraban desempleados aceptan las lucrativas ofertas de trabajo).

Sin embargo, después del desplome, la mayoría de las personas se percata de que son más pobres de lo que creían. Los trabajadores son despedidos de sus anhelados empleos, y ahora tienen que decidir cuál de las opciones menos atractivas van a escoger. Por supuesto, existe incertidumbre ya que tanto los empleadores como los trabajadores desempleados participan en un proceso gigantesco de búsqueda y correspondencia. No es ningún misterio que durante tal conmoción—y especialmente cuando la Reserva Federal y la administraciones de Bush/Obama están desperdiciando cientos de miles de millones (billones en inglés) mientras violan los acuerdos contractuales—incluso las personas que conservan sus empleos reducirían sus gastos discrecionales, y los sectores de toda la economía reducirían sus operaciones.

Estudio de Mercatus: ¿Qué burbuja inmobiliaria?

Así que hemos visto que la reacción de Scott Sumner contra el punto de vista austriaco no tiene sentido. Sin embargo, al menos Sumner tuvo la decencia de admitir que había habido demasiadas viviendas (o al menos demasiado temprano) .

Sin embargo, el colega de Sumner, Kevin Erdmann, en un estudio para el Mercatus Center, da un paso más allá en la contra-narrativa. Lejos de los demasiados recursos destinados a la vivienda durante los años de la burbuja, Erdmann argumenta que los EE.UU. padecieron una escasez de viviendas durante estos años! Como Erdmann pregunta (y responde) al comienzo de su trabajo: “¿Qué tan malo fue el exceso de suministros [después de 2008]? Sorprendentemente, la respuesta puede ser que nunca hubo uno”.

El lector puede ver por qué la tesis de Erdmann plantea un problema no sólo para los austríacos, sino también para la mayoría de los demás analistas que han pensado que hubo un boom artificial de la vivienda desde (digamos) 2002-2006.

Por ejemplo, aquí está uno de los gráficos clave de Erdmann:

"2018.09.29

Fuente: Kevin Erdmann, figura 1.

A primera vista, Erdmann está tratando de demostrar que si utilizamos una medida objetiva, entonces parece que no había nada inusual—desde una perspectiva histórica—respecto del crecimiento del parque inmobiliario a mediados de la década de 2000. Después de todo, incluso en su pico más reciente, la medida particular de “Unidades de Vivienda per cápita” seguía siendo inferior a la de finales de los años ochenta.

Hay varias respuestas que voy a dar a esta línea argumental. Primero, ¿quién puede decir que el nivel a finales de la década de 1980 era correcto? Después de todo, se había producido una devastadora caída en el mercado inmobiliario (y crisis relacionadas en la banca) tras el “cierre de lagunas” en la Ley de Reforma Tributaria de 1986.

Un segundo problema es que hay una admitida discontinuidad en el conjunto de datos, razón por la cual Erdmann traza la línea de puntos en su gráfica. Si recién comenzamos con el conjunto de datos consistentes a partir de 2000, entonces el cuadro es ampliamente consistente con la afirmación de que hubo un aumento insostenible en el inventario de viviendas a mediados de la década de 2000.

Un tercer problema es que las casas hoy en día son mucho más grandes de lo que eran en la década de 1970. Mark Perry informa que para las casas nuevas (de cierta categoría), el espacio habitable por persona casi se ha duplicado desde 1973. Una estadística mucho más reveladora, entonces, sería algo así como la de los “Pies cuadrados habitacionales per cápita”, que imagino que estaría en su punto más alto de todos los tiempos alrededor de 2007 (aunque no pude encontrar los datos necesarios para respaldar o rechazar mi corazonada).

Finalmente, y quizás lo más grave, está el problema de que Erdmann se encuentra jugando al planificador central. No podemos observar estadísticas agregadas como la de las “unidades de vivienda por persona” y decidir si se han construido “demasiadas” o “muy pocas” viviendas en el país. Si pudiéramos, entonces el problema del cálculo socialista sería fácil de resolver.

Nadie niega que hubo un tremendo aumento de los precios de las viviendas en 2006 o 2007 (dependiendo del índice que utilice), seguido de una gran caída. ¿Cómo es posible que un movimiento tan volátil no haya influido en las decisiones de inversión reales? ¿No piensan Erdmann (y Sumner) que los precios de mercado guían a los empresarios?

Por ejemplo, consulte la siguiente estadística agregada: el número de unidades de vivienda vacantes en el país:

"2018.09.29

Como indica el gráfico, desde 2001 hasta la víspera del inicio oficial de la recesión, el número de viviendas vacantes aumentó de 13,9 millones a 18,6 millones. Esto parece ciertamente como una “sobre construcción” más allá de lo que “los fundamentos” justificarían. Con el paso de los años, el número ha disminuido, pero lentamente. ¿No es así exactamente como luciría el relato del “exceso en la oferta de la vivienda”? Tal vez existen algunos hechos del mundo real sobre el terreno acerca del mercado de la vivienda que las estadísticas preferidas de Erdmann no están logrando captar.

Por último, permítanme utilizar una analogía para mostrar el peligro del enfoque de Erdmann. ¿Saben que se ha tornado parte de la sabiduría convencional que hubo un embargo de la OPEP y una “escasez de petróleo” en la década de 1970? Bueno, si tomamos los datos reales sobre el consumo de petróleo crudo y los dividimos por la población estadounidense, nos damos cuenta de que esta narrativa típica es totalmente errónea:

"2018.09.29

Resulta que los estadounidenses consumieron más barriles de crudo per cápita durante la década de 1970 que en cualquier otro momento, antes o después. La década de 1970 debería pasar a la historia como un empache de energía.

Por supuesto, estoy bromeando. Obviamente, hubo muchos otros cambios en la industria petrolera en los últimos 50 años, por lo que no se puede mirar simplemente una cruda estadística (sin intención de juego de palabras) como la del “petróleo crudo consumido per cápita anualmente”. Entre otros problemas, hubo varios niveles de control de precios tanto de la gasolina como del petróleo crudo durante la década de 1970, que fueron responsables de las asignaciones erróneas del suministro y de las infames colas de espera en los surtidores.

Lo que quiero decir es que si quisiéramos hablar de política energética y debatir cuestiones como los cuellos de botella en el suministro y los problemas de asignación, el gráfico anterior no sería de ninguna utilidad y, en verdad, sería totalmente engañoso. Sin embargo, esto es análogo a lo que Erdmann está haciendo cuando intenta argumentar que los supuestos años de auge del mercado de la vivienda se caracterizaron de hecho por una oferta insuficiente.

Conclusión

La perspectiva austriaca sobre el auge y caída del mercado inmobiliario se alinea con el sentido común: Demasiadas casas fueron construidas a mediados de los años 2000, y muchas de ellas eran más grandes de lo que deberían haber sido. Los austriacos se diferencian de la mayoría de los demás analistas en atribuir este resultado (en gran medida) a una relajada política monetaria de la Reserva Federal.

Contrariamente a las afirmaciones de los Monetaristas del Mercado, el relato austriaco se ajusta a los hechos del auge—y de la caída—del mercado inmobiliario mucho mejor que su narrativa preferida.

Nota del traductor:

*En EE.UU., cinco estados—Arizona, California, Florida, Nevada y Texas—son en ocasiones denominados colectivamente Estados de Arena debido a su abundancia de playas y desiertos.

Traducido por Gabriel Gasave

Artículos relacionados