Los Estados Unidos afirman estar virando su participación militar hacia Asia, pero uno puede realmente desentrañar las prioridades de las fuerzas armadas estadounidenses viendo dónde almacenan las armas militares para la guerra. Cuando esos arsenales son examinados, parece que el futuro será similar al de los años 90 y la primera década del nuevo milenio.
De hecho, desde la Guerra Fría hasta la actualidad, los Estados Unidos siempre han estado fuertemente involucrados en Asia a efectos de contener a las potencias rivales. El principal enemigo potencial ha sido desplazado desde la actualmente desaparecida Unión Soviética a una China en ascenso, la presencia naval de los EE.UU. en la región ha sido meramente aumentada, y la ristra de alianzas del Asia-Pacífico—en la que los EE.UU. garantizan la seguridad de otras naciones—ha sido progresivamente actualizada. Una de las fuentes más probables de conflicto en esa zona es una reyerta china con amigos o aliados de los EE.UU., Vietnam, Filipinas o Japón sobre cadenas de islas en disputa, muchas de las cuales poseen en sus proximidades aguas que contienen petróleo. Además, importantes rutas marítimas que transportan petróleo del Golfo Pérsico a los amigos y aliados de los Estados Unidos corren a través de la región.
En las bodegas ubicadas en Japón y Corea del Sur, el Ejército de los EE.UU. almacenará equipamiento para una brigada de combate pesado y una brigada para apoyar y sostener a esa unidad de combate. Las tropas llegarán por aire a fin de utilizar esas reservas pre-posicionadas, ahorrándose así el tiempo necesario para transportar el equipo hasta cualquier contingencia militar asiática.
Pero incluso más armas y equipos serán almacenados en el Golfo Pérsico y Asia sudoccidental. En tres países de esa región, los EE.UU. almacenarán equipo para una brigada de combate pesado, una brigada de infantería y un batallón de infantería y unidades de sostenimiento y apoyo. A pesar de su giro hacia Asia, los Estados Unidos aparentemente todavía dedicarán mucho esfuerzo a la defensa del petróleo del Golfo Pérsico. También probablemente para defender el petróleo serán pre-posicionados arsenales remanentes en Italia a fin de utilizarlos para asistir a las fuerzas de contrainsurgencia locales en África.
El Ejército también ha pre-posicionado arsenales en el mar, con un navío con armas asignado a la región de Asia-Pacífico, un navío asignado al Medio Oriente, y otros seis barcos en los Estados Unidos que contienen una fuerza oscilatoria que puede transportar equipamiento para un brigada de infantería y una brigada de sostenimiento allí donde fuese necesario.
En las décadas posteriores a la Guerra Fría, las fuerzas armadas estadounidenses tenían el tamaño para luchar contra dos importantes contingencias regionales—una en Asia y una en el Golfo Pérsico. Esos teatros todavía están siendo enfatizados, y con la adición de un nuevo énfasis menor en Africa, las fuerzas armadas de los EE.UU. se parecen más a una fuerza de protección petrolera de lo que eran incluso en aquel entonces. Los EE.UU. retiraron completamente las fuerzas de Irak sólo porque el gobierno iraquí se negó a permitir la inmunidad de las tropas estadounidenses respecto de las leyes iraquíes. De lo contrario, la presencia militar de los EE.UU. en el Golfo Pérsico sería incluso mayor que la actual actitud de fuerza robusta.
Los militares estadounidenses han respondido a la crisis fiscal nacional y a los (posiblemente sustanciales) recortes presupuestarios dependiendo más de tales equipos pre-posicionados y menos de bases permanentes en el extranjero. Eso puede llegar a ser una mejora, pero sólo en el margen. Los países extranjeros que alojan arsenales pre-posicionados siguen exigiendo ser defendidos como el precio a pagar por el almacenamiento de las armas.
Por lo tanto, a pesar de la actual crisis financiera en Washington, las acciones de los militares indican que todavía tienen ideas grandiosas sobre cuál será el futuro papel de los EE.UU. en el mundo. Sin embargo, incluso esta política de una Guerra Fría liviana es fiscalmente insostenible.
En mi libro No War for Oil: U.S. Dependency and the Middle East, desacredito la necesidad declarada de defender militarmente el petróleo del Golfo Pérsico, el cual probablemente fluirá en el mercado mundial incluso durante una crisis en esa región, ya que los productores de petróleo pueden ganar mucho dinero vendiéndolo. En realidad, es más barato para los Estados Unidos pagar el precio de mercado por el petróleo que despilfarrar las enormes sumas necesarias para mantener en la región a las fuerzas armadas y el equipamiento pre-posicionado antes mencionado para tratar de mantener bajo el precio (incluso este efecto está en duda, porque las guerras usualmente hacen que el precio del petróleo suba). En resumen, tal como señalaron los economistas clásicos del siglo 19, el imperio nunca se justifica desde un punto de vista financiero. En cuanto a Africa, nunca ha sido estratégica para los Estados Unidos y no lo será aunque la producción de petróleo en un par de países allí se esté incrementando.
En cuanto a las posibles contingencias que no estén relacionadas con el petróleo en Asia, las relativamente ricas naciones del Este de Asia—como Japón, Taiwán, Vietnam y Corea del Sur—pueden y deberían unirse como un contrapeso a China, apoyándose en los Estados Unidos sólo en última instancia como un respaldo de emergencia. En síntesis, sorprendentemente, sin poner en peligro la seguridad de los EE.UU., las fuerzas armadas estadounidenses podrían replegar sus fuerzas de ofensiva y arsenales de armas pre-posicionados destinados a las tres principales regiones en las cuales los EE.UU. siguen haciendo planes para la guerra.
Traducido por Gabriel Gasave
El giro de los EE.UU. hacia Asia augura más de lo mismo
Los Estados Unidos afirman estar virando su participación militar hacia Asia, pero uno puede realmente desentrañar las prioridades de las fuerzas armadas estadounidenses viendo dónde almacenan las armas militares para la guerra. Cuando esos arsenales son examinados, parece que el futuro será similar al de los años 90 y la primera década del nuevo milenio.
De hecho, desde la Guerra Fría hasta la actualidad, los Estados Unidos siempre han estado fuertemente involucrados en Asia a efectos de contener a las potencias rivales. El principal enemigo potencial ha sido desplazado desde la actualmente desaparecida Unión Soviética a una China en ascenso, la presencia naval de los EE.UU. en la región ha sido meramente aumentada, y la ristra de alianzas del Asia-Pacífico—en la que los EE.UU. garantizan la seguridad de otras naciones—ha sido progresivamente actualizada. Una de las fuentes más probables de conflicto en esa zona es una reyerta china con amigos o aliados de los EE.UU., Vietnam, Filipinas o Japón sobre cadenas de islas en disputa, muchas de las cuales poseen en sus proximidades aguas que contienen petróleo. Además, importantes rutas marítimas que transportan petróleo del Golfo Pérsico a los amigos y aliados de los Estados Unidos corren a través de la región.
En las bodegas ubicadas en Japón y Corea del Sur, el Ejército de los EE.UU. almacenará equipamiento para una brigada de combate pesado y una brigada para apoyar y sostener a esa unidad de combate. Las tropas llegarán por aire a fin de utilizar esas reservas pre-posicionadas, ahorrándose así el tiempo necesario para transportar el equipo hasta cualquier contingencia militar asiática.
Pero incluso más armas y equipos serán almacenados en el Golfo Pérsico y Asia sudoccidental. En tres países de esa región, los EE.UU. almacenarán equipo para una brigada de combate pesado, una brigada de infantería y un batallón de infantería y unidades de sostenimiento y apoyo. A pesar de su giro hacia Asia, los Estados Unidos aparentemente todavía dedicarán mucho esfuerzo a la defensa del petróleo del Golfo Pérsico. También probablemente para defender el petróleo serán pre-posicionados arsenales remanentes en Italia a fin de utilizarlos para asistir a las fuerzas de contrainsurgencia locales en África.
El Ejército también ha pre-posicionado arsenales en el mar, con un navío con armas asignado a la región de Asia-Pacífico, un navío asignado al Medio Oriente, y otros seis barcos en los Estados Unidos que contienen una fuerza oscilatoria que puede transportar equipamiento para un brigada de infantería y una brigada de sostenimiento allí donde fuese necesario.
En las décadas posteriores a la Guerra Fría, las fuerzas armadas estadounidenses tenían el tamaño para luchar contra dos importantes contingencias regionales—una en Asia y una en el Golfo Pérsico. Esos teatros todavía están siendo enfatizados, y con la adición de un nuevo énfasis menor en Africa, las fuerzas armadas de los EE.UU. se parecen más a una fuerza de protección petrolera de lo que eran incluso en aquel entonces. Los EE.UU. retiraron completamente las fuerzas de Irak sólo porque el gobierno iraquí se negó a permitir la inmunidad de las tropas estadounidenses respecto de las leyes iraquíes. De lo contrario, la presencia militar de los EE.UU. en el Golfo Pérsico sería incluso mayor que la actual actitud de fuerza robusta.
Los militares estadounidenses han respondido a la crisis fiscal nacional y a los (posiblemente sustanciales) recortes presupuestarios dependiendo más de tales equipos pre-posicionados y menos de bases permanentes en el extranjero. Eso puede llegar a ser una mejora, pero sólo en el margen. Los países extranjeros que alojan arsenales pre-posicionados siguen exigiendo ser defendidos como el precio a pagar por el almacenamiento de las armas.
Por lo tanto, a pesar de la actual crisis financiera en Washington, las acciones de los militares indican que todavía tienen ideas grandiosas sobre cuál será el futuro papel de los EE.UU. en el mundo. Sin embargo, incluso esta política de una Guerra Fría liviana es fiscalmente insostenible.
En mi libro No War for Oil: U.S. Dependency and the Middle East, desacredito la necesidad declarada de defender militarmente el petróleo del Golfo Pérsico, el cual probablemente fluirá en el mercado mundial incluso durante una crisis en esa región, ya que los productores de petróleo pueden ganar mucho dinero vendiéndolo. En realidad, es más barato para los Estados Unidos pagar el precio de mercado por el petróleo que despilfarrar las enormes sumas necesarias para mantener en la región a las fuerzas armadas y el equipamiento pre-posicionado antes mencionado para tratar de mantener bajo el precio (incluso este efecto está en duda, porque las guerras usualmente hacen que el precio del petróleo suba). En resumen, tal como señalaron los economistas clásicos del siglo 19, el imperio nunca se justifica desde un punto de vista financiero. En cuanto a Africa, nunca ha sido estratégica para los Estados Unidos y no lo será aunque la producción de petróleo en un par de países allí se esté incrementando.
En cuanto a las posibles contingencias que no estén relacionadas con el petróleo en Asia, las relativamente ricas naciones del Este de Asia—como Japón, Taiwán, Vietnam y Corea del Sur—pueden y deberían unirse como un contrapeso a China, apoyándose en los Estados Unidos sólo en última instancia como un respaldo de emergencia. En síntesis, sorprendentemente, sin poner en peligro la seguridad de los EE.UU., las fuerzas armadas estadounidenses podrían replegar sus fuerzas de ofensiva y arsenales de armas pre-posicionados destinados a las tres principales regiones en las cuales los EE.UU. siguen haciendo planes para la guerra.
Traducido por Gabriel Gasave
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