Algo extraño sucedió en el camino hacia las urnas: los estadounidenses descubrieron que la mayor parte de los fondos del “estímulo” estaban siendo utilizados para estimular al gobierno, no la economía.
Recientemente me encontraba por una carretera, conduciendo desde mi casa en el sudeste de Louisiana a través de un largo tramo de Mississippi hasta Tuscaloosa, Alabama, prosiguiendo hacia las afueras de Birmingham y luego hacia Auburn, Alabama, y finalmente de regreso a mi hogar a través de Montgomery y Mobile. A lo largo del camino debí detenerme de vez en cuando al pasar por proyectos de reparación de carreteras y puentes señalados con visibles carteles que daban cuenta que fueron financiados por la Ley de Recuperación y Reinversión, la denominada Ley de Estímulo del presidente Obama.
Naturalmente, estaba emocionado de ver mi dinero de los impuestos en acción, pese a que la honestidad me obliga a informar que no demasiado trabajo real parecía estar teniendo lugar en cualquiera de los sitios. La mayoría de los trabajadores visibles tan solo deambulaban por allí. Por supuesto, dicha presencia es típica de los proyectos de construcción públicos, por lo que no creo que lo vi en modo alguno se debiese en particular a los fondos de estímulo.
Este enorme producto legislativo prevé una gran variedad de aumentos del gasto y alguna reducción en los impuestos durante un período de 10 años. La Oficina Presupuestaria del Congreso calculó que la cantidad neta de dinero que será inyectada en, o no removida de, la economía como resultado de la ley de estímulo asciende a unos 787 mil millones de dólares (billones en inglés).
En el momento en que el proyecto de ley estaba siendo debatido y discutido, una petición común en su defensa tuvo que ver con la financiación de los llamados “proyectos pala al hombro” para reparar o reemplazar caminos públicos, puentes y otras estructuras ampliamente consideradas en un estado de decadencia o malas condiciones. Esta petición hizo hincapié en un punto atractivo, dado que la mayoría de los estadounidenses le asignan al menos algo de valor a tales infraestructuras.
Por desgracia, sólo una pequeña proporción de los fondos gastados hasta el momento se ha dirigido a este objetivo bien promocionado. Según el sitio web del gobierno para el seguimiento de los gastos del estímulo (www.recovery.gov), para el 27 de octubre de 2010, 464,2 mil millones de dólares habían sido puestos a disposición de un largo listado de organismos gubernamentales y 317,8 mil millones habían sido gastados.
Del monto total desembolsado, el 70 por ciento había sido gastado por tres departamentos: 91,9 mil millones de dólares por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, 65 mil millones de dólares por el Departamento de Educación, y 62,6 mil millones de dólares por el Departamento de Trabajo. Los desembolsos del Departamento de Transporte llegaron a tan solo 21,6 mil millones de dólares, o el 6,8 por ciento del total.
Los proyectos de infraestructura “pala al hombro” evidentemente han demostrado ser difíciles de hallar. No es de extrañar, entonces, que el presidente Obama confesase apenas antes de los comicios “haberse dado cuenta demasiado tarde de que »no hay tal cosa como proyectos pala al hombro’”. A pesar de este entendimiento, el presidente no ha propuesto el congelamiento de dicho gasto. Tal vez desde un principio tenía otros objetivos en mente.
Entre otros grandes gastadores del dinero del “estímulo” se han incluido el Departamento de Agricultura (18,5 mil millones de dólares), la Administración de la Seguridad Social (13,7 mil millones de dólares), el Departamento del Tesoro (7,9 mil millones de dólares), y la Agencia de Protección Ambiental (4,3 mil millones de dólares).
Un elemento común de estos departamentos y agencias del gobierno es su falta de palas, para no hablar de proyectos “pala al hombro”. También sobresalen en el otorgamiento de subsidios a intereses especiales que no los merecen pero que son políticamente poderosos y el pago de suculentos salarios y beneficios a zánganos burocráticos en la nómina salarial del gobierno.
Hasta ahora, la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA como se la conoce en inglés) ha gastado 733 millones de dólares de los más de 1.000 millones asignados a ella. ¿Es posible palear en el espacio exterior?
Sin duda, la Administración de Servicios Generales, el Departamento de Asuntos de los Veteranos, la National Science Foundation, la Junta de Retiro Ferroviario, y el Fondo Nacional de las Artes se encuentran paleando algo. Dejo como un ejercicio para el lector comprobar exactamente qué.
No obstante, como he visto con mis propios ojos, evidentemente algunas obras están teniendo lugar en Mississippi y Alabama para reparar las carreteras y puentes. Eso es algo, pero difícilmente vaya a tener un efecto apreciable en la recuperación de la recesión.
Traducido por Gabriel Gasave
El avistamiento del estímulo de la obra pública
Algo extraño sucedió en el camino hacia las urnas: los estadounidenses descubrieron que la mayor parte de los fondos del “estímulo” estaban siendo utilizados para estimular al gobierno, no la economía.
Recientemente me encontraba por una carretera, conduciendo desde mi casa en el sudeste de Louisiana a través de un largo tramo de Mississippi hasta Tuscaloosa, Alabama, prosiguiendo hacia las afueras de Birmingham y luego hacia Auburn, Alabama, y finalmente de regreso a mi hogar a través de Montgomery y Mobile. A lo largo del camino debí detenerme de vez en cuando al pasar por proyectos de reparación de carreteras y puentes señalados con visibles carteles que daban cuenta que fueron financiados por la Ley de Recuperación y Reinversión, la denominada Ley de Estímulo del presidente Obama.
Naturalmente, estaba emocionado de ver mi dinero de los impuestos en acción, pese a que la honestidad me obliga a informar que no demasiado trabajo real parecía estar teniendo lugar en cualquiera de los sitios. La mayoría de los trabajadores visibles tan solo deambulaban por allí. Por supuesto, dicha presencia es típica de los proyectos de construcción públicos, por lo que no creo que lo vi en modo alguno se debiese en particular a los fondos de estímulo.
Este enorme producto legislativo prevé una gran variedad de aumentos del gasto y alguna reducción en los impuestos durante un período de 10 años. La Oficina Presupuestaria del Congreso calculó que la cantidad neta de dinero que será inyectada en, o no removida de, la economía como resultado de la ley de estímulo asciende a unos 787 mil millones de dólares (billones en inglés).
En el momento en que el proyecto de ley estaba siendo debatido y discutido, una petición común en su defensa tuvo que ver con la financiación de los llamados “proyectos pala al hombro” para reparar o reemplazar caminos públicos, puentes y otras estructuras ampliamente consideradas en un estado de decadencia o malas condiciones. Esta petición hizo hincapié en un punto atractivo, dado que la mayoría de los estadounidenses le asignan al menos algo de valor a tales infraestructuras.
Por desgracia, sólo una pequeña proporción de los fondos gastados hasta el momento se ha dirigido a este objetivo bien promocionado. Según el sitio web del gobierno para el seguimiento de los gastos del estímulo (www.recovery.gov), para el 27 de octubre de 2010, 464,2 mil millones de dólares habían sido puestos a disposición de un largo listado de organismos gubernamentales y 317,8 mil millones habían sido gastados.
Del monto total desembolsado, el 70 por ciento había sido gastado por tres departamentos: 91,9 mil millones de dólares por el Departamento de Salud y Servicios Humanos, 65 mil millones de dólares por el Departamento de Educación, y 62,6 mil millones de dólares por el Departamento de Trabajo. Los desembolsos del Departamento de Transporte llegaron a tan solo 21,6 mil millones de dólares, o el 6,8 por ciento del total.
Los proyectos de infraestructura “pala al hombro” evidentemente han demostrado ser difíciles de hallar. No es de extrañar, entonces, que el presidente Obama confesase apenas antes de los comicios “haberse dado cuenta demasiado tarde de que »no hay tal cosa como proyectos pala al hombro’”. A pesar de este entendimiento, el presidente no ha propuesto el congelamiento de dicho gasto. Tal vez desde un principio tenía otros objetivos en mente.
Entre otros grandes gastadores del dinero del “estímulo” se han incluido el Departamento de Agricultura (18,5 mil millones de dólares), la Administración de la Seguridad Social (13,7 mil millones de dólares), el Departamento del Tesoro (7,9 mil millones de dólares), y la Agencia de Protección Ambiental (4,3 mil millones de dólares).
Un elemento común de estos departamentos y agencias del gobierno es su falta de palas, para no hablar de proyectos “pala al hombro”. También sobresalen en el otorgamiento de subsidios a intereses especiales que no los merecen pero que son políticamente poderosos y el pago de suculentos salarios y beneficios a zánganos burocráticos en la nómina salarial del gobierno.
Hasta ahora, la Administración Nacional de la Aeronáutica y el Espacio (NASA como se la conoce en inglés) ha gastado 733 millones de dólares de los más de 1.000 millones asignados a ella. ¿Es posible palear en el espacio exterior?
Sin duda, la Administración de Servicios Generales, el Departamento de Asuntos de los Veteranos, la National Science Foundation, la Junta de Retiro Ferroviario, y el Fondo Nacional de las Artes se encuentran paleando algo. Dejo como un ejercicio para el lector comprobar exactamente qué.
No obstante, como he visto con mis propios ojos, evidentemente algunas obras están teniendo lugar en Mississippi y Alabama para reparar las carreteras y puentes. Eso es algo, pero difícilmente vaya a tener un efecto apreciable en la recuperación de la recesión.
Traducido por Gabriel Gasave
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