En el caso de la pornografía infantil, la tecnología atrapa al inocente

16 de enero, 2007

El relato aleccionador de Matthew Bandy está haciendo arder a Internet, especialmente a los sitios de tecnología. Hasta hace poco, el muchacho de 16 años de edad de Arizona enfrentaba una condena a prisión de por vida por poseer pornografía infantil; cada una de las nueve imágenes en su computadora conllevaba una condena posible de 10 años.

Matt firmemente negó la acusación, pese a que admitió visitar sitios para adultos.

La advertencia: Su computadora podría estar almacenando y distribuyendo pornografía infantil sin su conocimiento. Podría tratarse de lo que se denomina “un zombi” . Un virus, gusano o “robot” podría haber infestado casi de manera invisible su sistema operativo, quizás cuando abrió un archivo adjunto a un correo electrónico o hizo “clic” en el sitio “equivocado” (no necesariamente para adultos).

La “infección” permite a otra persona acceder remotamente a su disco duro. A menudo, este tercero intenta capturar información financiera tal como los números de cuentas bancarias. Por lo general, almacena la información en el disco duro y utiliza su computadora para distribuir correo “basura”, incluida la pornografía.

(Para una explicación más completa de este proceso, haga clic en “¿Está usted también en peligro?” ).

Al igual que con el robo de identidad en los años 90, el problema de las PC zombis está recién emergiendo. Las estimaciones de su prevalencia varían, con el número superior girando en torno de los 8 millones de computadoras zombis activas. La respetada empresa de computación Symantec ofrece la estimación más conservadora de 4 a 5 millones; un cuarto de ellas se considera que están en los Estado Unidos.

Según Microsoft, las computadoras zombis son en la actualidad la principal amenaza a la seguridad de las industrias. Dmitri Alperovitch, un científico investigador en CipherTrust, observa que, durante un reciente ataque, las nuevas zombis “pasaron de 214.000 por día en la semana anterior [mediados de agosto de 2006] a 265.000 diarias”. Los sistemas operativos Windows son los más vulnerables.

Las estimaciones pueden ser especulativas, pero las consecuencias de poseer pornografía infantil en su computadora son claras…tal como lo ilustra el caso Bandy.

La historia de Matt es la de un enjuiciamiento extremadamente celoso bajo una ley que no debería existir: es decir, la mera presencia de imágenes en su computadora no debería resultar en cargos criminales en virtud de que son el resultado de una infección.

A decir de todos, Matt era un adolescente normal de una buena familia que carecía de todo encontronazo con la autoridad antes del 16 de diciembre de 2004. A las 6 de esa mañana, varios policías golpearon la puerta del frente de Bandy, ordenándole salir a su madre y hermana y despertando a su padre a punta de pistola; quien estaba acostándose tarde debido a sus obligaciones como médico de una sala de primeros auxilios.

¿Qué provocó la redada? La pornografía infantil había sido transmitida a un grupo de Yahoo desde una dirección IP asociada con la computadora de la familia; las autoridades fueron alertadas.

La policía encontró varias imagines de pornografía infantil en la computadora de Bandy junto con rastros de la dirección de correo electrónico utilizada para transmitir las fotografías. La policía descartó el hecho de que, en una de las fechas que indicaban “actividad” relacionada con las imágenes, nadie había estado en la casa de Bandy. También pasó por alto dos pruebas con el polígrafo que Matt realizó voluntariamente y que aprobó así como también un examen psiquiátrico voluntario que halló que es un adolescente normal y no un “pedófilo”.

Claramente, los detectives que investigaron el caso de Matt tenían poca capacitación o interés en el análisis forense informático. Por ejemplo, rehusaron examinar el disco rígido en busca de evidencia de infección. La oficina del Fiscal del Condado rechazó las solicitudes de parte de los Bandy de que su disco rígido confiscado fuera examinado desde el punto de vista forense. Solamente después de que la Corte Suprema de Arizona falló en contra de la oficina del Fiscal tuvo lugar un examen realizado por la experta Tami Loehrs.

Ella descubrió más de 200 archivos infectados el 25 de septiembre de 2005, e informó, “Sin ninguna protección cortafuegos instalada, sería virtualmente imposible determinar sí, cuándo o por quién el sistema fue afectado. Sería imposible declarar con certeza qué actividades fueron realizadas por los usuarios dentro del hogar y qué actividades fueron el resultado de una de las muchas aplicaciones de software maliciosas y/o fuentes externas tales como piratas informáticos”.

Benjamin Edelman, un experto en seguridad informática, indica cuán rápidamente una computadora puede infectarse. “Recientemente probé un archivo de video de WindowsMedia…En una prueba de una computadora nueva, presioné Si una vez para permitir la instalación. Mi computadora rápidamente se contaminó…En total, la infección añadió 58 carpetas, 786 archivos, y unas increíbles 11.915 entradas de registro a mi computadora de prueba. Ninguno de estos programas me había exhibido un acuerdo de licencia, ni yo había consentido su instalación en mi computadora.”

Tales infecciones son por lo general invisibles al usuario promedio de computadoras. (Para ver cómo esto puede sucederle a su computadora, haga clic en “Lo que le hicieron a Matthew Bandy puede ocurrirle a usted”. )

Matt fue acusado de nueve cargos de posesión de imágenes de pornografía infantil—felonía clase 2, apenas un nivel por debajo del homicidio. Podría haber recibido un condena a 90 años de prisión de parte de un juez que careciese de toda discreción al momento de sentenciar. El 2 de diciembre de 2005, Matt se declaró “no culpable” pero se le exigió utilizar en lo sucesivo una correa para el monitoreo electrónico alrededor de su tobillo.

Mientras tanto, a medida que la inocencia del muchacho se tornaba evidente de manera creciente, el Fiscal de Distrito ofreció una serie de negociaciones. Matt en última instancia se declaró “culpable” de tres “ofensas no especificadas de clase 6”. Estas son ofensas “no-peligrosas, no-repetitivas según el código penal” lo que da lugar a la libertad condicional, no a la cárcel. Su “crimen” especifico fue exhibirle un ejemplar de Playboy a 3 compañeros de escuela, un acto de “facilitar material perjudicial u obsceno a menores”.

El abogado de Matt comentó “esta puede ser la única vez en que un adolescente estadounidense haya sido alguna vez acusado de felonía por exhibirle pornografía adulta a sus amigos”. A pesar de todo, el caso de Matt se había vuelto de alto perfil y el estado parecía decidido a acusarlo exitosamente de algo.

La declaración de “culpable” no fue una verdadera admisión de culpa. La madre de Matt explicaba, “A lo largo del año pasado nuestra creencia y fe en el sistema judicial se ha erosionado. Creencias fundamentales tales como que se es inocente hasta que se pruebe la culpabilidad, que la policía está allí para servir y proteger, que nunca le mentirán, que todos tienen derecho a un juicio JUSTO se han vuelto nada más que cuentos de hadas para nosotros”.

Sus padres sabían que un joven encarcelado por delitos sexuales en una prisión estadual era vulnerable a una constante violación, con el suicidio como una posibilidad real.

En cambio, Matt prefirió una libertad condicional de 18 meses, con la acusación de “delincuente sexual” adosada a ella. Matthew explicó que esto ultimo significaba: “Debo mantenerme alejado de los niños, no puedo merodear ninguna área donde pudiese haber menores, incluido el centro comercial, o los cines, o los restaurantes o incluso la iglesia. Para ir a la iglesia debo contar con el consentimiento escrito de nuestro sacerdote, debo sentarme en un banco distinto, uno que no tenga a un niño sentado en él”.

No abandonó la casa por temor a encontrar a un niño y, de esa forma, violar su libertad provisional.

Después de que el programa noticioso “20/20” de la cadena televisiva ABC tomó interés en el caso—fue presentado en la transmisión del 12 de enero—la acusación de “delincuente sexual” fue retirada.

La pesadilla de dos años de Bandy podría estar desapareciendo, pero la familia ha sido arruinada financieramente por más de $250.000 en costas legales.

Lo que sea que se escriba acerca de este caso debería terminar en una conclusión que esté expresada como una solicitud: la mera presencia de pornografía infantil en una computadora no debe ser ilegal. Las leyes deben ser rescritas o derogadas para tomar en cuenta la realidades tecnológicas con la que todos convivimos.

Desafortunadamente, los estados y el Congreso están rumbeando en la dirección opuesta al presionar por leyes y penas “más duras” por la mera posesión. Si tales leyes prevalecen, entonces usted puede encontrarse en la misma posición que Matt: la inocencia no será una defensa.

Traducido por Gabriel Gasave

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