El reciente viaje de Bill Gates por un día a Hanoi para hablarle a los estudiantes de la Hanoi University of Technology y concluir un acuerdo con el gobierno de Vietnam sobre licencias de software es un signo de la creciente economía de Vietnam. En verdad, 20 años después de que Vietnam lanzara reformas económicas para llevar al país de una economía centralmente planificada a una impulsada más por los mercados, la Agencia France-Presse informa que Vietnam es “la economía de más rápido crecimiento en el sudeste de Asia”.
Abril marca el 31 aniversario de la finalización de la Guerra de Vietnam, pero la mayoría de los vietnamitas están muy atareados como para advertirlo. Vietnam, alrededor de dos veces el tamaño de Florida, pero con más de cinco veces la población del estado, ha adquirido renombre de forma creciente por su fuerza laboral barata y competente. Los vietnamitas insisten correctamente en que no son chinos, pero una herencia confuciana que se remonta a dos mil años es indudablemente un factor en su éxito económico dado que el confucianismo premia la educación, el trabajo arduo y el éxito en este mundo.
Hoy día Vietnam es uno de los seriamente reformadores “tigres” del sudeste de Asia, países que crecieron rápidamente durante varios años pero que trastabillaron por un tiempo después de la crisis económica de 1997. Durante los pasados cinco años Vietnam ha tenido el record de crecimiento más consistente de todas las naciones de sudeste asiático: pasando de un bajo PBI del 4,7% en 1999 (que aún es más alto que las tasas de crecimiento en la mayor parte de los países del mundo), a más del 8% en 2005.
Este crecimiento ha sido impulsado por una perspectiva crecientemente orientada hacia el mercado que alienta el emprendimiento privado, así como también un floreciente sector empresarial privado. Este sector privado se ha expandido cerca de un 20% por año en los años recientes, ha creado cientos de miles de empleos y se ha convertido en una fuerza importante para elevar sustancialmente los estándares generales de vida.
Vietnam no fue uno de los “tigres” del sudeste asiático originales debido a que Le Duan, quien sucedió a Ho Chi Minh como jefe del partido comunista en 1969, estaba principalmente interesado en represalias de post-guerra y en la centralización económica al estilo comunista tradicional. Cuando Le Duan murió en 1986, los pragmáticos vietnamitas iniciaron el denominado programa de “renovación” (doi moi) que está creando al Vietnam contemporáneo. Mientras que el doi moi no permite cambios políticos importantes, el mismo reconoce la necesidad de políticas orientadas al mercado, una mayor oportunidad individual y la iniciativa personal.
La puerta le fue formalmente abierta al sector privado mediante la promulgación de la Ley de Iniciativa 2000, una norma que simplificó de manera significativa un laberíntico proceso de registro y operación para las empresas. El resultado es que tres veces más empresas privadas (cerca de 125.000) se registraron en Vietnam entre 2000 y 2005 que en el periodo anterior de 15 años.
Pero no obstante todas las buenas noticias, persisten serios impedimentos al rápido crecimiento del sector privado, entre ellos las preferencias culturales y el bagaje del pasado: la corrupción, una burocracia hinchada, intrusa e improductiva, las inclinaciones ideológicas hacia el paternalismo, y el obstruccionismo por parte de los funcionarios locales. Casi la mitad de la compañías privadas domesticas son pequeñas y con menos de diez empleados y tecnológicamente desactualizadas. A pesar de que algunas firmas privadas más grandes compiten eficientemente con otras de propiedad del estado o extranjeras, las más chicas no pueden hacerlo.
Recientes sondeos internacionales confirman también que hacer negocios en Vietnam resulta todavía bastante agobiante. Una encuesta realizada por Mekong Private Sector Development Facility (MPDF) hallo que la inscripción de una empresa puede todavía insumir 50 días o más a pesar de las reformas de la Ley de Iniciativa. El último trabajo del Banco Mundial “Haciendo negocios” [sic.] sobre los problemas reglamentarios encontrados por las empresas en distintos países del mundo ubicó a Vietnam en el puesto 99 entre los 155 países relevados. El ultimo ranking de competitividad global del Foro Económico Mundial colocó a Vietnam en el lugar 81 entre 117 países.
Entre los serios problemas post-inscripción para las empresas en Vietnam se encuentran una continua corrupción, un financiamiento inadecuado, la falta de entrenamiento gerencial, un inadecuado sistema tributario corporativo, y el tiempo desperdiciado tratando de cumplir, evadir, o adjudicar reglamentaciones legales complejas o poco claras que incluso los jueces y los abogados a menudo no comprenden. Hay también una interferencia gubernamental tanto directa como indirecta y una sobre reglamentación (especialmente en el nivel local), que va desde las reglamentaciones burocráticas a las demandas de coimas. Una respuesta a estos problemas en las ciudades vietnamitas es el creciente uso de gestores que se ocupan del papeleo a cambio de un modesto arancel.
La Ley de Iniciativa 2000 y otra legislación a menudo conflictiva están programadas para ser reemplazadas a mediados de 2006 por la nueva Ley de Iniciativa Unificada y la Ley de Inversión Común, ambas pergeñadas durante varios años con el aporte de distintos participantes de la comunidad económica. Estas y otras leyes recientemente adoptadas reducirán las complicaciones de iniciar y administrar una empresa, eliminarán varios procedimientos superpuestos y crearán un campo de juego más transparente y parejo para los inversores y emprendedores domésticos y extranjeros, incluidas las mujeres, quienes se encuentran entre los empresarios más capaces en Vietnam, pero que por lo general son discriminadas. Hanoi espera que estos y otros cambios ayuden a que Vietnam ingrese a la Organización Mundial del Comercio para fines de 2006.
Las visitas de emprendedores como Gates envían una señal importante acerca de las potenciales oportunidades de negocios de Vietnam. Los extranjeros pueden proporcionar una valiosa asistencia en materia de educación, asesoramiento y financiamiento, y excelentes grupos como el MPDF en Hanoi contribuyen bastamente al crecimiento del país. Pero un vietnamita-estadounidense con años de experiencia en el país advierte que los extranjeros, incluidos los vietnamitas étnicos que regresan a su país, tendrán un tiempo difícil si “vienen a Vietnam para salvar al pueblo. Uno de los factores determinantes para el éxito es la humildad”.
Al final, mientras persisten muchos problemas, mucho es lo que se ha hecho y las perspectivas de mejoras adicionales son buenas. Los nuevos dirigentes elegidos en abril y las nuevas leyes están demostrando claramente la determinación del gobierno vietnamita para garantizar la permanencia del país entre los tigres económicos de la región.
Considerando hacer negocios en Vietnam
El reciente viaje de Bill Gates por un día a Hanoi para hablarle a los estudiantes de la Hanoi University of Technology y concluir un acuerdo con el gobierno de Vietnam sobre licencias de software es un signo de la creciente economía de Vietnam. En verdad, 20 años después de que Vietnam lanzara reformas económicas para llevar al país de una economía centralmente planificada a una impulsada más por los mercados, la Agencia France-Presse informa que Vietnam es “la economía de más rápido crecimiento en el sudeste de Asia”.
Abril marca el 31 aniversario de la finalización de la Guerra de Vietnam, pero la mayoría de los vietnamitas están muy atareados como para advertirlo. Vietnam, alrededor de dos veces el tamaño de Florida, pero con más de cinco veces la población del estado, ha adquirido renombre de forma creciente por su fuerza laboral barata y competente. Los vietnamitas insisten correctamente en que no son chinos, pero una herencia confuciana que se remonta a dos mil años es indudablemente un factor en su éxito económico dado que el confucianismo premia la educación, el trabajo arduo y el éxito en este mundo.
Hoy día Vietnam es uno de los seriamente reformadores “tigres” del sudeste de Asia, países que crecieron rápidamente durante varios años pero que trastabillaron por un tiempo después de la crisis económica de 1997. Durante los pasados cinco años Vietnam ha tenido el record de crecimiento más consistente de todas las naciones de sudeste asiático: pasando de un bajo PBI del 4,7% en 1999 (que aún es más alto que las tasas de crecimiento en la mayor parte de los países del mundo), a más del 8% en 2005.
Este crecimiento ha sido impulsado por una perspectiva crecientemente orientada hacia el mercado que alienta el emprendimiento privado, así como también un floreciente sector empresarial privado. Este sector privado se ha expandido cerca de un 20% por año en los años recientes, ha creado cientos de miles de empleos y se ha convertido en una fuerza importante para elevar sustancialmente los estándares generales de vida.
Vietnam no fue uno de los “tigres” del sudeste asiático originales debido a que Le Duan, quien sucedió a Ho Chi Minh como jefe del partido comunista en 1969, estaba principalmente interesado en represalias de post-guerra y en la centralización económica al estilo comunista tradicional. Cuando Le Duan murió en 1986, los pragmáticos vietnamitas iniciaron el denominado programa de “renovación” (doi moi) que está creando al Vietnam contemporáneo. Mientras que el doi moi no permite cambios políticos importantes, el mismo reconoce la necesidad de políticas orientadas al mercado, una mayor oportunidad individual y la iniciativa personal.
La puerta le fue formalmente abierta al sector privado mediante la promulgación de la Ley de Iniciativa 2000, una norma que simplificó de manera significativa un laberíntico proceso de registro y operación para las empresas. El resultado es que tres veces más empresas privadas (cerca de 125.000) se registraron en Vietnam entre 2000 y 2005 que en el periodo anterior de 15 años.
Pero no obstante todas las buenas noticias, persisten serios impedimentos al rápido crecimiento del sector privado, entre ellos las preferencias culturales y el bagaje del pasado: la corrupción, una burocracia hinchada, intrusa e improductiva, las inclinaciones ideológicas hacia el paternalismo, y el obstruccionismo por parte de los funcionarios locales. Casi la mitad de la compañías privadas domesticas son pequeñas y con menos de diez empleados y tecnológicamente desactualizadas. A pesar de que algunas firmas privadas más grandes compiten eficientemente con otras de propiedad del estado o extranjeras, las más chicas no pueden hacerlo.
Recientes sondeos internacionales confirman también que hacer negocios en Vietnam resulta todavía bastante agobiante. Una encuesta realizada por Mekong Private Sector Development Facility (MPDF) hallo que la inscripción de una empresa puede todavía insumir 50 días o más a pesar de las reformas de la Ley de Iniciativa. El último trabajo del Banco Mundial “Haciendo negocios” [sic.] sobre los problemas reglamentarios encontrados por las empresas en distintos países del mundo ubicó a Vietnam en el puesto 99 entre los 155 países relevados. El ultimo ranking de competitividad global del Foro Económico Mundial colocó a Vietnam en el lugar 81 entre 117 países.
Entre los serios problemas post-inscripción para las empresas en Vietnam se encuentran una continua corrupción, un financiamiento inadecuado, la falta de entrenamiento gerencial, un inadecuado sistema tributario corporativo, y el tiempo desperdiciado tratando de cumplir, evadir, o adjudicar reglamentaciones legales complejas o poco claras que incluso los jueces y los abogados a menudo no comprenden. Hay también una interferencia gubernamental tanto directa como indirecta y una sobre reglamentación (especialmente en el nivel local), que va desde las reglamentaciones burocráticas a las demandas de coimas. Una respuesta a estos problemas en las ciudades vietnamitas es el creciente uso de gestores que se ocupan del papeleo a cambio de un modesto arancel.
La Ley de Iniciativa 2000 y otra legislación a menudo conflictiva están programadas para ser reemplazadas a mediados de 2006 por la nueva Ley de Iniciativa Unificada y la Ley de Inversión Común, ambas pergeñadas durante varios años con el aporte de distintos participantes de la comunidad económica. Estas y otras leyes recientemente adoptadas reducirán las complicaciones de iniciar y administrar una empresa, eliminarán varios procedimientos superpuestos y crearán un campo de juego más transparente y parejo para los inversores y emprendedores domésticos y extranjeros, incluidas las mujeres, quienes se encuentran entre los empresarios más capaces en Vietnam, pero que por lo general son discriminadas. Hanoi espera que estos y otros cambios ayuden a que Vietnam ingrese a la Organización Mundial del Comercio para fines de 2006.
Las visitas de emprendedores como Gates envían una señal importante acerca de las potenciales oportunidades de negocios de Vietnam. Los extranjeros pueden proporcionar una valiosa asistencia en materia de educación, asesoramiento y financiamiento, y excelentes grupos como el MPDF en Hanoi contribuyen bastamente al crecimiento del país. Pero un vietnamita-estadounidense con años de experiencia en el país advierte que los extranjeros, incluidos los vietnamitas étnicos que regresan a su país, tendrán un tiempo difícil si “vienen a Vietnam para salvar al pueblo. Uno de los factores determinantes para el éxito es la humildad”.
Al final, mientras persisten muchos problemas, mucho es lo que se ha hecho y las perspectivas de mejoras adicionales son buenas. Los nuevos dirigentes elegidos en abril y las nuevas leyes están demostrando claramente la determinación del gobierno vietnamita para garantizar la permanencia del país entre los tigres económicos de la región.
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