Algunos miembros del Congreso, exhibiendo un patrioterismo y una paranoia posteriores al 11 de septiembre, están presionando a la administración Bush para que ésta reconsidere su decisión de permitir que Dubai Ports World, una empresa árabe, asuma el manejo de las operaciones en seis importantes puertos estadounidenses. La aprobación debería mantenerse.
El congresista Peter T. King (republicano por Nueva York), Presidente del Comité de Seguridad Interior y, fundamentalmente, un congresista de un área próxima a dos puertos que serán operados por la firma Dubai Ports World, expresó este punto de vista xenófobo respecto de la adquisición por parte de Dubai de una empresa británica que actualmente se encuentra operando los puertos: «En el mundo post-11/09, debería haber existido un presunción en contra de esta empresa».
¿Por qué? Debido a que ocurre que dos de los secuestradores del 11/09 eran oriundos de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el país en el cual la compañía tiene su sede. Sin embargo a la empresa británica, Peninsular and Oriental Steam Navigation Company, se le permitió operar los puertos de Nueva York, Nueva Jersey, Baltimore, Filadelfia, Miami, y Nueva Orleans no obstante la ciudadanía británica de Richard Reid (el infame pasajero que llevaba una bomba oculta en su zapato). Y a compañías estadounidenses les está permitido operar algunos de los puertos de los EE.UU. pese a la circunstancia de que Timothy McVeigh, José Padilla, y otros ciudadanos estadounidenses se encuentran en prisión o están acusados de terroristas. Por lo tanto ¿cómo sabemos que incluso una compañía estadounidense que maneje los puertos será inmune a la infiltración por parte de terroristas?
En verdad, dado que dos de los secuestradores del 11/09 eran de los EAU, la empresa Dubai Ports World podría tener un interés más fuerte aún en la operación de puertos seguros que compañías de otras naciones. Dubai posee una presencia mundial, una laraga historia en la operatoria de puertos, y una reputación que conservar. Si un incidente terrorista tuviese lugar en alguno de sus puertos, la compañía perdería probablemente más negocios en todo el mundo que cualquier otra empresa que no fuese arábiga bajo las mismas circunstancias.
La empresa debería ser evaluada en base a sus calificaciones para operar los puertos, no a pruebas determinantes al estilo de las que imponía McCarthy, para los árabes o los EAU. Además, pese a que Dubai Ports World operará los puertos, las autoridades estadounidenses federales y locales seguirán a cargo de la seguridad.
Miembros del Congreso tales como el el congresista King y el senador por Nueva York Charles E. Schumer ciertamente suman puntos con sus electores por defender a la nación contra un ataque por parte de «terroristas árabes», y tal vez al intentar también proteger a las empresas estadounidenses de la competencia extranjera.
Pero si a las empresas árabes no se les puede confiar el manejo de los puertos estadounidenses, entonces ¿no deberían también tener prohibido cualquier tipo de participación en los aeropuertos estadounidenses; la agricultura; la generación de electricidad; las obras hidráulicas; las plantas de energía nuclear; la producción química, biomédica, y farmacéutica; y la construcción de túneles, puentes, estadios, y rascacielos? Extendiendo aún más a esta lógica equivocada, tal vez incluso las aerolíneas de los países árabes deberían tener prohibido aterrizar en los aeropuertos estadounidenses en virtud de que las mismas podrían traer terroristas a los Estados Unidos-no obstante el hecho de que los aviones utilizados el 11/09 eran de empresas aéreas estadounidenses.
Después del 11/09, las autoridades estadounidenses encarcelaron e interrogaron a individuos basándose en sus nacionalidades arábigas y en su religión islámica. La gran mayoría de ellos no tenía conexión alguna con el terrorismo ni con los ataques del 11 de septiembre. Esto fue ampliamente percibido como una reacción exagerada. Sin embargo, más de cuatro años después del 11/09, el hecho de manejarse en base a un perfil racial y étnico se ha trasladado en la actualidad del ámbito individual al empresarial. La administración Bush estuvo acertada al insistir que ninguna amenaza a la seguridad emanaba de una rutinaria adquisición empresaria de una firma británica por parte de otra compañía árabe. Los políticos deberían dejar de fingir y dedicarse a cuestiones más importantes.
El caso de la empresa Dubai Ports World: Perfil racial comercial
Algunos miembros del Congreso, exhibiendo un patrioterismo y una paranoia posteriores al 11 de septiembre, están presionando a la administración Bush para que ésta reconsidere su decisión de permitir que Dubai Ports World, una empresa árabe, asuma el manejo de las operaciones en seis importantes puertos estadounidenses. La aprobación debería mantenerse.
El congresista Peter T. King (republicano por Nueva York), Presidente del Comité de Seguridad Interior y, fundamentalmente, un congresista de un área próxima a dos puertos que serán operados por la firma Dubai Ports World, expresó este punto de vista xenófobo respecto de la adquisición por parte de Dubai de una empresa británica que actualmente se encuentra operando los puertos: «En el mundo post-11/09, debería haber existido un presunción en contra de esta empresa».
¿Por qué? Debido a que ocurre que dos de los secuestradores del 11/09 eran oriundos de los Emiratos Árabes Unidos (EAU), el país en el cual la compañía tiene su sede. Sin embargo a la empresa británica, Peninsular and Oriental Steam Navigation Company, se le permitió operar los puertos de Nueva York, Nueva Jersey, Baltimore, Filadelfia, Miami, y Nueva Orleans no obstante la ciudadanía británica de Richard Reid (el infame pasajero que llevaba una bomba oculta en su zapato). Y a compañías estadounidenses les está permitido operar algunos de los puertos de los EE.UU. pese a la circunstancia de que Timothy McVeigh, José Padilla, y otros ciudadanos estadounidenses se encuentran en prisión o están acusados de terroristas. Por lo tanto ¿cómo sabemos que incluso una compañía estadounidense que maneje los puertos será inmune a la infiltración por parte de terroristas?
En verdad, dado que dos de los secuestradores del 11/09 eran de los EAU, la empresa Dubai Ports World podría tener un interés más fuerte aún en la operación de puertos seguros que compañías de otras naciones. Dubai posee una presencia mundial, una laraga historia en la operatoria de puertos, y una reputación que conservar. Si un incidente terrorista tuviese lugar en alguno de sus puertos, la compañía perdería probablemente más negocios en todo el mundo que cualquier otra empresa que no fuese arábiga bajo las mismas circunstancias.
La empresa debería ser evaluada en base a sus calificaciones para operar los puertos, no a pruebas determinantes al estilo de las que imponía McCarthy, para los árabes o los EAU. Además, pese a que Dubai Ports World operará los puertos, las autoridades estadounidenses federales y locales seguirán a cargo de la seguridad.
Miembros del Congreso tales como el el congresista King y el senador por Nueva York Charles E. Schumer ciertamente suman puntos con sus electores por defender a la nación contra un ataque por parte de «terroristas árabes», y tal vez al intentar también proteger a las empresas estadounidenses de la competencia extranjera.
Pero si a las empresas árabes no se les puede confiar el manejo de los puertos estadounidenses, entonces ¿no deberían también tener prohibido cualquier tipo de participación en los aeropuertos estadounidenses; la agricultura; la generación de electricidad; las obras hidráulicas; las plantas de energía nuclear; la producción química, biomédica, y farmacéutica; y la construcción de túneles, puentes, estadios, y rascacielos? Extendiendo aún más a esta lógica equivocada, tal vez incluso las aerolíneas de los países árabes deberían tener prohibido aterrizar en los aeropuertos estadounidenses en virtud de que las mismas podrían traer terroristas a los Estados Unidos-no obstante el hecho de que los aviones utilizados el 11/09 eran de empresas aéreas estadounidenses.
Después del 11/09, las autoridades estadounidenses encarcelaron e interrogaron a individuos basándose en sus nacionalidades arábigas y en su religión islámica. La gran mayoría de ellos no tenía conexión alguna con el terrorismo ni con los ataques del 11 de septiembre. Esto fue ampliamente percibido como una reacción exagerada. Sin embargo, más de cuatro años después del 11/09, el hecho de manejarse en base a un perfil racial y étnico se ha trasladado en la actualidad del ámbito individual al empresarial. La administración Bush estuvo acertada al insistir que ninguna amenaza a la seguridad emanaba de una rutinaria adquisición empresaria de una firma británica por parte de otra compañía árabe. Los políticos deberían dejar de fingir y dedicarse a cuestiones más importantes.
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