Doha: ¿estancamiento inevitable?
Por David Loyn
BBC Mundo
La Organización Mundial del Comercio se prepara para una reunión ministerial clave en Ginebra el próximo 29 de junio, para tratar de salvar la ronda Doha de negociaciones comerciales.
Las conversaciones, inauguradas hace cinco años, fueron presentadas como una «ronda del desarrollo», orientadas a remediar las desigualdades del comercio mundial a favor de los países más pobres.
Pero el proceso se empantanó, con los países en desarrollo exigiendo recortes más profundos a la ayuda para los agricultores del mundo desarrollado, al tiempo que el mundo desarrollado insiste en más acceso al mercado para sus productos.
El presidente del comité de agricultura está por publicar esta semana un documento sobre el estado de las negociaciones.
Este será el primer intento público, desde la cumbre de Hong Kong en diciembre, por realizar algún progreso, pero la brecha entre los dos campos sigue siendo amplia.
El G-20, una alianza establecida para coordinar los intereses en agricultura de los países en desarrollo, quiere poder proteger 20% de sus mercancías agrícolas, llamadas «productos especiales», mientras Estados Unidos respondió con una contrapropuesta de menos de 1%.
«El acceso al mercado es la clave. Sin acceso al mercado, no vale la pena el acuerdo, porque no se obtienen las ganancias económicas que ocurren a través del comercio ampliado», dijo a la BBC el negociador de agricultura de EE.UU. en Ginebra, Jason Hafemeister.
«Estamos preparados para abrir más nuestro mercado, con una propuesta muy ambiciosa. Pensamos que otros también deberían estarlo».
Contra reloj
El mandato otorgado por el Congreso al gobierno estadounidense para participar en el proceso de la OMC se agota al final del año, lo cual impone un plazo límite muy real a las conversaciones.
Si los negociadores en Ginebra no consiguen poner en papel números concretos en las próximas semanas, entonces el trabajo técnico que se necesita para completar la ronda antes de fin de año no podrá realizarse.
Así como en agricultura, hay también discusiones importantes pendientes sobre liberalización del sector de servicios y una mayor reducción de aranceles de los bienes industriales.
Pero hay una considerable inquietud entre los países en desarrollo pues Estados Unidos, la Unión Europea y Japón no han reducido lo suficiente el apoyo que dan a sus agricultores.
«Los más grandes subsidiadores y los mayores socios comerciales no tienen la voluntad política para reformar sus sectores agrícolas», dijo el embajador de Venezuela para la OMC, Oscar Carvallo.
«¿Por qué tenemos que pagar por eso? ¿Por qué el campesino pobre de Kenya y el campesino pobre de Venezuela tienen que pagar por eso?».
Venezuela, junto con Cuba, expresó «reservas» acerca del acuerdo de compromiso alcanzado al final de la cumbre de Hong Kong, indicando su oposición.
Carvallo dice ahora que si a los países pobres se les pide hacer un sacrificio para asegurar el acuerdo, entonces su gobierno no participará en el mismo.
Ambiciones disminuidas
Dado que la OMC funciona como un consenso, cualquier país puede teóricamente vetar el acuerdo completo. Y si va a haber una rebelión de este tipo, es posible que se centre en Venezuela, el crítico más fuerte de EE.UU.
Pero la política de la OMC hace improbable que ésto suceda. Las negociaciones clave ahora no incluyen a los países en desarrollo más pequeños y más pobres, sino que se centran en las economías emergentes clave como Brasil, India y China.
Matt Griffith, de la organización humanitaria Cafod, afirma que el acuerdo que surgirá de ese proceso está muy alejado de las elevadas ambiciones de la ronda de Doha.
«Estás viendo cómo se mantiene un sistema desequilibrado, con algunas modificaciones tangenciales, y eso no es una ronda de desarrollo», dijo.
«Esto no es lo que se había pretendido con las conversaciones en absoluto».
Términos de intercambio
La reducción de las expectativas para la ronda de Doha también empaña los logros conseguidos durante 2005, el «año de África».
Los importantes incrementos de la asistencia humanitaria y la cancelación de la deuda bajo el liderazgo del Reino Unido en el G8 necesitaban ser seguidos por un cambio en los términos de intercambio, permitiendo a África salir de la pobreza por sus propios medios, mediante el comercio.
Pero las cosas que harían una verdadera diferencia, como extender la reducción arancelaria de las materias primas hasta los alimentos procesados, y dar a los países africanos la oportunidad de reconstruir sus industrias alimentarias, no están ahora en oferta.
Y Estados Unidos no ha respondido al pedido particular de los productores africanos de algodón para facilitarles la venta de sus mercancías.
Tampoco está en discusión en la OMC el acceso libre de impuestos y cuotas para las mercancías de los paises más pobres, los llamados «países menos desarrollados», aunque Europa y Canadá ya ofrecen esta facilidad.
Los que más pierden
Pase lo que pase en la OMC, los países africanos han sido ya forzados a abrir sus mercados, frecuentemente con consecuencias devastadoras, a través de medidas económicas requeridas por el Fondo Monetario Internacional durante las últimas dos décadas.
«Dado que hemos liberalizado bajo los programas de ajuste estructurales, y otros programas, nuestros mercados están completamente abiertos», dice Ann Kamau, uno de los delegados comerciales de Kenya en la OMC.
«Hemos tenido un incremento en las importaciones, lo cual ha afectado mucho nuestros mercados internos», añadió.
«No estamos pidiendo ningún instrumento de protección. Apenas estamos tratando de salvaguardar a nuestros agricultores».
«Espectadores del proceso»
Si no hay un acuerdo en las próximas semanas, entonces el director de la OMC, Pascal Lamy, será forzado a intervenir e intentar construir su propio acuerdo, obteniendo consenso alrededor de éste, si es que va a salvar algo de este proceso.
Paradójicamente, a pesar de sus debilidades, los países más pobres saben que potencialmente tienen más que perder si no se llega a ningún acuerdo.
El embajador de Islas Mauricio, Naresh Servansing, un negociador veterano en Ginebra que encabeza el grupo de países de África, Caribe y el Pacífico (ACP), afirma que sus miembros se han visto reducidos a ser meros espectadores del proceso.
«Somos países muy débiles y vulnerables y sólo tenemos el sistema multilateral para protegernos», señala. «No tenemos la clase de capacidad para poder firmar tratos bilaterales con los grandes actores como Estados Unidos».
«Para nosotros, el sistema multilateral es extremadamente importante. Así que queremos un acuerdo, pero como usted sabe, obtenerlo en esta ronda no depende de nosotros».
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