Temor mundial
Ejército israelí bombardea Beirut; Hezbolá habla de ‘guerra abierta’
BEIRUT.— Israel reforzó ayer su ofensiva sobre el Líbano, atacando su infraestructura aérea y terrestre, y por primera vez expandió los bombardeos hasta vecindarios de la capital, en busca de castigar al grupo guerrillero Hezbolá por el secuestro de dos soldados israelíes.
Aviones militares bombardearon una vez más durante dos horas las pistas del aeropuerto internacional de Beirut, y destruyeron puentes de montaña en la principal carretera que llega hasta Siria. Buques de guerra, en tanto, bloquearon los puertos del Líbano por segundo día consecutivo.
Los ataques israelíes buscan desconectar al Líbano del mundo exterior.
Nubes de humo cubrieron la capital después de que las bombas lanzadas hicieron explotar tanques de combustible en una de las dos plantas de electricidad más importantes de Beirut, incrementando los daños a instalaciones clave de infraestructura.
Los guerrilleros de Hezbolá respondieron con un intenso ataque de al menos 50 cohetes Katiusha contra poblaciones del norte israelí. Los residentes de Haifa — la tercera ciudad más importante de Israel, afectados por los ataques del día anterior— debieron esconderse ayer en refugios subterráneos contra bombas.
La cantidad de muertos en los tres días de la ofensiva aumentó a 73 en el Líbano —casi todos civiles, incluyendo cinco personas que fallecieron en ataques en el sur de Beirut el viernes— y a 10 en Israel.
‘Guerra abierta’
Por su parte, el líder de Jezbolá, jeque Hassan Nasrallah, sobrevivió a un ataque israelí contra su residencia, tras el cual advirtió a Israel que su organización estaba lista para librar una «guerra abierta».
Hezbolá confirmó que aviones de combate israelíes habían destruido la residencia de Nasrallah y su cuartel general, pero dijo que el jefe de la organización, su familia y sus guardaespaldas estaban a salvo.
Poco después, el canal de Hezbolá difundió un video en el que Nasrallah hizo una rotunda advertencia a Israel. No mencionó el ataque y se cree que el video había sido grabado antes de la incursión israelí.
«Querían una guerra abierta; estamos preparados para una guerra abierta», dijo Nasrallah en tono desafiante en el video.
«Miren el barco de guerra que atacó Beirut, cómo se incendia y se hunde delante nuestro», agregó.
No estaba claro si el jefe guerrillero quiso decir que habían hundido un barco. La televisión israelí reportó que un barco de guerra anclado frente a la costa del Líbano había sufrido daños menores, pero que no había víctimas.
El pronunciamiento de Nasrallah provocó algunas manifestaciones de júbilo y disparos al aire en la capital libanesa.
Nasrallah reiteró la amenaza de atacar Haifa y otras ciudades más adentro de territorio israelí. «Llegaremos a Haifa y más allá, créanmelo», expresó.
«Nuestras viviendas no serán las únicas que resultan destruidas; nuestros hijos no serán los únicos que morirán», acotó.
Táctica: aislamiento
La violencia conmocionó a la región, que ya era escenario de enfrentamientos entre Israel y el grupo Hamás en la Franja de Gaza.
La ofensiva israelí tenía varios objetivos. Sus ataques contra el aeropuerto y las carreteras, y el bloqueo naval, aíslan al Líbano del mundo, mientras que los golpes contra su infraestructura son una advertencia al gobierno por haber permitido que Hezbolá opere libremente en el sur.
Asimismo, los ataques contra Jezbolá buscaban presionar a la guerrilla chiíta para que liberara a los soldados israelíes secuestrados el miércoles, y alejar a los extremistas de la frontera norte israelí.
Pero existían temores —admitidos por el presidente estadounidense George W. Bush— de que la ofensiva israelí causara la caída del gobierno libanés avalado por occidente, y de mayoría antisiria.
El primer ministro israelí Ehud Olmert prometió que los ataques seguirán hasta que el grupo Hezbolá sea desarmado.
Olmert aceptó en una comunicación telefónica con el secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, permitir una mediación de la ONU para lograr un cese del fuego, pero sólo si los términos de esa tregua incluyen la liberación de los soldados y el desarme de la guerrilla, dijo un funcionario cercado a Olmert. El informante habló a condición de mantener su nombre en el anonimato porque no estaba autorizado a dialogar con la prensa.
Las autoridades israelíes dijeron que la campaña aérea era la mayor desde la invasión israelí de 1982.
Retorno a Líbano
Centenares de libaneses, mientras tanto, trataban de regresar desde Damasco a su país, cuyas comunicaciones por tierra y aire están cortadas a causa de los ataques israelíes, a bordo de algún vehículo público o privado.
Muchos de ellos se concentraron en el aeropuerto de la capital siria, desde donde trataban de conseguir un vehículo con destino a Beirut por carretera, ya que todos los vuelos a la capital libanesa han sido cancelados. Las compañías con vuelos a la capital libanesa han reforzado sus servicios en Damasco, explicaron fuentes de Egyptair, que señalaron que en las últimas 48 horas, «más de 300 libaneses con billete a Beirut han llegado» a Siria.
La mayoría de los libaneses terminaban dirigiéndose a la estación Baramke, en el centro de Damasco , de donde salen los autobuses de línea con destino a Líbano y Jordania.
En esa estación, decenas de personas, en cuyos rostros se mezclan la sensación de cansancio con la de miedo, esperaban a noche poder encontrar algún medio de transporte que les llevase Líbano y todos trataban de contactar con sus familias para saber qué camino tomar.
En Baramke también había un grupo de 31 qataríes que estaban de vacaciones en las montañas próximas a Beirut y cuya embajada les repatrió ayer a Damasco, desde donde esperaban viajar a Jordania.
«Pasé miedo. Ibamos a pasar un mes y medio en Líbano, pero nos hemos tenido que volver a las dos semanas. Encima ahora no hay hoteles, así que tendremos que pasar la noche aquí», explicó resignada Haifa Abdulqader, una qatarí de 50 años.
El agitado flujo de viajeros a Damasco, donde se unen los que huyen de Líbano y los que tratan de regresar al país de los cedros ha hecho que todos los hoteles de la capital siria estén completos durante estos días de violencia.
«Esto es horrible. Estábamos en Ghana de viaje de negocios. Salimos de allí ayer a las ocho de la mañana y después de 36 horas estamos esperando encontrar un vehículo que nos lleve a Líbano», explicó Mahmud, un libanés que intentaba regresar a su país junto a dos compañeros de trabajo.
Mahmud relató que «es difícil contactar con la familia, porque hay problemas con las comunicaciones, sobre todo con los móviles».
«Espero que esto acabe pronto porque los que están muriendo son inocentes, pero nunca se sabe lo que puede pasar», comentó resignado.
«No sé si conseguiremos llegar ni cómo. Por lo que me han dicho, ya hay problemas. No hay comida en los supermercados, no hay gasolina, muchas carreteras están cortadas… La comunidad internacional debería hacer algo, pero no parece», relató en medio de sollozos.
Samir es un canadiense de origen libanés que lleva 18 años viviendo en EU. Junto a su mujer y sus dos hijos busca cómo llegar a Trípoli, en el norte de Líbano, donde vive el resto de su familia.»Ibamos a ir de vacaciones y, pese a lo que está sucediendo, he decidido seguir hasta allí», explicó antes de añadir que esa decisión le costó «una discusión con mi mujer».»Era previsible que esto pasara después de que capturasen a dos soldados israelíes. Ahora todos piden que los liberen, pero no dicen nada de los miles de árabes que están presos en las cárceles israelíes ni de lo que viven, cada día, los palestinos», dijo.Samir es pesimista sobre el futuro de su país ya que cree que «las cosas van a más».»Puede que volvamos a la guerra civil», explicó antes de implorar «que alguien haga algo para detener esto».
Víctimas israelíes
Del lado israelí, ocho soldados y dos civiles murieron por los ataques de Hezbolá en las poblaciones del norte del país. Al menos 12 más resultaron heridos el viernes.
Israel sostiene que las autoridades libanesas son responsables de las acciones de Hezbolá, pero el gabinete de Saniora ha manifestado que no supo con anterioridad que los guerrilleros iban a secuestrar a los soldados, y condenó los ataques.
La organización Hezbolá opera con casi total autonomía en el sur del Líbano, y el gobierno ha resistido la presión internacional para desarmar al grupo.
El gobierno de Saniora está controlado por políticos antisirios, algunos muy críticos de Hezbolá, pero la guerrilla también tiene dos ministros en el gabinete.
La ofensiva en el Líbano tiene lugar después de que Israel también atacó la Franja de Gaza hace dos semanas en respuesta al secuestro del soldado israelí Guilad Shalit, a manos de guerrilleros allegados al grupo Hamás.
En la mañana de ayer, los aviones israelíes atacaron por segundo día consecutivo las pistas del aeropuerto de Beirut. Uno de los cohetes llegó cerca del edificio de la terminal. Por primera vez, los ataques alcanzaron vecindarios residenciales del sur de Beirut, un fuerte del liderazgo chiíta de Hezbolá. En Jerusalén, la oficina del portavoz militar israelí dijo que los cuarteles de seguridad de Hezbolá eran blancos de los ataques, pero un fotógrafo de la AP que se encontraba en el lugar no vio señales de daños en la mañana. El jefe de prensa de Hezbolá, Hussein Rahal, expresó que no habían sido alcanzados. En el norte de Israel, unas 220,000 personas se escondieron en refugios antibombas para protegerse de los ataques con cohetes de Hezbolá. Al menos 50 cohetes llegaron a siete poblaciones israelíes. Desde el miércoles 61 personas han resultado heridas, además de los dos muertos.Desde Roma, el papa Benedicto XVI pidió ayer desde la localidad alpina italiana de Les Combes, en el Valle de Aosta, que «todos cesen con la violencia» en Oriente Medio.»Recemos y esperemos que el Señor ayude, especialmente que todos cesen la violencia», comentó el Pontífice.Recordó que ayer la Santa Sede emitió declaraciones al respecto, en referencia a las formuladas por el secretario de Estado vaticano, el cardenal Angelo Sodano, que «deploró» el ataque israelí al Líbano.En tanto, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas evitó pronunciarse ni tomar medidas para resolver la crisis del Líbano.En una sesión con carácter urgente, solicitada por el gobierno de Beirut, los 15 miembros del Consejo sólo lograron consensuar una breve declaración a la prensa, en la que se expresaba el apoyo a la misión enviada por el secretario general, Kofi Annan, a la región.Esta misión, encabezada por el asesor especial de la ONU, Vijay Nambiar, presionará para la liberación de los soldados capturados, así como pedirá moderación y el establecimiento de un alto al fuego.El presidente de turno del Consejo, el embajador francés Jean Marc de la Sabliere, manifestó que «algunos miembros están presentando ideas de cómo se puede influir de forma positiva en la situación» y que continuarán las consultas en los próximos días.
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