Carta a Hugo Chávez
Por Diana Daniels
Presidenta de la Sociedad Interamericana de Prensa
Estimado presidente Chávez: La semana pasada pasé tres días en Venezuela, correspondiendo a una invitación abierta de un representante de la legislatura venezolana (esta nos había sido extendida en la reunión de marzo de la Sociedad Interamericana de Prensa).
Estuve tratando de reunirme con usted y otros miembros de los gobiernos federal y provinciales venezolanos a fin de tener un diálogo abierto sobre la libertad de expresión y la libertad de prensa en su país.
Para mi pesar, nadie del Gobierno Venezolano estuvo dispuesto a reunirse con nosotros. En vez de tener ese diálogo, la organización que represento se vio en la circunstancia inusual de ser objeto de insultos por parte de funcionarios de su gobierno, algo similar a lo que hacen mis hijos cuando les da una pataleta y no tienen otra cosa mejor que decir.
He aquí lo que hubiera querido hablar con usted si hubiera tenido la oportunidad.
Como jefe de la República Bolivariana de Venezuela, cuya instauración echa raíces en los movimientos democráticos de fines del siglo XVIII y principios del XIX, ¿cuál es su preocupación por una prensa libre y verdaderamente independiente? Como declaró Simón Bolívar en su Carta de Jamaica, escrita en Kingston el 6 de setiembre de 1815: “Todos los nuevos gobiernos marcaron sus primeros pasos con el establecimiento de juntas populares. Estas formaron enseguida reglamentos para la convocación de congresos que produjeron alteraciones importantes. Venezuela erigió un gobierno democrático y federal, declarando previamente los derechos del hombre, manteniendo el equilibrio de los poderes y estatuyendo leyes generales en favor de la libertad civil, de imprenta y otras”.
Hablar de la boca para afuera sobre el concepto de libertad de prensa y de expresión es solo eso: hablar de la boca para afuera. La Constitución venezolana actual prevé la libertad de expresión y el derecho a la información, pero requiere que dicha información sea “oportuna, veraz e imparcial”. Todas estas cualidades dependen del cristal con que se mire. Lo que es imparcial para usted, puede ser sesgado para otros y viceversa. Recuerde los días, no tan lejanos, cuando, en tiempos del presidente Carlos Andrés Pérez, confiscaban los periódicos si mostraban la imagen suya y su vicepresidente, José Vicente Rangel, era acosado y amenazado por los artículos donde criticaba a ese régimen.
Si un gobierno está seguro de que representa la voluntad del pueblo y de que trabaja en el mejor interés de aquellos a quienes sirve, entonces ese gobierno debe poder soportar el escrutinio de una prensa crítica. Al restringir la libertad de prensa y de expresión, elimina un derecho esencial que no pertenece a la prensa, sino al pueblo venezolano.
¿Cómo se sirve a los intereses del pueblo venezolano con amenazas de retirar licencias de radio y televisión a medios independientes en el caso de la publicación de una noticia que moleste al Gobierno o a uno de sus funcionarios? ¿Cómo favorece al pueblo venezolano permitir al Gobierno decidir no solo el contenido editorial y la política de contratación de personal, sino también establecer estrictos límites de tiempo a los noticiarios? ¿Qué son los esfuerzos del gobierno en el Estado Bolívar para desahuciar y cerrar al diario venezolano “Correo del Caroní”, sino nada más que una torpe tentativa de silenciar un medio independiente y sentar un ejemplo para otros que se atrevan a criticar al gobierno?
En la era del jet, Internet, la telefonía celular y la mensajería instantánea, resulta difícil controlar la información y lo será también mantener al margen de esta a los venezolanos. Al tratar de eliminar los medios independientes, lo que hará solamente es conseguir que el pueblo de Venezuela y el resto del mundo se pregunten qué es lo que pretende ocultar.
¿Por qué no deja que los medios independientes prosperen en su país? Deje que Venezuela se convierta en modelo de tolerancia para el resto del hemisferio y tenga la confianza para permitir la diversidad de opiniones. Como escribió el columnista estadounidense del siglo XX Walter Lippmann: “Una prensa libre no es un privilegio, sino una necesidad orgánica en una gran sociedad”. Venezuela puede ser esa gran sociedad, pero primero debe tener una prensa verdaderamente libre en función no del derecho de una sola persona a publicar ideas, sino del derecho de los medios impresos y de difusión a expresar opiniones políticas y cubrir y publicar noticias libremente, sin interferencia, intimidación o represalia.
Depende de usted, señor presidente, encabezar y continuar la tradición de una prensa libre en Venezuela, comenzada hace tantos años por Simón Bolívar.
- 23 de junio, 2013
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