Socialismo del pasado
Por Leopoldo Puchi
Correo del Caroní
Si se habla de un socialismo del siglo XXI, se entiende que debe distinguirse de las modalidades que existieron en el pasado. Pero esta “distinción” luego de la historia del stalinismo y del nacionalsocialismo, no puede ser superficial. Tiene que remitirse, obligatoriamente, a aspectos esenciales del modelo socialista y no simplemente considerar distorsiones o desviaciones de un modelo estimado como básicamente correcto.
La especificidad de un modelo de socialismo del siglo XXI tiene que comenzar por temas como el de la democracia, ya que en el socialismo anterior no existía la democracia, sino un sistema sin libertad de expresión, sin pluralidad de partidos, sin respeto a la disidencia.
En consecuencia, el socialismo del siglo XXI tendría que distinguirse por la fuerza y autonomía de sus instituciones, por la ampliación de la libertad de expresión frente a los poderes del Estado y del dinero, por la consulta amplia de las decisiones, por la alternabilidad en las responsabilidades y funciones.
En materia de bienestar social, producción de bienes de consumo, desarrollo de las potencialidades personales y creativas, el sistema comunista no fue capaz de dar respuestas que superaran la dinámica de la competencia entre empresas y condujo a las clases populares a privaciones y restricciones, e incluso generó situaciones de miseria.
El estatismo, como forma única de propiedad económica y de regulación de mercados, mostró en la experiencia histórica su fracaso, convirtiéndose en un factor de pobreza y estancamiento.
Puede considerarse entonces desde esta perspectiva, que en buena medida, las decisiones tomadas por el Presidente de la República no apuntan hacia el horizonte de un nuevo socialismo, porque no van en la dirección de ampliar el marco de la democracia ni de la superación de las viejas recetas estatistas.
Es así como, por ejemplo, no apuntan en el sentido de un socialismo del siglo XXI ni la reelección indefinida ni la Ley Habilitante, porque se concentra el poder en lugar de distribuirlo. Se debilitan las instituciones y se desecha el debate por parte de los representantes electos, así como de las organizaciones de la sociedad. En materia económica, la estatización indiscriminada, partiendo del concepto impreciso de “sector estratégico”, puede tener como consecuencia la ineficiencia y malos servicios para los sectores más pobres.
Ciertamente, el renacimiento socialista en el siglo XXI, tiene que superar las limitaciones e incosencuencias de la socialdemocracia, pero sobre todo tiene que enterrar para siempre el modelo socialista del pasado.
- 23 de junio, 2013
- 13 de septiembre, 2025
- 17 de noviembre, 2023
- 15 de noviembre, 2019
Artículo de blog relacionados
Por Alberto Medina Méndez Diario Epoca, Corrientes No es asunto nuevo. Pero la...
10 de agosto, 2011Por Nicholas D. Kristof El Nuevo Herald Sí, Hillary Rodham Clinton aún pudiera...
31 de marzo, 2008Por Saul Godoy Gómez El Universal La mayoría de los socialistas que conozco...
15 de julio, 2007La Nación WASHINGTON (De nuestra corresponsal).- Un buen sacudón tuvieron las conjeturas para...
6 de julio, 2012