Los peligros de una prensa complaciente
Por Mario Diament
La Nación
MIAMI.- Entre las severas denuncias incluidas en el libro Qué pasó: Dentro de la Casa Blanca de Bush y la cultura del engaño en Washington , de Scott McClellan, el jefe de prensa de George W. Bush entre 2003 y 2006, figura una reveladora evaluación del rol de la prensa.
“Probablemente la prensa nacional fue demasiado complaciente con la Casa Blanca y la administración en relación con la decisión más importante que enfrentaba la nación durante mis años en Washington: la decisión de si se debía ir a la guerra en Irak”, escribe McClellan. Vale la pena reiterar que este juicio proviene, no de un periodista en proceso de mea culpa, sino del encargado de lidiar con la prensa en el gobierno de Bush y uno de sus íntimos desde los años en que era gobernador de Texas.
Su acusación no procura exculparlo, sino enfatizar el principal argumento de su libro y es que la guerra de Irak fue vendida al público por medio de “una sofisticada campaña de propaganda”, encabezada por Bush y cuyo propósito era “manipular las fuentes de opinión pública” y “minimizar el principal motivo por el cual se iba a la guerra”. Aunque a estas alturas nadie disputa esta afirmación (tanto The New York Times como The Washington Post hicieron su propia expiación), el tema ha tenido el efecto de reabrir las viejas heridas y renovar el debate acerca del papel que la prensa cumplió en promover y apoyar la aventura en Irak.
Por lo menos dos prominentes periodistas -Katie Couric, de la CBS, y Jessica Yellin, de la CNN- reconocieron el miércoles haber recibido presiones, tanto de la Casa Blanca y el Pentágono como de sus propias empresas, para que presentaran la guerra de una manera que reflejara “el espíritu patriótico” que embargaba al país. Su gesto, aunque galante, tampoco constituye una novedad. Ya en 2004, la periodista Elizabeth Bumiller, del Times , había justificado su propia actitud medrosa y la de muchos de sus colegas en vísperas de la invasión de Irak, en estos términos: “Creo que fuimos complacientes porque es en vivo, es muy intenso. Da miedo estar ahí parada. Piense un poco: una está ahí, en el horario central de la televisión, haciéndole una pregunta al presidente de Estados Unidos cuando el país está a punto de marchar a la guerra. […] Nadie quiso meterse a debatir con el presidente en un momento tan serio”.
A nadie escapa que este mismo escenario, el de un gobierno tratando de manipular la opinión pública, tiene una gran semejanza con lo que ocurre en la Argentina, donde la presidenta Cristina Kirchner, varios miembros de su gabinete y su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, no desperdician ocasión de atacar a la prensa, a la que acusan de tener “un relato” de la realidad que, obviamente, no coincide con el que trata de proyectar el Gobierno.
Al igual que Bush, los Kirchner detestan las conferencias de prensa, aunque es dable reconocer que, por lo menos, Bush ha convocado a algunas. La falacia del argumento de los Kirchner radica en la presunción de que la prensa puede hacerle creer a la gente cosas que el gobierno no puede. Esto, obviamente, es lo que el Gobierno quiere hacerle creer a la gente. Lo cierto es que los gobiernos tienen recursos infinitamente más poderosos y eficaces que los medios para imponer sobre la realidad “el relato” que más les conviene.
En este sentido, Bush ha sido más inteligente, ya que no ha perdido el tiempo tratando de desacreditar a la prensa: simplemente, como el libro de McClellan lo demuestra, creó las condiciones para que la prensa se desacreditara por sí misma.
La historia que emerge del libro no es tanto “la cultura del engaño” que florece en Washington, como el hecho de que este engaño se torna posible cuando la prensa adopta lo que McClellan denomina “una permisividad cómplice”, que todo poder, sea político o económico, busca cuando fustiga “la negativa influencia” de la prensa. Ningún mal medio periodístico puede nunca hacer el daño que puede hacer un mal gobierno.
- 23 de junio, 2013
- 23 de julio, 2015
- 7 de octubre, 2025
- 13 de marzo, 2009
Artículo de blog relacionados
Firmas Press Raúl Castro le entregó el pasaporte a Yoani Sánchez. Personalizo la...
4 de febrero, 2013América Economía La Corte Suprema de Justicia de Colombia determinó que descargar música...
6 de mayo, 2008Caido del Tiempo Hoy, como antaño, el enemigo del hombre está dentro de...
21 de febrero, 2019- 17 de marzo, 2014