La carestía de lo barato
Por Emilio Bernal Labrada
El Nuevo Herald
”Lo barato sale caro” es un sabio dicho que está pasando de moda como pasó de moda, justamente, la voz ”caro”. Descubrimos el motivo: no existe en inglés. Mejor dicho, existía pero –aquí cabe aun mejor– pasó de moda. Se conserva en el inglés británico (dear), pero es demasiado ”culta” para el gusto comunista del idioma norteamericano.
¿”Comunista”, he dicho? Pues sí, aunque ustedes no lo crean este país donde el capitalismo impera se está volviendo comunista.
Y es que el comunismo estadounidense se encuentra en pleno apogeo pero, como ya lo habrán sospechado ustedes, no en la política sino en materia del idioma. Porque el vocabulario, sobre todo el coloquial, se va reduciendo al más común denominador. Y la voz dear (caro) es de élite y por tanto muy poco comunista (en más de una acepción).
Ya las trasmisiones radiales y televisivas han vedado totalmente lo caro, para inclinarse por lo barato. Ahora se necesitan dos palabras, alto precio (high price), cuando antes bastaba una. Si nos repiten una vez más lo del ”alto precio de la gasolina”, ”los comestibles” –y más etcéteras–, nos van a parar de cabeza.
Casi nos pasaría lo mismo, del asombro, si nos dijeran que algo está caro. Menos mal que no nos hablan de la carestía, pues nos dispararían a órbita, ya que es un concepto totalmente ultraterrestre que se concreta únicamente en recónditas páginas del Diccionario. Es un hecho que el vocablo hace tiempo que desapareció en boca de los voceros informativos hispanos y hasta de la prensa escrita.
Pero es comprensible. Como ellos piensan en inglés, les cuesta mucho trabajo recurrir a una voz tan útil, castiza y compacta como caro. Mucho más fácil les es traducir high price, y listo.
Lo mismo sucede con nuestras clásicas expresiones que indican una sanción moral, ética, comercial o simplemente monetaria. Todos insisten en que habrá que ”pagar un alto precio” (pay a high price) por tal o cual cosa, en lugar de la natural frase castellana de que algo ”va a costar caro”. Obviamente, lo que ya nos está ”costando caro” es el desuso de nuestra tradicional fraseología. Como decíamos, pronto vamos a comunizarnos con el inglés para formar un solo idioma tan insulso y simplón como desprovisto de vocabulario y personalidad.
Pero como me atrevo a decir que la comunicación es levemente mejor que la comunización, vamos a seguir abogando en contra del espanglés, para que cada idioma conserve lo suyo y, en lugar de degradarse, se supere.
Lo contrario, sin duda alguna –pensando en español, para variar–, no pudiera costarnos caro, sino carísimo.
El autor es miembro de la Academia Norteamericana y la Real Academia Española, autor de La prensa liEbre o Los crímenes del idioma.
- 15 de agosto, 2022
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