Solzhenitsyn y su profético discurso en Harvard
Por Cal Thomas
Diario Las Americas
El trabajo y la vida de Alexander Solzhenitsyn pueden describirse como los de un profeta. El profeta murió el domingo 3 de agosto a la edad de 89 años. Solzhenitsyn fue no sólo un crítico de la Unión Soviética, del comunismo y del socialismo, él le señaló a Occidente – y particularmente a los Estados Unidos – muchos de sus propios defectos.
Este verano hizo treinta años que Solzhenitsyn dio un discurso en Harvard que era fuerte en su crítica, ejemplar en su sabiduría y visionario en sus predicciones de lo que el futuro le depararía a los EE.UU. y a Occidente si continuaban por el camino que iban. Fue un discurso monumental que no les gustó a muchos académicos – en Harvard y otros lugares- que habían ovacionado a Solzhenitsyn cuando él estaba en el Gulag, pero que a mí me encantó.
Solzhenitsyn advirtió a Occidente que no se engañase por lo que él dijo era una falsa creencia de que todas las naciones ansiaban ser como nosotros. Esta mentalidad es el eje de la doctrina del Presidente Bush para tratar con el mundo árabe y musulmán.
Solzhenitsyn llamó a esto “la ceguera de la superioridad” y advirtió que no se debía pensar que sólo “gobiernos malvados” temporalmente impedían a otras naciones “adoptar el estilo de vida occidental.”
El novelista ruso observó que una “disminución del valor” ha afectado a Occidente y especialmente, “a la elite intelectual, causando una impresión de pérdida de valor en toda la sociedad… ¿Debemos señalar que desde la antigüedad la pérdida de valor se ha considerado como el principio del fin?”
Solzhenitsyn dijo que en Occidente, la búsqueda de la felicidad a través de la autosatisfacción y el materialismo ha reemplazado a la moral y el desarrollo del carácter: “El constante deseo de tener aún más cosas y una vida aún mejor y la lucha para obtenerlas marca muchas caras occidentales con la preocupación y hasta la depresión. … La mayoría de la gente disfruta de un bienestar que ni sus padres y abuelos pudieran haber soñado.” Y, sin embargo, “Hoy, el bienestar en la vida de la sociedad occidental ha comenzado a revelar su perniciosa máscara.”
¿Y qué del énfasis en los derechos individuales en los Estados Unidos? Solzhenitsyn dijo que el resultado ha sido ignorar el bienestar de los muchos: “La defensa de los derechos individuales ha llegado a tales extremos que ha hecho a la sociedad en sí indefensa contra ciertos individuos. Ya es hora, en Occidente, de defender no tanto los derechos humanos como las obligaciones humanas.”
Hubo más para perturbar a la elite intelectual autosatisfecha. Seguramente los miembros de la facultad en Harvard deben haber rechinado sus dientes al escuchar esta amonestación: “Se le ha dado espacio ilimitado a la libertad destructiva e irresponsable. La sociedad parece tener poca defensa contra el abismo de la decadencia humana, como, por ejemplo, el mal uso de la libertad para la violencia moral entre los jóvenes, películas llenas de pornografía, crimen y horror.” Según Solzhenitsyn, la vida organizada alrededor de leyes y del individuo ha mostrado la incapacidad de “defenderse a sí misma de la corrosión de la maldad.”
Solzhenitsyn no olvidó el papel de los medios en la decadencia de Occidente. Dijo que la constante repetición por los medios informativos de la frase “todo el mundo tiene derecho a saberlo todo” es “un lema falso, característico de una era falsa: la gente también tiene derecho a no saber, y éste es mucho más valioso. El derecho a no tener sus almas divinas atiborradas de chismes, tonterías y palabras vanas. Una persona que trabaja y lleva una vida significativa no necesita este excesivo flujo de información agobiante.”
Y esto fue en 1978, sólo dos años después que Ted Turner creará la WTBS, sólo seis años después que HBO surgiera en Pensilvania. Hoy, la programación por cable está llena de lo vano, lo vulgar y lo vacío y la crítica de Solzhenitsyn suena aún más verdadera en el 2008.
Solzhenitsyn amaba a los Estados Unidos de América, pero dijo que él no podía recomendarlos en su actual estado como modelo para su país: “A través de intenso sufrimiento nuestro país ha alcanzado ahora un desarrollo espiritual de tal intensidad que el sistema Occidental en su actual estado de agotamiento espiritual no parece atractivo.”
Hay mucho más y todo estudiante y político es más, todo estadounidense – debe leer, o releer el discurso. Fue un discurso sobrio y profético y contiene mucha más substancia que cualquier cosa que vayamos a oír en las próximas convenciones políticas.
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