Cemex, un símbolo de la globalización, ahora hace frente a su lado adverso
MONTERREY, México— Lorenzo Zambrano ha sido un símbolo de la globalización, un ejecutivo audaz que transformó a un adormecido fabricante local de cemento en la primera compañía mexicana verdaderamente multinacional, con operaciones en cinco continentes. Para muchos en América Latina, en particular, Zambrano ha servido de inspiración, mostrando cómo una empresa no sólo puede sobrevivir en un mundo competitivo, sino también dominarlo.
Hace 23 años, al asumir el mando de la empresa que su abuelo ayudó a fundar, Zambrano se expandió a un país tras otro a través de adquisiciones osadas. A medida que cada transacción cosechaba frutos, crecía la admiración tanto por la compañía, Cemex SAB, como por su líder.
A fines del año pasado, Zambrano compró a la australiana Rinker Materials Corp. por US$15.300 millones, la cual catapultó a Cemex a un puesto aún más elevado entre las multinacionales. La enorme transacción, no obstante, tenía dos problemas: uno de los principales clientes de Rinker era el mercado inmobiliario de Estados Unidos. Además, parte de la deuda que utilizó para financiar la operación debía ser refinanciada pronto.
La doble maldición del colapso inmobiliario y la crisis de crédito ha causado estragos en Cemex. En un entorno difícil para refinanciar deuda, Cemex enfrenta en 2009 el vencimiento de obligaciones por US$5.700 millones. Asimismo, los esfuerzos por proteger su exposición cambiaria se volvieron contraproducentes cuando los inversionistas se abalanzaron sobre los bonos del Tesoro de EE.UU., elevando el valor del dólar. La cuenta de Cemex ascendió a los US$711 millones. Ahora, una empresa reconocida por su expansión implacable está vendiendo activos, negociando con acreedores, reduciendo costos y eliminando empleos.
El giro pone de manifiesto una difícil lección de la crisis financiera. Pese a todas las promesas de la globalización para las empresas y los ejecutivos agresivos, hay riesgos ocultos que pueden golpear violentamente tanto a las operaciones como a las reputaciones. La amplia gama de personas vapuleadas por la crisis incluye algunos de los ejecutivos más brillantes a la hora de navegar el mercado internacional.
Zambrano, de 64 años, rechazó las solicitudes de entrevista para este artículo. En un memorando que envió a sus empleados en septiembre, el ejecutivo afirmó que las turbulencias financieras y "el deterioro de los mercados ha sido peor de lo que cualquiera hubiera podido anticipar". En el tercer trimestre, el declive en las ventas de Cemex promedió desde 10% en México a 26% en España. Zambrano dijo que la empresa debe "debe realizar un esfuerzo extraordinario para ajustar sus operaciones a las nuevas condiciones de mercado".
Durante los años en los que convirtió a Cemex en una compañía con más de US$21.000 millones en ingresos, Zambrano demostró una fe inquebrantable en que la acumulación de deuda que parecía alarmante para algunos era manejable si se gestionaba con cuidado.
Zambrano tendió a pasar por alto el financiamiento de largo plazo, prefiriendo la deuda de corto plazo, que solía refinanciar uno o dos años después de una compra, mostrando a los acreedores los frutos que estaba rindiendo la transacción. La idea era que los mercados de deuda estarían siempre abiertos a empresas tan bien gestionadas como Cemex.
Ahora, la deuda de Cemex oscila entre los US$16.400 millones y los US$20.000 millones, dependiendo de los principios de contabilidad que se usen, al menos el doble de su valor de mercado. Ante el debilitamiento de tres de sus principales mercados —EE.UU., España y México— la compañía tiene dificultades para generar pronto el efectivo suficiente para reducir la deuda. Su flujo de caja anual equivale a 17% de su deuda, menos que su promedio histórico de 30%.
La deuda incluye un préstamo de US$3.000 millones ligado a la adquisición de Rinker que vence en diciembre de 2009, según Fitch Ratings. La agencia de calificación de riesgo agrega que los bancos han acordado extender parte del préstamo por un año adicional. Cemex informa que está renegociando el vencimiento de parte de su deuda con cinco bancos.
"Nuestro compromiso fundamental en el futuro inmediato es maximizar el flujo de efectivo libre proveniente de nuestras operaciones y la desinversión de activos para utilizar esos recursos en la disminución de nuestro apalancamiento, dijo Héctor Medina, vicepresidente de planeación y finanzas de Cemex.
Mientras Cemex trata de reducir su deuda mediante la venta de activos, el mercado crediticio dificulta que la empresa logre precios altos. La división española de Cemex acordó vender el mes pasado sus operaciones en las Islas Canarias por US$211 millones, muy por debajo de lo que activos similares han logrado recientemente, según analistas del sector. Los activos que Cemex vendió en Hungría y Austria recaudaron US$400 millones, casi US$100 millones menos de lo esperado por los analistas.
La acción de Cemex refleja los daños. Su ADR que cotiza en la Bolsa de Nueva York, que llegó a valer casi US$40 en junio de 2007, se desplomó a poco más de US$4 en noviembre antes de repuntar y llegar a US$10,61 gracias a la perspectiva de que el gobierno de Barack Obama haga grandes inversiones en infraestructura. Cerca de 87 gestores de fondos abandonaron la acción en el trimestre terminado el 30 de septiembre.
"Las obligaciones y el vencimiento de la deuda realmente nos sorprendió", dijo Thomas P. Meehan, director general de Edgemoor Investment Advisors. Meehan compró acciones de Cemex cuando su precio caía pero las vendió a mediados de año, después de perder un tercio de su inversión.
Zambrano ha sido desde hace mucho uno de los líderes corporativos más respetados de México y un símbolo personal de Monterrey, la capital industrial en el norte del país. Una encuesta sobre empresarios latinoamericanos realizada por PricewaterhouseCoopers en 2000 calificó a Cemex como la empresa más admirada de la región.
Una de las razones es la forma en que ha enfrentado al mar de competidores surgidos después de la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) en 1994. Otras empresas venerables de Monterrey fueron adquiridas por rivales o tuvieron que adaptarse a un mercado más limitado. Cemex, en cambio, prosperó.
La primera gran incursión de Zambrano en el exterior ocurrió en 1992, cuando Cemex compró dos cementeras españolas contrayendo una deuda de más de US$1.000 millones. Era una suma asombrosa para una compañía de México, un país que había entrado en cesación de pagos menos de una década antes, cuando cayeron los precios del petróleo. Pero la operación fue rentable para Cemex, que pasó a ser una amenaza para las dos mayores empresas del sector: la francesa LaFarge SA y la suiza Holcim Ltd.
Cemex siguió creciendo a través de adquisiciones en Centroamérica y Asia. En esta década, los acuerdos de Zambrano se volvieron más atrevidos. Luego, llegó el acuerdo de US$15.300 millones para comprar Rinker, que se cerró en diciembre de 2007, cuando el mercado inmobiliario de EE.UU. ya se estaba desacelerando. Aunque Rinker es australiana, hace un 80% de sus negocios en EE.UU. "Informamos en su momento que esperábamos una desaceleración en el mercado de EE.UU., pero no tan profunda ni prolongada", dice Jorge Pérez, un portavoz de Cemex en Monterrey.
El largo historial de éxito internacional de Cemex dio confianza a los inversionistas y las firmas de calificación de riesgo. Sin embargo, a medida que la crisis de crédito empeoraba y se propagaba globalmente, los inversionistas se refugiaron en el dólar, disparando su valor contra varias divisas, incluyendo el peso mexicano. Cemex se vio en apuros. A mediados de octubre, la empresa divulgó que había perdido US$711 millones en derivados, la mayor parte ligada al canje de divisas.
"En el caso de Cemex, no fue especulación, fue pura mala suerte", dice Álvaro Rodríguez, inversionista de capital de riesgo y ex ejecutivo. La adquisición de Rinker ha dejado a Zambrano con una deuda tan gigantesca que llevó a Fitch a darle a Cemex una calificación de crédito por debajo del nivel de inversión. "Durante 20 años, administró a Cemex en forma impecable", dice Rossana Fuentes-Berain, autora de una biografía del ejecutivo, Oro gris: Zambrano, la gesta de Cemex y la globalización de México, lanzada este año. "Ahora las personas obviamente se están preguntando por qué una persona tan brillante como Lorenzo no pudo prever lo que venía. ¿Por qué no fue más cauteloso? ¿Por qué no hizo las preguntas que hacían falta?
- 7 de septiembre, 2025
- 30 de agosto, 2025
- 23 de junio, 2013
- 7 de septiembre, 2025
Artículo de blog relacionados
- 9 de noviembre, 2009
Ideas – Libertad Digital, Madrid Al margen de lo mucho que las izquierdas...
25 de marzo, 2013- 21 de enero, 2009
El Instituto Independiente En Argentina, un fallo de la Corte Suprema de 2007...
1 de julio, 2015