Ley de Propiedad Social XXI: Salario parejo
Por Alberto Méndez Arocha
¿Cuál será la explicación de este brutalismo en tiempos modernos? – ¿de aplicar la teoría marxista de mediados del siglo XIX, cuando los trabajadores eran explotados, un procedimiento de salarios iguales en las empresas, que “acaba” de fracasar en Cuba, dónde lo están eliminando?
La única explicación es el populismo para los trabajadores menos capacitados y más incautos: el barrendero ganará lo mismo que el “doctor” – y yo que no soy pendejo pondré a mis hijos inmediatamente a estudiar para barrenderos y no para doctores.
Nos referimos a la Ley de Protección Social discutida actualmente por la Asamblea Nacional (El Universal, lunes 27 de abril, p. 1-12).
Aparentemente, si se recuerda el marxismo según el socialismo XXI, todo viene de la famosa y dudosa “plusvalía”, que sería la explotación del trabajador por medio del patrono de la empresa privada, la empresa socialista no explota a nadie ni de vaina, solo los mata de hambre como aconteció en la URSS.
Pero aparte de la apropiación de esta ganancia, cuya repartición es un punto a discutir, está el caso, que nos ocupa, de la remuneración. El marxismo opina que el valor del producto depende solo de las horas utilizadas en su confección, lo que es absurdo. Y además que el valor del trabajo sería el mismo para todos los trabajadores, doblemente absurdo.
Aquí el conflicto de base es doble, unas personas nacen más astutas que otras, lo vemos en el salón de clases, siempre hay el primero, el mas dotado, y el último, el mas torpe. Es el aspecto darwiniano del problema.
Si yo supongo que todos somos iguales, estoy procediendo contra-natura, siempre una especie vive de otra, y dentro de la misma especie humana, unos han esclavizado y dominado a los más débiles. En esto Marx sigue poco a Darwin, que en su momento se pensó que era “el Darwin de la Historia” (Engels). De allí nació el capitalismo, que tiene como incentivo la remuneración y la ganancia asociada. La historia es el relato de las luchas entre los líderes por apropiarse del botín, con luchas de clases ocasionales.
Respecto del valor del producto, no importa cuántas horas haya empleado en confeccionarlo, el precio que la gente está dispuesta a pagar depende del mercado, no del costo de producción. Claro, el productor no lo venderá por menos del costo, pero tratará de venderlo lo más caro posible, sin nada que ver con las horas de trabajo.
Respecto del monto de la remuneración horaria, es una discusión vieja, comparar el valor de una hora de trabajo de Picasso con la de cualquier otro mortal, incluyendo doctores y barrenderos. Ese socialismo cubano implica negar el mérito de la especialización de las profesiones, en un mundo cada vez más tecnológico. Bueno, de unos asesores que prohíben Internet qué se puede esperar.
Total que esta barbaridad simplemente muestra una asesoría ideológicamente atrasada en extremo, que debería modernizarse de alguna manera, bajo riesgo de repetir en la RB de Venezuela la experiencia cubana y la socialista recientemente abandonada por la URSS, China y demás satélites.
Es el triunfo de la propaganda política a favor de una cuadrilla de asaltantes de caminos que dicen, como siempre, ayudar a los pobres, ahora con sueldo de doctores, nada menos.
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