¿Por qué la libertad?
El Periódico, Guatemala
Nuestros antepasados descubrieron las ventajas económicas de la división del trabajo, y su especialización. Unos siglos después descubrieron las ventajas del intercambio indirecto, y así nació el dinero; al inicio, representado de distintas formas –plumas, sal, cacao, ganado, etcétera– hasta que la sociedad (el mercado), decidió quedarse con el oro y la plata, por su escasez y homogeneidad.
Los gobiernos descubrieron que también estos metales preciosos eran adulterables, así que cuando las finanzas no les alcanzaban para financiar el gasto público, recurrían a la expansión del dinero por la vía de la adulteración del oro y la plata, aliándolos con metales abundantes y baratos como el cobre y el bronce. Se tiene información de períodos inflacionarios en la era antes de Cristo, y de los controles de precios, inútiles por cierto.
Durante la Edad Media, los bancos guardaban el dinero metálico, y emitían certificados de custodia equivalentes al 100 por ciento del oro físico. Estos bancos no daban créditos sobre dichos depósitos, sino sólo sobre los préstamos a plazo fijo, y sobre su patrimonio. A partir del siglo XIII muchos banqueros descubren la rentabilidad de emitir certificados de custodia adicionales (a la vista), y así surge la reserva fraccionaria, con el consiguiente efecto multiplicador bancario. Los gobiernos de esa época, al ver cómo se generaliza esta práctica fraudulenta, en lugar de prohibirla, le da su licencia, a cambio de que los banqueros privados les financien el gasto público. Hoy, poco ha cambiado.
En el siglo XVI, varios de los miembros de la Escuela de Salamanca –precursora de la Escuela Austriaca de Economía– publican varias críticas a la práctica de la reserva fraccionaria, considerándola fraudulenta.
En Amsterdam, en 1609, se crea el último banco que respeta el coeficiente de caja del 100 por ciento (encaje bancario), hasta el año de 1772, cuando los florines emitidos eran de 28 millones, y las reservas en oro eran de igual magnitud. Esta estabilidad monetaria hizo de Amsterdam un éxito comercial impresionante, y paradigma de la banca europea del siglo XVIII. Por su lado, David Hume, en su ensayo Of Money se pronuncia contrario al uso del papel-moneda, y elogia las prácticas bancarias del Banco de Amsterdam.
Adam Smith, en la Riqueza de las Naciones, también se pronuncia a favor del Banco y su coeficiente del 100 por ciento en oro o plata. Desafortunadamente, al término del siglo XVIII, durante la cuarta guerra angloholandesa, los principios del coeficiente de caja del Banco de Amsterdam, se abandonan, y aquí termina el último ejemplo de un banco que tenía todos sus depósitos a la vista, debidamente encajados, y la emisión de billetes con respaldo total en metálico. Más adelante, se generaliza el sistema de emisión monetaria fiduciaria, con reserva fraccionaria, en un sistema en el cual participan los bancos gubernamentales (centrales) con los bancos privados.
La función del oro, como el dinero que el mercado ha escogido, va perdiendo efectividad, a medida que los bancos centrales se convierten en instrumentos de política monetaria, y al llegar a la primera mitad del siglo XX, el oro ya sólo es una referencia en el sistema monetario mundial. La revista ‘Time’ ha nombrado hombre del año al principal responsable de esta estafa.
Sigo la próxima y Feliz Navidad.
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