El trueno ruge en Trenton
El puente sobre el río Delaware une la capital de Nueva Jersey con esta ciudad en donde el gobernador más interesante del país almuerza de vez en cuando en Café Antonio. También conecta al gobierno de Nueva Jersey con la realidad.
El puente es un manual de la materia que ha suspendido este gobierno – economía, en la que los incentivos están por todas partes. Al final del puente de Pennsylvania, se aglomeran los puestos de tabaco: el impuesto por cartón de cigarrillos de Nueva Jersey duplica al de Pennsylvania. A última hora de la tarde, dice el Gobernador Chris Christie, el puente se satura de funcionarios de Nueva Jersey que vuelven a su residencia en Pennsylvania, donde el tipo impositivo del impuesto sobre la renta es del 3 por ciento en comparación con el tipo máximo en Nueva Jersey, del 9 por ciento.
Hay 700.000 Demócratas más que Republicanos en Nueva Jersey, pero en noviembre Christie apisonó al titular Demócrata, Jon Corzine. Christie tiene la constitución de un corpulento catcher de béisbol, y desde su investidura hace sólo 13 semanas se ha ganado el apodo del equipo local en segunda – el Trueno de Trenton.
Heredó un déficit de 2.200 millones de dólares, y el déficit proyectado para el próximo ejercicio de 10.700 millones es, en relación al presupuesto estatal de 29.300, el peor de la nación. Los Demócratas, con el tic verbal – "¡gravar a las rentas más altas!" – que se hace pasar por pensamiento progresista, exigieron que reimplantara el "impuesto de los millonarios", que castigaba a los "millonarios" que ganaban 400.000 dólares hasta que expiró el 31 de diciembre. En lugar de eso, Christie observa que entre 2004 y 2008 se registró un flujo neto de salida de 70.000 millones a medida que "los ricos", incluidas las pequeñas empresas, se marchaban. Y dijo que las administraciones anteriores habían "subido los impuestos 115 veces sólo en los últimos ocho años".
Así que cerró la diferencia de 2.200 millones de dólares aceptando 375 de los 378 recortes y congelaciones del gasto sugeridos. En dos semanas. Por decreto. En ocho semanas recortó 13.000 millones de dólares – 232 millones de dólares al día, 9 millones por hora. Ahora viene la parte difícil.
Las prestaciones sanitarias de los funcionarios son, dice, "un 41% más caras" que las de la compañía media del Fortune 500. Sin cambios en la ley actual, "el gasto se habrá incrementado un 322 por ciento en 20 años – más del 16 por ciento al año". Hay, dice, una conexión entre ser el estado número uno en carga fiscal global y ser el estado número uno en la proporción de estudiantes universitarios que, después de licenciarse, abandonan el estado.
En parte para financiar la prestación de los profesores – la mayoría no aporta nada para financiar su cobertura médica – el impuesto de propiedades ha subido un 70% en diez años, hasta un coste anual medio para el propietario de 7.281 dólares. Christie propone un tope del 2,5 por ciento a las subidas anuales.
Desafiando a los sindicatos de profesores a cumplir su empalagosa retórica "en realidad es por los niños", les ha desafiado a elegir entre congelación salarial o recorte de plazas. Validando su crítica a través de su respuesta, algunos profesores del condado de Bergen alentaron a los estudiantes a saltarse clases y acudir al campo de fútbol para protestar por sus políticas, y un profesor del Instituto Bridgewater pasó a los estudiantes un video sindical que le criticaba. Christie señala que el sueldo de 550.000 dólares que tiene el director ejecutivo del sindicato de profesores es mayor que la suma de recortes propuesta para 190 de los 605 distritos escolares que tiene el estado.
Ha recibido cierto apoyo del presidente Demócrata del Senado estatal, Stephen Sweeney, secretario de un sindicato local de trabajadores del acero. Esto sugiere una menguante solidaridad entre los trabajadores sindicalizados del sector privado, cansados de pagar retenciones cada vez más altas para enriquecer a funcionarios públicos sindicalizados.
Los gobernadores de Nueva Jersey son los más fuertes de la nación – Césares estadounidenses, en realidad – pudiendo vetar y hasta reformular el lenguaje legislativo. Christie está utilizando su poder para recordar a New Jersey que la riqueza va a donde es bienvenida y se queda donde es bien tratada. Los estados prósperos están practicando, en detrimento de los que aprenden lento como Nueva Jersey, un "federalismo empresarial" – competir por crear el clima empresarial más atractivo.
El predecesor de Christie se dirigió a una enorme concentración sindical de funcionarios prometiendo "luchar por un contrato justo". ¿Contra quién iba a luchar? El negociador al otro lado de la mesa iba a ser… él mismo.
Diciendo que "la sutileza no va a ganar esta lucha", Christie observa que los agentes de policía de Nueva Jersey, los mejor pagados del país, pueden jubilarse tras 25 años de servicio con el 65% de su salario máximo. En el estado que tiene el cuarto mayor porcentaje de la nación (el 66%) de funcionarios públicos sindicados, él se ha unido a una lucha que va a dominar la legislación interna de la nación durante esta década — la lucha por romper la ruinosa colaboración entre funcionarios electos y trabajadores estatales y locales sindicalizados cuyo afecto los funcionarios compran con dinero de los contribuyentes.
© 2010, The Washington Post Writers Group
- 3 de julio, 2025
- 29 de junio, 2025
- 5 de noviembre, 2010
Artículo de blog relacionados
Perfil El caso Schoklender no hizo más que reiterar un problema sistémico que...
5 de junio, 2011Por Juan Camilo Restrepo Portafolio En Argentina, la popularidad de la presidenta Cristina...
26 de agosto, 2008Caido del Tiempo Discursos ingeniosos o buenas salidas no son de uso más...
17 de noviembre, 2017- 16 de febrero, 2016