Colombia: Un programa para el próximo presidente
Washington, DC– El espectacular aumento en el apoyo popular al candidato presidencial colombiano Antanas Mockus ha inyectado tanta incertidumbre como energía en las elecciones presidenciales del país, previstas para mayo. En las últimas semanas, Mockus no ha parado de reducir la brecha que lo separa del principal candidato, Juan Manuel Santos. Santos, un ex ministro de Defensa, ha sido considerado el heredero de la gran popularidad del presidente Álvaro Uribe en materia de seguridad y defensa.
El 23 de abril, una encuesta dada a conocer por CM & de Colombia canal de televisión y el Centro Nacional de Consultoría alteró aún más las predicciones. La encuesta telefónica entre los residentes de las zonas urbanas mostraron a Santos ganando por un sólo punto porcentual en una primera ronda que incluye 9 candidatos a la presidencia. Sin embargo, en una segunda ronda enfrentando a Santos contra Mockus, Mockus tenía una ventaja asombrosa de seis puntos. Una encuesta de Ipsos-Napoleón Franco publicada el lunes mostró a Mockus derrotando a Santos por un margen aún mayor de 13 puntos en la medición de intención de voto en segunda vuelta.
Por primera vez parece que una continuación del uribismo no está en las cartas (Mockus ha evitado cualquier tipo de etiqueta) y las tendencias recientes de la opinión pública colombiana muestran graves vulnerabilidades para la coalición gobernante. Independientemente de quién gane la próxima elección presidencial de Colombia, las encuestas muestran una fuerte insatisfacción con varias áreas de desempeño económico y de "buen gobierno" que deberían ocupar un lugar destacado en la agenda de la próxima administración.
Según una encuesta de la temporada pre-electoral de Gallup-Colombia en noviembre de 2009, Uribe obtiene previsiblemente una alta puntuación por su política de seguridad democrática. Tres cuartas partes de los colombianos encuestados el pasado mes de noviembre aprueba el manejo del presidente de la guerra contra la guerrilla y el mismo número apoyó su conducta en la lucha contra el narcotráfico. Las calificaciones de aprobación de Uribe en materia de seguridad se dispararon casi un 90 por ciento después de Operación Jaque, el audaz rescate militar de los rehenes retenidos por la guerrilla en junio de 2008, una época en que Juan Manuel Santos fue ministro de Defensa.
Sin embrago en otros asuntos, en particular la economía y la corrupción, las cifras de aprobación de Uribe de votación han bajado cada vez más en el tiempo. En la encuesta de noviembre el 46 por ciento de los colombianos creía que las cosas en el país estaban empeorando en vez de mejorando, por el contrario, en 2006, tras la elección de Uribe para un segundo mandato, el 57 por ciento creía que las cosas en el país estaban mejorando. Por más de dos a uno, los encuestados consideraron a fines del año pasado la economía, en lugar de la seguridad, como problema fundamental del país. Tres cuartas partes de la población pensaba que el desempleo se ha agravado, el 61 por ciento desaprueba la actuación del Gobierno en el manejo del costo de la vida, y -en un brusco cambio de las tendencias anteriores- el 57 por ciento desaprueba totalmente el manejo de Uribe de la lucha contra la pobreza.
Datos recientes del Banco Mundial y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) pueden explicar las tendencias. Funcionarios del gobierno colombiano alardean con que el PIB se ha más que duplicado desde 2002, lo que ha traído consigo un enorme incremento en el PIB per cápita y un descenso del desempleo. La clasificación del Banco Mundial sobre la facilidad de hacer negocios pone a Colombia en el tercer lugar en la región, sólo por detrás de Puerto Rico y Santa Lucía. Los niveles de pobreza también han disminuido en la última década, de más de un 51 por ciento de la población cuando Uribe asumió el poder al 43 por ciento en 2008, según la CEPAL. Pero en las zonas rurales, la pobreza sigue siendo obstinadamente elevado, abarcando cerca del 62 por ciento de la población en 2006. La indigencia aumentó entre 2007 y 2008, como lo hizo en varios países de América Latina en medio de una recesión global.
Otras cifras del Banco Mundial demuestran que una alta desigualdad ha acompañado el auge económico de Colombia. A mediados de esta década, Bolivia, Brasil y Colombia lideraron la región en las tasas de desigualdad, todos ellos están muy por encima del promedio regional. Las estadísticas del Banco Mundial muestran que en 2006, el 40 por ciento más pobre de la población de Colombia explica poco más de un 8 por ciento de los ingresos del país, mientras que el 10 por ciento controla el 46 por ciento de la riqueza. La brecha ha ido aumentado desde 1996, sin dejar de hacerlo durante los años de Uribe. Según la CEPAL, el gasto per cápita social en Colombia ha aumentado en los últimos años, pero se mantiene en niveles que son de menos de la mitad del promedio regional. Cifras del Banco Mundial muestran que el gasto en salud como porcentaje del presupuesto del gobierno ha disminuido.
Otra área de vulnerabilidad para el gobierno se refiere a la cuestión clave de la corrupción. En junio de 2008 sólo el 41 por ciento de los encuestados consideraba que la corrupción había empeorado, frente a un 43 por ciento que creía que estaba mejorando. Pero en noviembre de 2009 esas cifras se había invertido fuertemente: el 61 por ciento de los encuestados sintió que había un empeoramiento de la corrupción, la mayoría desaprobó la forma en que Uribe estaba manejando la corrupción, y sólo el 25 por ciento consideró la situación como de mejora. La encuesta no correlaciona la evolución de las actitudes públicas con acontecimientos específicos en la vida pública. Pero los números dan crédito a la tesis de que cuestiones tales como el largo escándalo sobre la infiltración paramilitar en las instituciones clave, junto con una serie de revelaciones sobre el uso del gobierno del aparato de seguridad interna para espiar a los opositores políticos y periodistas, entre otros, han afectado al uribismo.
Cuando Uribe ganó la presidencia en 2002 y nuevamente en 2006, lo hizo a expensas de los dos partidos tradicionales de Colombia, los liberales y conservadores. Esta tendencia se ha acelerado durante los años de Uribe, tanto así que el uribista Partido de la U ahora cuenta con una mayoría de seguidores entre los votantes colombianos, seguido por el Partido Verde de Antanas Mockus. Si lo que dicen las últimas encuestas, llega a ser ci
erto, los colombianos podrían acudir a otro "outsider" para guiarlos en los próximos cuatro años.
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