Guatemala: A buena hora…
El presidente Pérez ha solicitado al Congreso
posponer la discusión sobre sus cambios a la Constitución. Ahora le
entró el gusanito de la austeridad y cree que no es prudente gastarse,
en este momento, Q250 millones en una consulta popular… A buena hora le
entró la preocupación por el gasto público. Ojalá que así fuera de
consciente con el resto de los Q67 mil millones del presupuesto de
gastos de la nación. Nunca sabremos la verdadera razón de pedir la
postergación. Puede ser que, como es la versión oficial, el presidente
desea canalizar esos fondos
a la reconstrucción de las poblaciones afectadas por el
reciente terremoto. O puede ser por otras razones. El presidente dice
que sus reformas cuentan con suficiente apoyo. Es más, se da el lujo de
afirmar, al mejor estilo del CUC, Conic, etcétera, que puede acarrear
unos 40 a 50 mil manifestantes a su favor. Supongo que sin importar lo
que dicha manifestación cueste. Para eso también habría plata… En todo
caso, no me creo lo de la “austeridad”. Es difícil creer que el
presidente, con el presupuesto de gastos más alto en la historia de la
nación, haya cambiado de opinión por esa razón.
Para cualquier
ciudadano, Q250 millones es una cantidad inmensa. Sin embargo, para el
presidente representa apenas el 0.4% del presupuesto general de gastos
de la nación. Es más, ya que se da el lujo de proponer un déficit fiscal
de Q13 mil millones. Lo que se iba a gastar en su consulta no llega ni
al 2% del déficit. Si sus cambios a la Constitución fuesen tan
importantes, para beneficio de todos los guatemaltecos, nunca debería
solicitar su postergación. Al contrario, habría que aprobarlos lo antes
posible. ¿No se gasta ya cerca de millón y medio de quetzales al mes en
propaganda para promoverla?
Ojalá que las verdaderas razones de
la postergación sea que los “asesores” estén diciendo al presidente que
sus reformas son innecesarias y no cuentan con apoyo político ni
popular. En todo caso, lo que el presidente está haciendo es lo peor que
puede hacer: postergar la incertidumbre política que generan los
cambios a la Constitución. Aparentemente no se ha dado cuenta del daño
que le ha causado a la economía. En un país tan necesitado de certeza
jurídica, el presidente nos da incertidumbre jurídica: fiscal y
constitucional. Con todo y lo que este presidente criticó al anterior,
el Índice de Confianza en la Economía anda en niveles similares a los de
la desconfianza que generaba Álvaro Colom. ¿Cuál cambio?
Está
bueno que el presidente se preocupe por reconstruir lo que el terremoto
destruyó. Pero hay algo más importante que debe reconstruir: la
confianza de los ciudadanos en la capacidad de su gobierno de darnos un
ambiente de seguridad física y jurídica. Guatemala no necesita postergar
los cambios a la Constitución. Necesitamos que el presidente los
descarte y finalmente entienda que debe gastar su capital político en
reformas que, verdaderamente, den certidumbre y confianza. Ya perdimos
un año. Ojalá se dé cuenta, a tiempo, de que no aguantamos perder otro
más.
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