Reforma migratoria abre una puerta para salir de Cuba
Los cubanos hicieron cola el lunes en oficinas de
pasaportes, consulados y embajadas en el primer día de una reforma
migratoria que finalmente les promete permitirles viajar al extranjero
después de 54 años de odiadas restricciones.
En una señal del profundo
impacto de los cambios, la bloguera habanera Yoani Sánchez y el
disidente Guillermo Fariñas, a quienes se les había denegado el permiso
para viajar al exterior en más de 24 ocasiones, informaron de que las
autoridades les dijeron que se les permitiría viajar y regresar.
“Todavía
no lo creo”, Sánchez, quien estuvo en cola desde el domingo por la
noche en las afueras de la oficina de pasaportes de su vecindario,
escribió el lunes en un Tweet. Un empleado de la oficina le dijo que
podría tener un pasaporte nuevo en 15 días, agregó Sánchez, porque su
actual documento de viaje es válido, pero está lleno de visas expiradas
que nunca se le permitió usar. “Oscilo entre la esperanza y el
escepticismo”.
En Miami, Vivian Mannerud, agente de viajes de
Cuba, dijo que su Airline Brokers Co. recibió varias llamadas
telefónicas de algunos de los 70,000 balseros que dejaron ilegalmente la
isla y que no se les ha permitido regresar por La Habana bajo el
antiguo sistema de inmigración.
“Ellos pueden regresar ahora, con
los mismos requerimientos de los otros cubanos que regresan: un
pasaporte cubano válido y una visa”, destacó Mannerud, al referirse a
los permisos de reentrada emitidos por La Habana.
Las reformas,
cuyo punto más importante es que eliminan el requerimiento de permisos
de salida —los cubanos pueden ahora técnicamente viajar al exterior con
sólo un pasaporte y una visa del país de destino— ha sido una de las
medidas más populares tomadas por el gobernante Raúl Castro.
“Antes
era imposible viajar. Ahora, bueno, es caro y difícil, pero al menos es
posible y uno puede soñar”, dijo Olga, una investigadora universitaria
que pidió permanecer en el anonimato por miedo a represalias del
gobierno por hablar con un periodista de Miami.
Victoria Nuland,
portavoz del Departamento de Estado, dijo el lunes en una conferencia de
prensa que las reformas eran positivas, pero agregó que “Cuba se
mantiene como uno de los países más represivos del planeta”.
Cubanos
y extranjeros en La Habana dijeron que el primer impacto de las
reformas migratorias se sintió en las oficinas de pasaportes, donde
largas colas de personas esperaban para solicitar los nuevos documentos,
renovar los pasaportes existentes o simplemente hacer preguntas sobre
los requerimientos.
Un anuncio colocado en la oficina de
pasaportes que utilizó Sánchez alertaba de evitar “inconveniencias” a
los que aún requieren de un permiso para dejar el país u “otros que se
encuentran contemplados” en las nuevas regulaciones de inmigración,
quienes no deben simplemente dirigirse al aeropuerto. Las medidas dejan
en claro que el gobierno puede aún negar pasaportes a profesionales
“vitales” o casos de “seguridad nacional”.
Sánchez también informó
de que su lista de espera llegó en un momento a tener 70 personas y
destacó que incluía un sorprendente número de niños. Hasta el lunes, se
permitía usualmente viajar al extranjero a los menores sólo si sus
familias se iban de forma definitiva.
Las tiendas de fotos y
fotocopias estaban ocupadas con clientes que necesitaban fotos y copias
de documentos para solicitudes de pasaporte, de acuerdo con residentes
de La Habana, y se vieron colas el lunes temprano en las afueras de
algunas agencias de viaje y oficinas de aerolíneas mientras las personas
preguntaban sobre precios y rutas.
Pero informes iniciales de
las largas colas en las embajadas y consulados parecían exagerados. Sólo
las embajadas mexicana y rusa informaron de haber visto un aumento
significativo en las averiguaciones sobre visas al final de las horas de
oficina del lunes.
La misión diplomática de Estados Unidos en La
Habana no vio el lunes un aumento en su perenne larga cola de
solicitantes de visa, porque sólo los cubanos con citas consulares,
usualmente programadas con un año o más de adelanto, pueden entrar en el
complejo, de acuerdo con un diplomático extranjero.
Aunque no se
espera un éxodo masivo de cubanos, dijo el disidente habanero de los
derechos humanos Elizardo Sánchez, hay “varios millones de cubanos
soñando con salir del país, como si fuera una prisión”.
La
mayoría de los países requieren que los cubanos obtengan visas en La
Habana antes de viajar. Pero al menos 15, y quizás hasta 35, no
requieren nada o sólo “tarjetas de turista” que pueden comprarse a la
llegada a sus aeropuertos.
Fariñas, quien ganó el Premio Sájarov
de los derechos humanos otorgado por el Parlamento Europeo en el 2010,
dijo que un grupo de altos oficiales de la Seguridad del Estado se
presentaron el lunes en su casa en la ciudad central de Santa Clara para
informarle de que se le “permitiría salir y regresar”.
“Estos son
algunos de los mismos oficiales que nos reprimen casi diariamente, así
que sí, fue un poco sorprendente”, dijo Fariñas telefónicamente a El
Nuevo Herald. Agregó que se le ha negado el permiso de salida en cuatro
ocasiones, mientras que a Sánchez se le ha negado unas 20 veces desde el
2002.
Berta Soler, líder de las Damas de Blanco, dijo que no
había recibido una notificación similar, pero que le gustaría viajar a
Francia a recoger el Premio Sájarov que el grupo de mujeres disidentes
ganó en el 2005, pero nunca se les permitió recoger en persona.
Los permisos de salida se exigieron por primera vez el 9 de enero de
1959, cuando las guerrillas de Fidel Castro trataban de evitar el escape
de los partidarios del derrocado gobierno de Fulgencio Batista. Y
aunque los cubanos odian los permisos, un reciente informe del gobierno
alega que del 2000 al 2012, sólo se rechazaron un 0.6 por ciento de las
solicitudes.
El mismo informe del gobierno destacó que durante el
mismo período, 941,953 cubanos viajaron al exterior —un promedio de sólo
72,457 por año en una nación de 11.2 millones de habitantes— y que
“sólo” un 12.8 por ciento no regresó. Esas cifras no coinciden con los
informes del gobierno estadounidense de que unos 38,000 a 40,000 cubanos
llegaron anualmente a Estados Unidos durante la pasada década.
Granma,
el diario del Partido Comunista, destacó el lunes en un editorial que
las reformas estaban diseñadas para “asegurar que los movimientos
migratorios se llevan a cabo de una forma legal, ordenada y segura, así
como fortalecer las relaciones con los emigrantes”.
En contraste,
agregó, las políticas estadounidenses que favorecen a los migrantes
cubanos, como la Ley de Ajuste Cubano y la llamada política de “pies
secos, pies mojados”, están diseñadas “con fines de hostilidad,
subversión y desestabilización contra los intereses legítimos de nuestro
país”.
Los esfuerzos estadounidenses para “robar” cerebros
cubanos, como las consideraciones especiales de Estados Unidos para los
médicos cubanos que desertan cuando se encuentran en asignaciones
extranjeras, justifican la necesidad de restringir las salidas de
profesionales y otros con habilidades que son vitales para el país”,
agregó Granma.
“Un grupo minoritario
de personas estará sujeto a regulaciones especiales en sus salidas del
país, lo que no implica una prohibición, sino más bien que ellos tendrán
que recibir la aprobación apropiada”, agregó el diario.
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