Fútbol y civismo: una tarea pendiente
El pasado 9 de noviembre, la selección de fútbol de Panamá llegó para jugar un partido de fútbol que la selección de Guatemala debía ganar si quería clasificar al Mundial. Fue lamentable ver cómo fueron recibidos por algunos aficionados guatemaltecos: insultos, gritos, pancartas con las iniciales “HDP” y hasta un bloqueo del bus en el que los trasladaban al hotel por parte de unos encapuchados fueron la bienvenida a estos jugadores.
El partido se llevó a cabo el 13 de noviembre, con mucha más seguridad de la que se había esperado. El estadio fue el del Trébol, un pequeño recinto con un tercio de la capacidad del principal del país, el Estadio Nacional Doroteo Guamuch Flores. La razón es que este último no estaba listo, debido a trabajos de remodelación que han tenido importantes retrasos. No es de extrañar, ya que parece ser la norma y no la excepción que casi todas las obras estatales se atrasen por algún motivo.
Vuelvo a los insultos. Esto fue una verdadera vergüenza. No es con insultos que se le gana al contrincante en fútbol, sino con goles y buen juego. Y eso es lo que nos debería enorgullecer, no los insultos, que son lo más bajo que pudimos haber hecho ante nuestros hermanos panameños. Así no se llega al Mundial. Estuvimos a punto de lograrlo, pero no por ese comportamiento, sino por el buen fútbol que, hay que reconocer, ha mejorado. Hay talento, pero aún falta mucha coordinación y estrategia para ser consistentes y ganar los partidos de manera contundente.
No nos quedamos fuera del Mundial por el partido contra Panamá, sino por no haber podido ganarle a El Salvador ni a Surinam en el primer encuentro. Vimos que ayer la selección cerró su participación premundialista con una victoria local contra Surinam, jugando un mejor fútbol. Si algo hay en esta ocasión es mucho talento de jugadores jóvenes muy comprometidos. Al final, como mencionó un amigo conocedor de fútbol, hay que reconocer que “cuatro de los mejores cinco puestos fueron caribeños; Panamá fue el único país centroamericano dentro de estos cinco. Tres de estos cinco van directo al Mundial y los otros dos van a repechaje. Honduras, Nicaragua y Costa Rica solo se hicieron daño entre sí en beneficio de otros, al igual que El Salvador y Guatemala”.
La falta de respeto de algunos guatemaltecos opacó lo que debería ser una fiesta del fútbol, se gane o se pierda. Al fin y al cabo, es solo un juego que a todos nos gusta, pero hay que saber perder y reconocer cuándo otros tienen un mejor nivel que el nuestro. Los insultos son un reflejo de un país incivilizado y subdesarrollado. Nos guste o no, estas actuaciones denigrantes son parte de un sistema educativo obsoleto y decadente. Cuánta falta de respeto no vemos en todos lados: conductores insultando a otros, bloqueando las intersecciones en los semáforos en rojo, no dándole paso a los peatones o ciclistas, etc. Cuántas veces vemos con desagrado a quienes abusivamente se cuelan en las filas. La consigna parece ser que, si no te cuelas, no eres listo; si no te aprovechas, eres un tonto. Por esto es por lo que también tenemos instituciones débiles y mediocres, instituciones de justicia y de gobierno fracasadas, dirigidas por personas irresponsables y mediocres. Algunos dicen que es lo que tenemos porque somos así, pero eso es conformarse con lo malo y no querer mejorar. En la medida en que nos hagamos responsables de nuestros actos, seamos más respetuosos, puntuales y cumplamos con nuestras obligaciones sin culpar a los demás, estaremos caminando hacia una mejor sociedad, más civilizada y próspera.
El autor es empresario, catedrático universitario y director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).
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