La ingratitud de la izquierda uruguaya hacia los venezolanos

María Corina Machado fue galardonada este año con el Premio Nobel de la Paz. El Comité Noruego encargado de la selección expresó, que María Corina lo merece, porque “cumple con los tres criterios establecidos en el testamento de Alfred Nobel para la selección de un Premio Nobel de la Paz. Ha cohesionado a la oposición de su país, nunca ha flaqueado en su resistencia a la militarización de la sociedad venezolana y ha apoyado firmemente una transición pacífica a la democracia”.
Asimismo, porque “ha demostrado que las herramientas de la democracia también son herramientas de la paz. Ella encarna la esperanza de un futuro diferente, uno donde se protejan los derechos fundamentales de los ciudadanos y se escuche su voz”.
Los miembros del Comité recalcaron, que “como líder del movimiento por la democracia en Venezuela, Machado es uno de los ejemplos más extraordinarios de coraje civil en América Latina en los últimos tiempos”.
Para cualquier persona interesada en la realidad regional resulta incontrovertible, que lo expresado por los noruegos se ajusta con exactitud, a la trayectoria política de María Corina. Frente a su figura no cabe otra actitud que la de una profunda admiración. Desde ese punto de vista, no está de más recordar que María Corina no realiza su labor desde la comodidad de su hogar o un despacho oficial, sino que ha debido sacrificar mucho por su patriotismo bien entendido.
Es perseguida por la brutal tiranía chavista y corre riesgo su integridad física e incluso, su vida. Debido a esa realidad ha debido refugiarse en la clandestinidad, lo cual repercute en que está también sometida a una angustiante tensión anímica, ya que su situación actual la mantiene alejada de su familia y sus seres más queridos (muchos de ellos siendo torturados en las mazamorras del régimen).
Pero a pesar de ello, no ha bajado los brazos. Sigue luchando —sin más armas que su ejemplo y sus palabras — por lograr la liberación de Venezuela de las garras conjuntas de la Cuba imperialista y la dictadura chavista, liderada por Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y secuaces.
Kristian Berg Harpviken, secretario del Comité Nobel, fue el encargado de trasmitirle la noticia a María Corina, minutos antes de que el anuncio se hiciera público. La reacción espontánea de la galardonada y sus palabras, la pintan de cuerpo entero:
“Dios mío… No tengo palabras”. Para de inmediato agregar: “Este es el logro de un movimiento, de una sociedad. Ciertamente no merezco un premio así, pero lo recibo con humildad y agradecimiento en nombre del pueblo de Venezuela”.
Más tarde, ya repuesta de la sorpresa, María Corina emitió el siguiente comunicado:
“Este inmenso reconocimiento a la lucha de todos los venezolanos nos impulsa a concluir nuestra tarea: conquistar la libertad. Estamos a las puertas de la victoria y hoy más que nunca contamos con el presidente Trump, el pueblo de Estados Unidos, los pueblos de América Latina y las naciones democráticas del mundo como nuestros principales aliados para lograr la libertad y la democracia.”
Frente al escenario descripto, indigna la reacción de la izquierda uruguaya, comenzando por el propio presidente de la república, Yamandú Orsi. En una rueda de prensa se le consultó qué opinaba acerca de que el Comité Noruego le hubiera otorgado el Nobel de la Paz a María Corina Machado. Su respuesta fue que “no era ni bueno ni malo”. Orsi explicó que, en general, el tema de a quien le otorgan el nobel de la paz no es algo que le interese.
Sin embargo, parece que en esta ocasión sí tiene alguna posición tomada dado que expresó: “Vamo’ arriba. Reconozco el tema de la democracia, pero esperaba otra cosa”. Exhibiendo una total falta de empatía hacia el sufrimiento de los venezolanos de a pie, enfatizó que a pesar de que reconocía el trabajo que estaba realizando Machado a favor de la democracia, juzgaba que habría “sido una gran novedad, atendiendo a la realidad, que hubiese quedado desierto”. “Era una oportunidad maravillosa este año 2025 de que quedara desierto. Si hubiera un año en el que el Premio Nobel de la Paz debería haber quedado desierto, capaz que hubiera sido este”. Orsi lamentó que haya sido “Una oportunidad que perdimos”, fueron sus palabras textuales.
Como si sus expresiones no hubieran sido suficientemente infames, al ser consultado si creía que este galardón contribuiría a que en Venezuela se recuperara la democracia, Orsi respondió que “Ojalá que sí”. Pero de inmediato agregó con liviandad, volviendo a exhibir su total incomprensión acerca de porqué María Corina realmente era merecedora de haber sido seleccionada: “Y después me entero de que para los premios Nobel también hay apuestas, y ahí dije: Ta, cartón lleno, ¡por favor!”.
Además, al presidente del partido gobernante Frente Amplio, Fernando Pereira, le molestó la decisión del Comité Noruego. A través de declaraciones en radio y televisión afirmó, que es “muy discutible” que Machado sea merecedora del galardón que le otorgaron. Pereira aseveró que es “muy legítimo ser opositor a Maduro, pero sus discursos no eran constructores de paz”. Recalcó, que él cree en “otro modelo” de construcción de paz, que no son los que practican Machado ni la oposición venezolana. Pereira sostuvo que “Hay acciones de la oposición venezolana que no son pacíficas, no se mueven con acciones pacíficas. No es que a mí me parezca, sé que no lo hacen”.
En ancas de su posición es que Pereira considera que Machado no es “la persona más indicada” para merecer el Nobel de la Paz, porque “lideró parte de una oposición que de pacífica tuvo poco”. En consecuencia, opina que las autoridades de la Academia del Nobel “la pifiaron” (le erraron), al destacar a la opositora venezolana. A juzgar por el elocuente silencio de la izquierda uruguaya perteneciente al gobernante Frente Amplio, Pereira expresa en voz alta el sentir de la gran mayoría de sus camaradas.
Pereira finalizó su exposición afirmando con displicencia que, de cualquier modo, este tema “no es gravitante para el Uruguay”.
En esas últimas palabras se exhibe sin pudor, la ingratitud de la izquierda uruguaya hacia el pueblo venezolano. Recordamos que no hace tanto tiempo atrás, cuando la situación era la inversa y una dictadura militar perseguía, torturaba y hacía desparecer (exactamente igual que hace el chavismo actualmente) a los uruguayos de ideología izquierdista, Venezuela los acogió en su seno con generosidad. Y no solo eso, sino que fue una plataforma de repercusión y amplificación, donde se denunciaban los atropellos cometidos por el régimen militar uruguayo.
Por tanto, quizás no sea un tema relevante para los uruguayos en general, pero sí debería serlo para la izquierda nacional. ¿Por qué? Porque pensamos que no es exagerado considerar, que muchos de ellos le deben su supervivencia a la generosidad de los venezolanos.
Por otra parte, el éxodo de más de 9 millones de venezolanos desde 2013 (cifras del Observatorio de la Diáspora Venezolana), es la prueba más elocuente de la bestialidad del régimen chavista. Sin embargo, la izquierda uruguaya que hasta el día de hoy pretende “lucrar” con la cuestión de la dictadura militar uruguaya de hace unos 50 años atrás, se muestra incapaz de comprender la lucha actual y el dolor del pueblo venezolano, liderados en gran medida por María Corina. Lo cual plantea serias dudas acerca de su verdadero pensamiento acerca de las tiranías.
Además, esa ingratitud tiene una contracara: aumentan las suspicacias acerca de los “favores” que la izquierda uruguaya le debería al chavismo. Recordemos las valijas mandadas por Hugo Chávez y los “negocios” entablados entre partidos amigos latinoamericanos. No es ningún secreto que Chávez pretendía expandir su “Socialismo del siglo XXI” por toda la región, incluso en España, mediante su “petrochequera”.
Por tanto, daría la impresión de que existe también un componente más allá de lo ideológico, que ejercería presión para que la izquierda en general, y la uruguaya en particular, no sea promotora del regreso de la democracia en Venezuela. ¿Por qué? Porque cuando eso suceda, podría pasar que salieran a la luz pública ciertas cosas “non sanctas”, que podrían incluso involucrar a los personajes más impensados.
En conclusión, desde el punto de vista humano, la izquierda uruguaya exhibe una indignante ingratitud hacia el pueblo venezolano. Y simultáneamente, parecería que profesan gratitud hacia sus benefactores chavistas. Es decir, a los dictadores venezolanos y sus acólitos cubanos.
La autora es uruguaya. Es escritora, investigadora y columnista de temas internacionales en distintos medios de prensa. Especializada en filosofía, política y economía, es autora de varios libros y ha recibido menciones honoríficas.
- 23 de junio, 2013
- 25 de mayo, 2010
- 16 de octubre, 2023
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